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Los días habían pasado, los príncipes actuaron como si nada hubiera pasado y Ares no se retractó de sus decisiones o palabras

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Los días habían pasado, los príncipes actuaron como si nada hubiera pasado y Ares no se retractó de sus decisiones o palabras. La relación conmigo se había vuelto aún más estrecha.

A los reyes, a ellos nos les importó lo que Ares dijo, al día siguiente, ni siquiera parecían recordarlo y siguieron con su rutina normal.

Ary y yo nos probábamos vestidos por diversión, jugábamos por todo el castillo con Peter y Ares como si fuéramos unos pequeños niños, íbamos al jardín a divertirnos cuando Michelle llegaba y yo aprendí a montar a caballo, aunque realmente lo hacía mal.

—Solo tienes que hacer que el caballo confíe en ti—me explicó Ares

—Ni yo confío en mí, no culpo al pobre caballo de no hacerlo— dije mientras moría de miedo, me resigné a que era mejor que Ares lo montara y yo tan solo viajara con ellos.

Todos encontramos una familia, Ary estaba sola en aquel castillo desde los doce, sus padres fueron transferidos a una casa al sur de Miranda y los veía dos veces al año, yo solo podía llamar a mi familia, verlos no era una opción, Michelle pasaba sus días con Peter, su casa siempre estaba vacía y Ares y Peter se acomodaron a la situación.

Luego de aquellos días Ary, Michelle y yo nos entendimos como hermanas, aunque yo sabía que aún faltaba Morgan, la conocía y sabía que se llevaría muy bien con Ary, de aquello no tenía dudas.

Mi cumpleaños número diecisiete era al día siguiente, el primero sin mi familia, pero al lado de aquellos que eran mis amigos, nunca pensé que llegaría a decirlo, pero tenía un grupo de amigos pequeño, pero bonito.

Aquella tarde estaba en mi habitación con Michelle y Ary, en las palabras de Michelle, íbamos a tener una noche de chicas para festejar mi cumpleaños. Michelle llevaba toda clase de cosas para arreglar la piel, hicimos palomitas y veríamos una película, pero antes de todo eso, tendríamos una cena, esa sería con Ares y Peter. Los tres golpes de Ares llegaron a la puerta.

—¡Es una noche de chicas Ares!— grito Michelle.

—¡Pero tengo una sorpresa! — gritó el príncipe al otro lado de la puerta — ¡Abran! — entonces me levanté y abrí la puerta.

—¿La sorpresa eras tú? — pregunté sonriendo ladinamente.

—Hoy puedo decir que es algo mejor — Morgan apareció con una pequeña maleta en mano.

—¡Morgan! — ambas gritamos y nos abrazamos, mi hermana estaba en Miranda y Ares, veía la escena emocionada—¡Estás aquí! ¡En serio estás acá! Pero ¿Cómo? Por el universo te extrañé tanto— mi emoción era notoria.

—Ares me trajo, también te extrañé— dijo separándose del abrazo.

—Solo pude traer a Morgan, hablé con ella hace un par de días y coordinamos todo, es una parte de mi regalo de cumpleaños— confesó el príncipe, y yo lo abracé.

Saturno, el reino de leyendasTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon