dieciséis

1K 120 33
                                    

Maia Tozier.

Después de mi discusión con honey pude ver de reojo a Leah mirar en mi dirección con una expresión neutra, como si supiera que iba a pasar eso pero no habría hecho nada para impedirlo, y era mejor, sabía que si se metía iba a reaccionar mal, no estaba en mi completo sentido como para tratarla bien a pesar de que no merecía que le diga algo malo. Aún así, tenerla ahí de espectadora, como si fuera un maldito show estar viéndome sufrir en el suelo, llorando y casi desgarrando mi propia piel con mis uñas por la desesperación de que YoonGi se había ido, dejándome ahí sola, comenzaba a hartarme. Quería matarla, necesitaba asesinarla.

Pero cuando estaba por levantarme la vi pasar por mi costado, utilizando esos tenis de marca conocida, que seguramente salían lo demasiado costosos como para que ella se los hubiera podido pagar por su propia cuenta, JungKook la mantenía, eso es obvio, no me interesaba, y ahora tampoco me importaba saber que estaban a tan poco tiempo de su boda. Sentí envidia, ¿por qué diablos ella estaba teniendo su asqueroso cuento de hadas y yo no? La idea de que YoonGi nunca me iba a pedir matrimonio, darme regalos, o mirarme de la forma en la que JungKook mira a Leah me ponía loca, necesitaba su amor, aunque sea algo mínimo, pero él se había marchado, no le importaba una mierda. Estaba a punto de levantarme para tirarle el cabello hasta arrancárselo, y fue para peor cuando la vi subir por las mismas escaleras en las que se fue mi amado, la idea de que iba a coquetear con él después de ver nuestra discusión hizo que me rasguñara la piel de mi rostro, hasta sentir la sangre en la yema de mis dedos y un increíble ardor en la zona afectada, pero nada de eso dolía más que imaginarme a YoonGi y a Leah teniendo sexo, amándose, siendo amantes que se amaban con locura mientras yo sufría.

⎯ Maldita puta.⎯ murmuré mirando en la dirección que desapareció. Pensé que estaba sola, pero sentí una mano en mi espalda. Asustada me dí vuelta encontrando a JiMin, otro con quien tenía una seria discusión.⎯ Ah, eres tú.⎯ dije desinteresada, no quería verlo a ése maldito traidor, era otro a quien quería asesinar, pero teniendo en cuenta que era amigo de YoonGi no podía ponerle una mano encima.

⎯ Maia, ven que tenemos que hablar de algo.⎯ comunicó y me ayudó a levantarme, o mejor dicho tomó de mi brazo y me levantó de un tirón, sin importarle que yo esté negandome a ir con él.

Comenzó a caminar hacia quién sabe dónde mientras yo intentaba poner resistencia, pensé que podría zafarme ya que no parece ser alguien fuerte, pero me equivoqué, tenía fuerza y bastante. Cuando quise gritar él colocó una mano sobre mi boca, impidiéndolo, y por un segundo creí que iba a acabar muerta, que él era igual que nosotros, y solo de esa forma podía caerme un poco mejor. Aunque, bueno, si me asesinaba no iba a poder caerme bien, iba a venir a buscarlo en mi forma fantasmal, hacerlo sufrir de la peor manera. Me siguió arrastrando hasta que llegamos a una habitación, no sabía de quién era ya que no tenía referencia a ninguno de los que estaban viviendo aquí. Era espaciosa, con una cama en el medio y una mesita de luz a cada costado de la misma, no había más que eso.

⎯ ¿Qué mierda quieres, eh?⎯ cuestioné furiosa. Suficiente tenía con lo que me había dicho YoonGi, lo irrespetuoso que fue mi hermano y la zorra de Leah que va detrás de mi hombre.⎯ Me arrastras aquí creyendote la gran cosa pero eres una mierda.⎯ escupí mientras él me miraba neutro. Posiblemente analizaba mi rostro lastimado, lo loca que debía verme, pero no era así, había discutido con el amor de mi vida, nadie podía culparme por sentirme como una mierda.

¿Y si realmente la culpa era mía y YoonGi era inocente?

Seguí mirando a JiMin, quien había cruzado los brazos y me veía sin expresión alguna, simplemente estaba ahí, viéndome, juzgándome en su cabeza, pensando que perdí la cabeza. Me enamoré, no más que eso, no estoy loca, no perdí la puta cabeza, nada más encontré a alguien a quien amar. Por alguna razón, por mi cabeza pasó el recuerdo del día que nos conocimos. Recuerdo que era dulce, tierno y amigable, nada comparado con el adulto que tengo ahora frente a mí, mirándome de brazos cruzados y con desaprobación, como el profesor que esperaba más de ti pero lo terminabas decepcionando, o él mismo que te miraba mal por haber desaprobado un solo examen cuando los otros estaban impecables. Un error no arruinaba a nadie, pero parecía que ante la perspectiva de JiMin sí era así.

Psycho| myg.✓Where stories live. Discover now