Capítulo 19

1.1K 157 2
                                    

Jennie trató de controlar la situación con todo su ahínco. Pero era muy difícil hacerlo sin contar con la colaboración de Jisoo o incluso de Lalisa. Las dos parecían dispuestas a pasar las próximas horas en compañía de su madre y el novio de esta, por lo que acabó cediendo a los chantajes emocionales y a sus miradas de cordero degollado. Era un motín en toda regla.

«¿Qué te importa? Si nunca estás con tu madre. No te va a matar pasar unas horas con ella», opinó Jisoo mientras escupía una cáscara de mango.

Acababan de aparcar el coche y estaban dirigiéndose hacia el centro de Gwangalli para pasear un rato ese día. Jennie la miró de reojo con fastidio. No la iba a matar pasar unas horas con su madre, eso era cierto, pero acabaría sufriendo un ataque de ansiedad por culpa de la indeseada compañía. Miró por encima de su hombro y las vio hablando con entusiasmo. ¿Qué se estarían diciendo? Y peor aún: ¿Qué le estaría contando Lalisa?

Suni la había monopolizado por completo. Tenía a Lalisa enganchada del brazo. «Ustedes adelantense, quiero pasar un poco de tiempo con Lalisa, para conocernos», dijo su madre tan pronto se bajaron del coche. Jennie intentó oponerse, pero Jisoo tiró de ella y le sugirió que se relajara.

¿Pero cómo? La situación distaba mucho de ser relajante. Las calles estaban atestadas de gente, mareas enteras de personas; su madre estaba charlando con una mujer que decía ser una extraterrestre y a la cual consideraba su novia; no había podido sentarse a trabajar desde la hora del desayuno; Jisoo se empeñaba en considerarlo todo hilarante y, por si esto fuera poco, ahora Lalisa y Suni parecían estar intimando. ¿Qué tenía de relajante? La única buena noticia era que habían conseguido aparcar el coche casi a la primera y, eso, en días de Semana Santa, sí que era un milagro.

—Relájateee…

—No estoy haciendo nada, ¿estoy haciendo algo? —protestó Jennie.

Jisoo mordió la punta de otro mango y escupió otra cáscara.

—Estás mirándolas todo el rato. Déjalas. Lalisa sabe cómo comportarse. Ha cambiado mucho.

Era cierto que Lalisa ya no parecía la misma. Cada vez hacía menos alusiones a su supuesto origen extraterrestre y la notaba más adaptada, con menos rarezas, como si de veras se estuviera acostumbrando a la vida humana (supuso que esta era la palabra).

Pero nada de esto le aseguraba que la tarde fuera a transcurrir sin sorpresas de última hora. Cualquier detalle, por minimio que fuera, podía echar por la borda el impecable comportamiento de Lalisa. Bastaba un pequeño detonante para que todo saltara por los aires. ¿Qué haría su madre entonces? A lo mejor se reiría y pensaría que se trataba una broma. Suni podía ser así, despreocupada, muy al contrario de su padre, si bien ninguno de los dos tenía un pelo de tonto. Si Lalisa insistía en decirle que procedía de otro planeta, tarde o temprano acabaría preocupándose, ¿no? ¿Y luego qué?

Jennie casi pudo imaginar la conversación entre sus progenitores:

Dae-hyun, ¿no has notado nada raro en la nueva novia de Jennie?

—No, querida, ¿por qué? —Su padre siempre se dirigía a su madre como “querida”. Jennie a veces se preguntaba qué opinaba Malai acerca de esto. O incluso Tom, el buen Tom, aunque a ninguno de los dos parecía importarles.

—Bueno, es que la muchacha asegura que es de otro planeta.

—¿De otro planeta? ¿Qué planeta?

Su madre pondría los ojos en blanco en este momento.

—¿Qué importancia tiene eso, Dae?

De otro planeta  [Jenlisa] Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon