Sinceridad.

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La mañana del 1 de diciembre había empezado a nevar cuando RenJun se despertó, levantándose de la cama como si fuera el Día de Navidad. Estaba a punto de tachar otra cosa de su lista de cosas por hacer: decorar el árbol, algo en lo que no se había molestado desde el invierno anterior a la muerte de DeJun. Poner juntos el árbol era una de sus tradiciones favoritas- aunque nunca pudieron permitirse comprar uno de verdad- completándolo con las luces, decidiendo dónde deberían ir los ornamentos, discutiendo acerca de quién debía de poner la estrella en lo alto y pasando Nochebuena bajo su brillo, viendo los especiales de Navidad que ponían por la tele y cantando villancicos hasta las dos de la mañana.

La nueva televisión que se habían comprado el Viernes Negro estaba llamando su atención y su pantalla de cincuenta pulgadas lo hipnotizó, derritiéndose con los canales en HD. Cuando la habían comprado el día después de Acción de Gracias, decidieron probarla instalando El Señor de los Anillos en blu-ray, ambos acabaron con increíbles dolores de cabeza. Sin embargo, eso no impidió que pasaran el resto del día viendo la trilogía entera, a pesar de estar muertos de cansancio. Entonces, el rubio se arrojó sobre el sofá, tanteándolo hasta encontrar el mando a distancia y encenderla.

¿Sólo eran las siete de la mañana? No se había dado cuenta al despertarse y, al parecer, su cuerpo tampoco, a juzgar por lo despejado y activo que se encontraba. Al menos, las noticias le harían compañía; la previsión del tiempo anunció nevadas durante todo el día y temperaturas no superiores a bajo cero. RenJun lo habría escuchado sin problemas, pero estaba demasiado ocupado fijándose en cada arruga, poro y mechón de pelo de los presentadores.

Entonces, decidió darse una ducha, pero tuvo la tentación de correr hacia la habitación de JaeMin y saltar en su cama, hasta que lo despertase o él acabase dándole una patada. Dependería de su humor. El calentador del agua estaba encendido y RenJun decidió ponerse los mismos shorts y camiseta que había llevado al llegar por primera vez al apartamento. No pensaba salir hasta mucho más tarde, pues había conseguido, tras mucho esfuerzo e incluso negarse a comer si no aceptaba, convencer a JaeMin para que fuese a patinar con todos los demás a la pista de hielo de Karakura. RenJun se sonrió a sí mismo mientras se metía bajo el chorro de agua caliente, imaginándose a JaeMin intentando patinar, tropezándose y usando sus brazos para equilibrarse. Pero, un momento: ¿y si había mentido sobre su incapacidad y en realidad era un profesional? Supuso que tendría que averiguarlo esa noche.

Al salir del baño, el rubio se dirigió a la cocina, dispuesto a llenar su estómago. Preso del espíritu navideño, le había robado el ordenador a JaeMin para buscar la receta del chocolate caliente. Tendría que investigar en Internet, pues DongHyuck sabía cómo hacerlo, pero había jurado que se llevaría la receta a la tumba… a no ser que RenJun se presentase en su casa vestido de Mamá Noel, con botas hasta la rodilla, un liguero rojo y blanco y un saco lleno de golosinas, pero él se había negado.

Mientras preparaba la bebida, escuchó algo de ruido y se giró justo para ver a JaeMin de espaldas, metiéndose en el baño. Siempre era increíble ver la transformación: el JaeMin pre-ducha era un hombre legañoso y semidormido, incapaz de decir otra cosa que no fuera un gruñido, mientras que el JaeMin post-ducha era un músico profesional con una dicción muy sofisticada. La diferencia era tan drástica que RenJun se preguntó cómo estaría cuando bebiera. Tal vez el alcohol aclarara su estreñimiento emocional y se convirtiera en un llorón, después de dos o tres cervezas, y llorara por todo: perros muertos, el hecho de no haberse disculpado con su padre al tener la oportunidad, la homofobia, el porcentaje de grasas saturadas de sus chocolatinas favoritas, que el Gobierno le hubiese mentido acerca del calentamiento global…

≡ ꒰ 𝐌𝐔𝐒𝐄 ꒱⠀━━» 𝗿𝗲𝗻𝗆𝗂𝗇ꜜꜜWhere stories live. Discover now