GOLDENBOY ━━ Stephen Curry

24. LA RAZÓN

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      ❛❛「MALDITA SUERTE」 ❜❜

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📍Mónaco, Francia.
🗓️  21 de abril del 2021

Amigos, la vida es una completa mierda, al menos la mía lo es.

Desde aquel día que decidí borrar de mi mente, bloquee a Stephen de todos lados, luego me arrepentí porque podría tener una explicación lógica, sin embargo, cuándo intentaba desbloquearlo de Instagram mi celular cayó a la piscina y mi enojo por eso acaparó toda mi atención.

¡Mi celular ya no tenía vida! ¡Maldita Suerte!

La mala noticia es la pérdida de mis contactos, pero la buena es la recuperación de mis fotografías. De eso pasaron cinco días, y hoy me encuentro en Mónaco con Chris, Sebastian y Morgan.

— ¿Qué harás para tu cumpleaños, Chris? — Pregunto sin soltar la mano de Stan.

— Tal vez alcoholizarme, lo normal. — Levanta los hombros y se gana un golpe de su esposa. — O solamente tomar té con Morgan y ver películas ochenteras.

— Buena respuesta, bebé. — Morgan lo besa y se olvidan que nosotros estábamos a su lado.

— Que empalagosos, por favor. — Seb gruñe. — Vamonos Beck, dejemos que sigan en su burbuja de dulce. — Me jala y caminamos rumbo al muelle.

— Hemos pasado más tiempo en Europa que en nuestra casa. — Digo recordando el poco tiempo que estamos con Hades.

— ¿No te gusta? — Suena confundido. Los rayos del sol aclaran su cabello y sus ojos resaltan con la camiseta que tiene.

— Me gusta estar viajando, lo haría todo el tiempo si no tuviera una casa que cuidar y un hijo que depende de mi. — Hago referencia a mi perro.

— Podemos traer a Hades, no le veo problema. — Saca su celular y busca algo.

— Para la próxima. — Sonrío viendo el sol ocultarse mientras él se pone detrás mío abrazándome.

Hungry Eyes comienza a sonar y enseguida niego divertida.

— ¿Tenías que hacerlo?

— Es de mis favoritas, no podía dejar pasar la oportunidad. — Con tono comienza a cantarla sin soltarme. Me pierdo en la vista y siento que algo me falta, pero no logro entender el porque de ese sentimiento.

[...]

Stephen.

Beckham me tenía bloqueado de Instagram, su celular no sonaba y no le llegaban los mensajes.

¿Por qué el universo se aferraba a no dejarme tenerla?

— ¡Joder! — Exclamo frustrado por no tener respuesta. Una semana había pasado, una semana desde que Sydel me llamó diciendo que Canon tenía fiebre alta y no paraba de llorar. Por lo mismo no dude en marcharme, ni siquiera pude mandarle un mensaje porque la pila del celular se terminó, y al llegar lo único que quería era ver a mi hijo.

— ¿Qué tienes? ¿La vida te odia?, lo sé. — Klay palmea mi hombro. Estábamos en su departamento porque no teníamos nada mejor que hacer.

— Cállate Klay, no ayudas. — Bufo molesto. — Enséñame la foto que subió Beckham.

Saca su celular y veo que sigue en Mónaco junto a los Evans, y Sebastian. Llevaban varios días ahí, y lo primero que hice al saberlo fue querer ir tras ella, pero no era una opción viable sabiendo que estaba con él y ella no me quería ver ni en pintura.

— Que masoquista me saliste, Steph.

— No lo soy, solamente no me entra en la cabeza cómo puede estar seguir con él.

– Es un tipo agradable. — El oportuno Juan entra a escena comiendo de la bolsa de doritos.

— Aquí todos somos team steham, ¿okey? — Klay le lanza una mirada con los ojos entre cerrados.

— Bueno, yo sólo decía...

— Puede ser agradable, buena persona, una compañía inigualable, pero aquí todos estamos de lado de Stephen. — Klay mueve las manos robando una papa de la bolsa roja.

— Klay, no ayudas. — Me dejo caer en el sillón. — Solo no lo mencionen y esperemos que ella regrese para aclarar las cosas.

Los dos asienten y repiten mi acción. Toscano prende el televisor y una noticia de ellos es lo primero que sale. Bendita suerte la mía.

— Ups. — Juan la vuelve a apagar.

— ¿Seguro que volverá? — La pregunta de Klay me hace verlo de manera burlona.

— ¿A dónde más iría?

— No lo sé, con eso que se la pasan viajando, es impredecible.

De cierta manera tenía razón. Últimamente se la pasaban juntos: Londres, Grecia y ahora Mónaco. A todos lados, juntos.

— Volverá, adora su casa. — Recuerdo las palabras que usó la primera vez que fui. Una sonrisa aparece en mi rostro por inercia.

— Entonces solo nos queda esperar. — Juan nos mira sin decir nada. Klay se recarga en el sofá de mi derecha y prende la bocina.

Esperar nunca había sido mi fuerte, pero por Beckham lo haría. Todo lo que vale la pena siempre tarda en llegar, y ella no era la excepción.