ᴇʟ ᴍᴀɴɢᴀ

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Me encontraba en la sección de mangas shōjo. Buscaba uno en concreto, Namaikizakari. Me lo había recomendado una amiga y lo buscaba desde hacía ya dos semanas. En ninguna de las tiendas a las que iba lo encontraba y aún así seguía buscando. Mi vista vagó por los estantes hasta que lo encontré. Había un chico rubio más cerca del manga de lo que me gustaría así que me acerqué lo más rápido posible.

Justo cuando estuve en frente, el chico lo cogió. Lo observe alejarse con el manga en mano y yo solo podía pensar en abalanzarme sobre el y arrebatarle el manga de esas manos del diablo. Si no reaccionaba pronto me habría pasado dos semanas de mi vida buscando el manga en vano porque cuando al fin estaba en frente de mi me lo quitaban. Pareceré dramática, si, lo admito, soy una dramática, pero estaba al borde de las lágrimas y cuando ya estaba en ese punto no se me ocurrió nada mejor que seguir al chico por la tienda. Ya se había desplazado a la sección de mangas shōnen y para que no pareciera raro me puse a ver unos mangas de boku no hero. Después de un rato sentí su mirada clavada en mi nuca así que decidí dejar de espiar y hablarle.

—Oye...— dije girándome hacia donde estaba el para contemplarlo. Cuando lo miré directamente a la cara se me hizo familiar, como si lo hubiera visto antes.— Te has llevado un manga que llevo buscando semanas, ¿Serías tan amable de dármelo?— le dije sonriente.

El miró entre los mangas que llevaba y pude distinguir unos cuantos que me gustaban y que yo ya tenía así que sonreí, está bien encontrar a alguien con los mismos gustos que tu.

—¿Hablas de este?— dijo enseñándome el manga que buscaba. Asentí y extendí la mano sonriendo.— Yo también lo llevo buscando semanas.— deje de sonreír e hice una mueca.

—Pero es un shōjo.— le dije tratando de convencerlo. El se sonrojó a más no poder y apartó la mirada.

—E-es p-para mi p-prima.— tartamudeó. Yo reí un poco y volví a extender la mano.

—Si, ya.— cuando vi que aún no me tendía el manga bufé.— Por favor.— deje de extender la mano y junte mis manos en forma de suplica para que me diera el manga. El negó con la cabeza aún totalmente sonrojado porque mencioné lo del manga shōjo. Suspiré y pensé en algo.—¿Cómo te llamas?— el frunció el ceño ante esa pregunta.

—Chifuyu, Chifuyu Matsuno. ¿Y tu?— dijo aún algo confundido por la pregunta repentina.

—Yo me llamo Shoko Nakamura.— dije sonriendo.— ¿Qué te parece si hacemos un trato?— el asintió indicando que me escuchaba.  — He visto que entre tus mangas tienes One Piece, Kimi ni Todoke y Death Note.

—Si...

—¿Qué te parece si hacemos una cosa?

—Te escucho.

—Yo tengo todos esos mangas en mi colección, puedo prestártelos sin necesidad de que los compres. Incluso puedo regalarte algunos que no me gustaron.— intenté convencerlo.— Y... a cambio... tu me prestas el manga Namaikizakari.

—Pero..— lo interrumpí poniendo mi dedo índice sobre sus labios.

—Ya se que no es para tu prima, tranquilo, yo no juzgo.— dije alzando mis manos. Le extendí mi mano para estrecharla, el se lo pensó un momento y finalmente me estrechó la mano. Sonreí ampliamente y sacudí nuestras manos de arriba a abajo bruscamente.— No te arrepentirás— le dije entusiasmada.— Dame tu móvil para marcarte mi número, así quedaremos para intercambiar mangas.— el buscó su móvil en su bolsillo y me lo tendió.— No deberías confiarte tanto, tal vez salgo corriendo con tu móvil en mano.— le dije de broma. El río nervioso y habló.

—¿No lo harás, verdad?— eché a reír mientras le anotaba mi número.

—No...— le extendí el móvil y cuando estaba a punto de cogerlo se lo quité.— O tal vez si...— se lo volví a extender.—Es broma, vayamos a dejar los mangas que te he dicho.—el sonrió y empezó a caminar por la tienda dejando en su estante correspondiente los mangas que no necesitaba comprar, yo lo seguía por detrás mientras observaba los estantes de alrededor. Cuando acabó se giró hacia mi y me contempló.

—Ya está.—habló.

