—Y no hay cambios. El concejo ya sabe que deben ir dando el nombre de sus sustitutos—como cada que entra un rey.

—Padre, sabes que Natasha y yo no hemos…

—Artículo siete punto ocho.

—El rey tiene la opción de dejar la corona si lo cree necesario—digo en voz alta.

Pero ese es el artículo que el rey utilizo para poder pasarnos la corona a la edad de veinticinco y veintisiete años.

—Y es necesario—Samuel suspira y aprieta con más fuerza mi mano—. Samuel quiero ver a mis nietos, tanto los tuyos como los de Bastián y ya es buen tiempo para retirarme si quiero hacerlo… los médicos dijeron que ya no puedo soportar otro infarto.

Dos meses.

Dos meses y seremos los dueños de todo.

Da miedo en parte.

Saber que muchas personas dependen de ti y de tus decisiones. Eso es lo que da miedo.

Y demasiado.

Samuel me confirma sus manos con los leves apretones que le ha estado dando a mi mano, sé que tiene miedo, yo también lo tengo pero no por eso puedo demostrar el miedo que se tiene.

La reina Meredith me enseñó que no importa el miedo que se tenga, no debes mostrar lo que sientes o te comerán vivo.

Y no seré carne para los lobos… ellos se comerán mis sobras y tendrán que conformarse con eso.

///

Samuel lleva dos tragos del vino con ron, en lo personal no me gusta esa combinación y la considero asquerosa, pero a Sam no parece desagradable.

Y cuando se toma el tercero sin vino es cuando me preocupo, el ron puro es señal de pánico y que no se siente cómodo con lo que su padre nos dijo hace unas horas.

—¿No crees que haz bebido mucho?

Le quitó la botella y la pongo sobre el escritorio.

Samuel ladea los labios antes de pensarse en decirme algo o no. Sonríe despacio antes de abrazarme y besarme los labios.

Me sienta sobre el escritorio para seguirme besando con esos ricos labios que se carga, le importa una mierda que tengamos la puerta sin seguro porque empieza a quitarme la tela de la parte delantera del vestido, baja por mi cuello hasta llegar a mi pechos, eso me hace gemir alto.

Aprieto el agarre en sus hombros para gemir con sus labios haciendo maravillas en mis pechos.

—¡Samuel!—gimo con sus labios en mis pechos.

Tira de uno de mis pezones despacio, haciéndome gemir alto. Eso lo hace sonreír y decide lamer para después soplar y hacer que gima alto por hacer eso.

No sé cómo demonios levanta la falda de mi vestido y como su pantalón termina en sus pies. Con su miembro toca mis pliegues haciendo que gima, es inevitable que no lo haga cuando tenga una buena erección a nada de meterse en mi interior.

—No hace falta que te estimule—sube a mi cuello para besarme y luego lamer—. Ya estás lista para mí.

—Sam…

Su miembro se pierde en mis labios vaginales y es cuando me besa para callar los sonidos de placer que pueden salir de mi boca, pero por Dios que me lamento de haber estado sin sexo dos meses.

De saber que sólo debía ir a su cuarto y dejarlo abrirme las piernas tendría para perdonarlo desde cuándo lo hubiera hecho. Pero no volveré a enojarme así con él no a menos que me dé placer y me haga gritar su nombre.

Entre los gemidos que doy me parece escuchar la puerta pero lo paso por alto con Samuel entrando y saliendo como animal.

Me muerdo los labios para no gemir tan alto y que me escuchen afuera, pero Samuel gruñe por privarlo de esos sonidos de placer que me está arrancando.

—Sam…

—Sabes que no me gusta que me prives de ellos—se queja molesto.

Retoma sus penetraciones y yo mis gemidos, en esos momentos mi cuerpo ya empieza a tener el orgasmo preparándose para finalmente hacerme gritar su nombre y él gruñe el mío antes de vaciarse en mi interior.

Da una sonrisa antes de salir de mi interior y subirse el pantalón.

Quedo en el escritorio tratando de recuperar la conciencia.

—Hace mucho que no me dejabas observar—trago grueso al escuchar la voz de Bastián.

—No lo repetiré—contesta seco.

—Me debes una sesión privada.

—Ya veré si la hacemos—no me volteo.

Acomodó mi ropa para ver a Samuel darme una sonrisa burlona, sabe que me da cosa tener público y los tríos y esas cosas. Pero desde las sesiones en la casa de la playa me convencí que Sam es más estricto que Bastián en cuanto a sadomasoquismo se refiere.

—Te recuerdo que el departamento tiene el cuarto rojo, ¿Verdad Natasha?—solo muevo la cabeza en asentimiento.

Samuel sonríe por mi gesto.

—Supongo que una sesión privada nos vendría bien, Preciosa—abro los labios mientras Samuel sonríe y se pone de rodillas para subir mi ropa interior—. Bastián, espero que tengas limpio mi departamento.

—Y el cuarto rojo—trago despacio.

—¿No tienes alguna adquisición?—intento bajarme pero Samuel aprieta mi pierna para que no me baje.

Bastián tarda unos segundos en responder y por una parte siento que lo que esté planeando Samuel me hará gritar en la noche.

—Podría conseguir una.

—Consíguela—los ojos de mi esposo pasan a mí y sonríe de forma ladeada—. No te importará que haya otra mujer en la habitación, ¿o sí, Preciosa?

Hace un gesto que me dice que no es el Samuel que me hace el amor, sino el Amo que me coge duro mientras estoy atada y dejando mi cuerpo a su merced.

—No señor.

—¿Al fin la domaste?

—Te he dicho muchas veces que no es domar—toma mi mentón para darme un beso ligero en mis labios—. Nunca has estado en un evento como el que haremos en privado, ¿Verdad?

Niego despacio y él sólo sonríe.

—Bonita, ¿Has tenido contacto físico con otra mujer?—para su buena suerte si he tenido relaciones sexuales con una mujer.

Y no era la primera vez que usaban un vibrador en mi vagina. La mujer con la que compartí la cama era ex-novia de Jacob. En mi defensa fue antes de que lo fueran y… no sabía que ya eran pareja cuando tuvimos el segundo encuentro.

—Si señor.

Eso parece sorprenderlo.

—¿Qué tanto?

—Mucho.

—Natasha…

—Tuve sexo con una mujer hace tres año.

Sonrío porque logre borrarle la sonrisa cínica que tenía desde hace unos minutos mientras lo escuchaba hablar de una sesión privada con su hermano.

Samuel asiente despacio a lo que le digo y sigue sus planes con Bastián de una sesión privada.

Al menos sabe que tan perdida no estoy al tener cosas en el tema sexual, si fui invitada a un par de tríos pero pasé a eso porque no era lo que mi cabeza planeaba en ese momento.

Eros me invitó a uno una vez y por poco voy, pero preferí pasar por cosas personales.

Se ponen de acuerdo para la sesión privada y juro que quiero matar a Samuel por eso.

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La Corona Del Príncipe (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora