Capítulo 17

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—¡Por fin! Llevo horas llamándote. ¿Dónde carajos estás?

Jisoo.

Seguramente estaba cansada de dar vueltas por su casa y no tenía planes para esa noche.

Eran las seis de la tarde y Jennie y Lalisa seguían en la calle, sin intención de regresar pronto a casa.

—En uno de los puestos del río, tomándonos una copa.

—Pues ya podías haber avisado. Llevo horas esperándote como una boba.

—¿Esperando a qué?

—¡El viaje! Joder, no me digas que te has olvidado…

Jennie abrió los ojos con sorpresa.

El viaje… lo había olvidado por completo. Miró la pantalla de su móvil y vio diez llamadas perdidas de Jisoo. Había estado tan ensimismada en su conversación con Lalisa que ni siquiera había escuchado el móvil.

—No, por supuesto que no lo he olvidado —mintió—. Pero no sé si voy a poder ir al final, Chu. He tenido malas noticias en el trabajo. Tengo que trabajar.

—¿Un viernes por la tarde?

—No solo el viernes, toda la Semana Santa.

—Jennie, déjate de tonterías y ven a recogerme, que bastante trabajas ya.

—Lo digo en serio. Me han tirado por la borda la aplicación que entregué hoy.

—Bla, bla, bla. ¿Y qué? ¡Estás de vacaciones, por el amor de Dios! ¿Quién trabaja en vacaciones? Venga, dime a qué hora me recoges y nos vamos. Tengo la maleta hecha.

—Chu, estoy hablando en serio. No puedo ir.

—Pásame a Lisa.

—No.

—¿Cómo que no? Pásamela, quiero hablar con ella.

—Pero nos vamos ya, se hace tarde —le informó Jennie revisando la hora y sintiendo una punzada de culpabilidad.

El día estaba siendo estupendo en compañía de Lalisa pero cuanto más tiempo tardara en regresar, más tendría que trabajar al día siguiente.

—Vale, tú puedes hacer lo que quieras, pero si no vamos a ir de viaje, al menos podré divertirme yo un poco con ella.

¿Divertirse con Lalisa? ¿Dónde? ¿Haciendo qué?

—Lalisa se viene a casa conmigo —replicó entonces intentando que su voz sonara firme. Ella no era de su propiedad, y sin embargo, a veces se sentía responsable de su bienestar. Las locuras de su amiga seguían provocándole escalofríos.

—Eso debería decidirlo ella, ¿no crees? Pásamela.

—Sí, tienes razón, no trato de imponerle nada, pero no seas pesada.

—Vale, pues déjalo. Si no me la quieres pasar, ya la llamo yo.

Al cabo de unos segundos, para enfado de Jennie, el teléfono de Lalisa empezó a sonar. Quiso decirle que no contestara, persuadirla para que rechazara los planes probablemente locos o descabellados de su amiga. Pero no le dio tiempo; Lalisa ya estaba respondiendo la llamada.

—Claro, ¡suena maravilloso! Por supuesto, quedamos. Si quieres recógeme en casa. Vale, hasta luego, entonces. —Colgó el teléfono y la miró—. Era Jisoo, dice que tú te tienes que ir a trabajar, pero que seguimos de paseo nosotras.

Jennie se mordió el labio con nerviosismo.

—¿Y te apetece? —le preguntó esperando obtener solo una respuesta por su parte. Sin embargo, no fue la deseada:

De otro planeta  [Jenlisa] Where stories live. Discover now