08 | Una noche horrible.

150 6 0
                                    

ROMA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ROMA.

  Últimamente, me estaba dejando convencer para hacer muchos planes. Mis padres se habían marchado para pasar el fin de semana fuera, así que a pesar de tener la casa sola para poder concentrarme mejor estudiando,  habíamos salido a la discoteca The Cave, que se encontraba en Chapel Hill. No solía estar muy concurrida, pero esta noche apenas podías mover tu cuerpo en la pista. 

Estaba más contenta de lo habitual. Tal vez se debiera a la cantidad de alcohol que corría por mis venas, pero hacía mucho tiempo que no sentía La Paz que estaba sintiendo en aquel instante.

— Ese vestido te queda de lujo — me piropeó Caleb apareciendo con otra copa para mí en la mano — ¡Por nosotros! — chocamos nuestros vasos para después dar un largo trago.

Comenzamos a bailar e intenté localizar una cabellera morena en cada uno de los rincones, pero no había ni rastro de Axel. Aquella misma mañana, cuando Liam vino a mi casa para comprar las entradas de Black Veil Brides, me dijo que se pasaría un rato por la discoteca. Por eso, supuse que Axel lo acompañaría. Y no quería sonar hipócrita, pero me había arreglado más de lo que solía hacerlo para que me mirase.  

— ¡Deja de buscarle! Ya vendrá si le apetece — me gritó mi amigo por encima de la música. 

A los pocos minutos aparecieron Maddie y Stella con un grupo de chicos bastante guapos, pero sin duda el que respondía a nombre de Gael, llamó mi atención. Su melena pelirroja contrastaba con la palidez de su piel y sus ojos verdes. 

Estuvimos hablando durante bastante tiempo hasta que el ambiente entre nosotros empezó a cambiar. El alcohol estaba volviendo a Gael cada vez más cariñoso y yo cada vez tenía más ganas de probar el sabor de sus labios.

Una de sus manos estaba posada en mi cadera, mientras que con la otra acarició mi pómulo. Me le quedé mirando unos segundos hasta que se acercó para devorar mi boca. Su intensidad estaba despertando algo dentro de mi cuerpo que me impedía soltarle. 

— ¿Por qué no vamos a mi reservado para estar más cómodos? — tomé su mano para dejar que me guiara hasta allí. 

Nos sentamos en los cómodos sofás que se encontraban en su reservado y la vergüenza me invadió al notar las miradas de algunos de sus amigos sobre nosotros. 

— ¿Dónde lo habíamos dejado? 

Tomó el control de mi boca nuevamente. Yo pasé mis manos alrededor de su cuello, mientras que él se dedicó a recorrer mi cuerpo hasta detenerse en mi trasero, donde me dio un ligero apretón. 

Continué con el juego de nuestras lenguas hasta que una de sus manos se coló por la tela de mi vestido. Le tomé del brazo para detenerle porque no quería que sobrepasara mis límites. Pareció que lo había entendido y optó por dejar pequeñas mordidas por todo mi cuello, provocando que mi piel se erizara. 

ALMA INFERNALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora