CAPITULO 4

4.2K 239 19
                                    

Escuche como se movió con desesperación la manija de la puerta, sentí como la empujaron, Damián me soltó y así pudo entrar el otro chico.

Ví como su mirada se sorprendió al no ver tapado a su amigo del rostro.

— ¿Por qué te quitaste la máscara? —. Pregunto confundido

— Por que se que ella jamás diría algo de nosotros —. Aseguro

— ¿Cómo lo supones? —. Pregunto

— Por que ella tiene algo que las demás no y siento muy en el fondo que ella me transfiere confianza —. Me miró

— Eso solo es una suposición, no sabes si en verdad ella nos pueda delatar —. La voz del chico cambio un poco

— No te estoy diciendo que te la quites tu —. Arqueó las cejas

Suspiro cansado saliendo de la habitación, me miró Damián, camino a la puerta y antes de salir me mando unos besos al aire.

Rodé los ojos molesta, no sabía si en realidad eran ladrones o eran payasos, camine de nuevo a la cama, me senté en ella.

Recargando mis manos en mis piernas, pensando en cómo salir de este infierno.

(...)

Suspire cansada, ya había pasado mucho tiempo y ellos no abrían la puerta para nada.

Miraba la ventana buscando cada pequeño orificio, para poder introducir algo y así poder abrirla.

Pensé en romper el cristal, pero no se iba a poder estás ventanas fueron hechas con un vidrio tan resistente que no podrían romperse con algo tan fácil.

Escuche que se abrió la puerta, me di media vuelta mirando al responsable, me di cuenta que era el otro chico, me sorprendió al darme cuenta de que no traía tapado el rostro.

Agachó la mirada, desviándola de la mía, tenía unos ojos verdes como esmeraldas, una sonrisa perfecta, unos labios pequeños y definidos, una barbilla que se veía tan suave.

Desvíe mi mirada de su rostro al darme cuenta de que se movía incómodo, mire lo que traía en sus manos.

Era una bandeja llena de comida, fruta bien picada, con jugo de naranja y una gelatina de fresa.

— ¿Sacaron las bolsas de comida de mi auto? —. Frunci el ceño

— Si —. Asintió varias veces con la cabeza, camino a la cama dejando la comida sobre ella.

Ví la puerta entre abierta, lo mire y el seguía acomodando la bandeja, y sin pensarlo dos veces corrí hacia la puerta, mire hacia atrás para ver si me seguía, pero pare de golpe al sentir como choque con algo fuertemente.

Levanté la mirada y me tope con esos ojos azules que me veían con diversión.

— ¿Querías escapar muñeca? —. Esbozo una sonrisa

Me tomo con fuerza de los brazos y con agilidad me subió de nuevo a la habitación.

— ¿Cómo se te puedo escapar la muñeca imbécil? —. Le reclamo al otro chico mientras entrábamos a la habitación.

— No se, no me di cuenta —. Su voz era casi un susurro

— Dejanos solos —. Ordenó

Me soltó aventandome a la cama, cómo pude me levanté al ver cómo se acercaba, observé como el otro chico se fue cerrando la puerta.

— Sabes muñeca hay algo que aún no comprendo —. Miró con detenimiento la habitación hasta encontrar una silla

Camino hacia ella con lentitud, y sentándose en ella volvió a mirarme.

— ¿Que es lo que escondes? ¿De quién escapas? ¿Por qué una mujer tan bella como tú se aparta de la ciudad? —. Toco sus labios con la punta de sus dedos

— Eso a ti no te interesa —. Escupí con rabia, una carcajada salió de lo más profundo de su garganta.

— ¿Que te parece tan gracioso? —. Pregunté molesta

— ¡Ya se, tus padres ya no quieren darte dinero! —. Su tono era burlón

Sentí como mi pulso se aceleró al escuchar como se burlaba de ellos.

— ¡A mis padres no los metas en tu maldita boca imbécil! —. Lo mire con rabia

Sentía como mi corazón latía con fuerza, como mi pecho subía y bajaba de molestia, mi respiración era rápida, sus ojos me miraban con sorpresa.

— ¡Tu no conoces nada de mi, y no tienes por qué hacerlo! —. Respondí furiosa

— Lo lamento, no sabía que una pequeña broma te iba a molestar —. Su mirada me confundió

Lo mire perpleja, en sus ojos podía ver sinceridad.

— Solo no hables de ellos —. Susurré bajando la cabeza

Sentí como sus manos tomaron mi barbilla con delicadeza, la subió levemente hasta toparse de nuevo con mi mirada.

— Mis padres me dejaron de muy pequeño —. Susurro

— Ni si quiera los recuerdo bien —. Sus palabras eran amargas

— No, no lo sabía —. Respondí con más tranquilidad

— Ahora come, te dejare para que lo hagas —. Me soltó

Mire con su espalda se iba desvaneciendo a cada paso que daba, abrió la puerta y antes de salir me sonrió con tristeza.

OSCURO DESEO (+18)Where stories live. Discover now