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El sonido de la lluvia.
Un sonido bastante tranquilizador comenzó a sonar por todo el edificio, el sonido que hacía las gotas de lluvia al chocar contra los vidrios y techos de las casas y edificios. Las nubes grisáceas cubrían el cielo, detrás de ellas se observaban pequeños relámpagos iluminando de vez en cuando el cielo oscuro.
Sería difícil volver a casa con aquella lluvia, mucho más cuando nadie esperaba la terrible agua cayendo sobre ellos, sus paraguas se encontraban cómodamente en sus hogares mientras que ellos tenían que correr bajo la lluvia para llegar a casa.
Los alumnos del instituto viajaban por los pasillos en busca de sus pertenencias, todos los estudiantes que estuvieron en su club ahora tenían que ir hasta sus casilleros por sus cosas mientras que todos los demás ya estaban caminando -en muchos casos corriendo- hasta su dulce y cálido hogar.
Desde ese día, los alumnos cargarían el paraguas hasta cuando estuviera despejado, por si las dudas.
Había pocos estudiantes aún en la escuela, la gran mayoría ya se había ido así que los pasillos ya estaban casi vacíos en su totalidad. Sus pasos calmados resonaban en el poco silencio que había en el lugar, no había prisa en su caminar, su club ya la había dejado agotada cómo para caminar rápido a su casillero.
Al final, su casillero seguiría allí para cuando ella llegará, no podía irse o moverse de lugar ¿Porque la prisa en ese entonces?
Su mano recorrió las bolsas de su suéter al igual que las de su pantalón, buscando las pequeñas llaves que le abrirían paso por el casillero. Inserto la llave en su sitio y la giro, su casillero se abrió despues del peculiar sonido que emitía al ser abierto.
Sus orbes ___ se percataron rápidamente de que algo estaba fuera de lugar, en el pequeño espacio sólo había libros que en su totalidad tenían colores opacos, pero entre todos sus libros y cuadernos sin color se encontraba una pequeña hoja. Lo noto enseguida por su llamativo color rosado. Una de sus cejas se elevó al ver aquel trozo de papel, no recordaba haberlo puesto allí o siquiera tener algo tan llamativa mente colorido en su casillero.
Era simple su decoración, en la puerta del mismo se encontraba el horario escolar en una hoja blanca, simple. Lo único que rellenaba el espacio era los libros y cuadernos, no más, no había mucho espacio cómo para meter otra cosas. Dado a las pocas cosas en su interior era claro que algo tan bonito y colorido se haría relucir.
Tomó la hoja rosada entre sus manos para ver el contenido, estaba doblada pero sólo a la mitad, algo simple. Al abrirla lo primero que notó fue una gran ortografía y caligrafía, quién sea que la haya dejado, ya tenía a la estudiante entre sus manos con tan sólo su escritura.