— Bien, vamos a pagar.—caminé hasta la caja con Chifuyu  caminando detrás de mi. El pagó y salimos de  la tienda. Cuando estuvimos fuera nos paramos a hablar un momento.—Te escribiré luego para decirte que día puedo venir a prestarte los mangas, ese día trae tu también  el manga que te he pedido, ¿vale?

—Vale.—le sonreí y le di un golpecito en el hombro.

— Nos vemos.—dije mientras me alejaba y sacudía mi mano en forma de despedida. Pude ver como el se quedaba paralizado ahí en frente de la tienda con  el manga en mano. Cuando lo perdí de vista miré al frente, la verdad es que ya estaba bastante cerca de mi casa .

Caminé un rato más hasta que llegué al frente de mi casa, saqué las llaves que llevaba en mi bolso y abrí la puerta quitándome los zapatos en la entrada. Me encontré a mi madre sentada en el sofá leyendo un libro y la saludé.

—Hola.—le dije sonriendo .

—Hola, ¿hoy no has comprado mangas?—preguntó extrañada al ver que no llevaba las  manos llenas de mangas como solía tenerlas cada vez que iba a una tienda.

—Mejor, he encontrado Namaikizakari.—contesté felizmente.

—¿Y dónde está?

—Es una larga historia, bueno me voy a mi cuarto, adiós.—le dije mientras subía las escaleras hacia mi cuarto, escuché un sonido de confusión salir de la boca de mi madre.

Entré a mi cuarto y me encontré a mi hermana mayor, alias la plasta, en mi cama.

—Fuera de aquí, rata.—le dije tirándole un cojín que recogí del suelo en la cara.

—Hoy estás de buen humor, sueles llamarme cosas peores.—dijo levantándose.—¿Mi hermanita ha conseguido novio y va a dejar de ser una amargada?—me estrujó los mofletes y le aparté la mano bruscamente.

—Muy graciosa, ahora fuera.—ella alzó las manos en son de paz y se salió de la habitación. Me tiré en la cama y cogí el teléfono para llamar a Mika. Cuando me lo cogió le di la gran noticia, había conseguido el manga.

—¿¡Enserio!?

–Siii, el manga no es mío por completo pero al menos volveré a ver al chico guapo.

—Algún día de estos me lo presentas..

—¡Ja! Ni muerta, tu ya tienes suficientes por detrás, bueno te cuelgo.

—Eso no es verdad, bueno, adiós.

—Adiós.

Le colgué y enterré la cara en mi almohada para silenciar el grito que salió de mi boca. Cuando alcé la cabeza pude ver a mi hermana pequeña en la puerta mirándome extrañada.

—La comida está lista.—dijo.

—Si, ya lo sé, ahora bajo.

Me reuní en la mesa del comedor donde ya estaban sentadas mis hermanas y mi madre. Comimos mientras hablábamos de asuntos triviales y cuando acabamos ayudamos a limpiar los platos y recoger  la mesa todas juntas. Al acabar subí a mi habitación para llamar a Chifuyu. Después de un rato me cogió el teléfono.

—Hola.—hablé. Al otro lado del teléfono se escuchaban motos y voces de chicos .

—Hola.—respondió. Me pareció raro que a esas horas de la noche estuviera en la calle rodeado de otros chicos, pues ya eran las diez de la noche. "¿Con quien hablas Fuyu? ¿Es tu novia?"  Le dijo un chico con voz grave a Chifuyu, obviamente pude escucharlo he hice una mueca ante eso. "Cierra la maldita boca, Baji"

—Veo que estás ocupado, mejor te llamo luego.—después de eso le colgué.

¿Con que clase de gente se juntaba a estas horas? Encima habían motos, debía de ser algo peligroso. Le di vueltas y se me ocurrió una posibilidad, ¿y si estaba en una pandilla? Le di más vueltas y luego pensé que era imposible, un tipo que leía mangas shōjo y shounen no podía juntarse con pandilleros así que probablemente lo tenían como esclavo y abusaban de el. Pero parecía tener confianza con el chico al que le había mandado a callar. Dejé de darle vueltas y decidí escribirle en vez de tener que volver a llamarlo.

"El jueves de la semana que viene a las seis de la tarde, en la misma tienda de hoy trae el manga y yo traeré los míos. ¡Nos vemos!"

Decidí dejarle ese mensaje e irme a dormir, mañana sería  un nuevo día y tenía que ir a la escuela.

||readers; chifuyu matsunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora