04 | Traición.

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ROMA

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ROMA.

  No me topé con Axel hasta quince días después de aquel altercado. Él se encontraba perfectamente, según lo que Liam me decía, pero al verle entrar en el pub en el que estaba junto a mis amigos, me di cuenta de que las magulladuras aun seguían por su rostro. 

Se colocó a mi lado en la barra, llegando a rozar su brazo con el mío, pero ni siquiera se dignó a dirigirme una mirada. Aún así, tuve que cerrar los ojos por el dulce aroma de su perfume. 

— Córtate un poco, que le vas a gastar de tanto mirarle — me susurró Stella al oído. 

Tomé mi copa para regresar junto a mi amiga a la zona en la que se encontraban los demás. 

A pesar de que no tenía muchos ánimos de salir de fiesta, Maddie y Stella, habían organizado una quedada con sus compañeros de facultad, por lo que nos habían invitado a Caleb y a mí. 

— ¿Te apetece que nos unamos a mi hermano un rato? — me preguntó Caleb, gritando por encima de la música para que pudiera escucharle. 

— No empieces — le advertí porque conocía sus intenciones. 

— Podrías preguntarle al menos cómo se encuentra después de que casi le mandaran para el otro barrio — de tan solo pensar en dirigirle la palabra, se me revolvía el estómago. 

Intenté alejar mi mente de todo lo que tuviera que ver con él, por lo que empecé a bailar con un chico que resultaba bastante atractivo. Le conocía por haberme cruzado con él alguna que otra vez en la facultad y porque solía compartir algunas clases con mis amigas. 

El momento incómodo vino cuando intentó besarme y yo me aparté. Era agradable, pero mis intenciones no iban por ese camino esta noche.  

— Acabas de romper mi corazón — sonreí. 

— Probablemente en esta discoteca haya alguna chica que te lo recomponga. 

— Dudo mucho que pueda encontrar a alguien que te supere — se hizo a un lado para hablar con sus amigos.

Muchos lo llaman intuición, pero empecé a sentir una mirada sobre mí. Me giré para encontrarme con los dos ojos azules que mojaban mis bragas. Aquello me resultó extraño, pero fue más raro ver cómo Stella se encontraba sentada a su lado, diciéndole algo. 

De pronto, ella señaló hacia donde me encontraba. Vi a Axel reírse y empecé a sentirme extraña. ¿Estaban hablando sobre mí? ¿Por qué lo hacían?

Decidí ir en busca de Caleb para que me diera apoyo psicológico. Tenía un grave problema sobre lo que puedan pensar las personas de mí y un gran miedo a que se rían de mí. Es algo en lo que llevo trabajando por años, pero que aun no he logrado superar. 

— Mira disimuladamente — le digo mientras le agarro del brazo — ¿Por qué está Stella en el reservado de Axel? 

Mi amigo, para nada cuidadoso, giró su cabeza como si fuera la niña del exorcista. 

ALMA INFERNALWhere stories live. Discover now