Capítulo 16🫀

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Los días continuaron, Venable y yo solo teníamos contacto para seguir organizando el baile que sería mañana, ni ella ni yo nos atreviamos a decir algo que los ojos no dijeran, algo que confirmará el amor o la atracción que ella sentía por mi y yo por ella.

Aquél día en su casa no podía dormir, la cabeza me carcomía me dolía verla, confíaba en ella pero mis ojos me decían otra cosa y otra vez entraba en discusión la razón con el corazón, asi que tomé mis cosas y me fuí sin despertarla, caminé hasta mi casa por qué no encontré las llaves. Al día siguiente ella llegó al hospital en la camioneta y dejó las llaves en mi escritorio para solo irse, sin palabras y sin miradas.

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-Camille, esté vestido te quedará bien - dijo Yazmín sacándome de mis pensamientos

- Ah? - pregunté girando a mirarla y ver el hermoso vestido rojo que traía en sus manos - Si, si está lindo - dije tomándolo - vámonos ya - la tomé de la mano y la jale hasta la caja, pagué y nos fuimos a casa.

- Que cortesía de Wilhemina al darte el día, ¿no? - preguntó mientras abría la puerta de la casa dejándonos entrar después.

- No fué cortesía, son la reglas - respondí restándole importancia y si eran las reglas no podía ir tantas guardias seguidas, no podía ganar más dinero que los empleados que si lo hacía.

- ¿Que te paso con ella? ¿Por qué ya no a venido? Creí que eran algo - si yo también lo creí, no le había querido comentar nada a Yaz pues no estaba dispuesta a escuchar sus consejos de señora, tenía que arreglarlo yo, ¿ Pero como?, Dejo sus compras en el sofá y se giró a mirarme.

- Estamos bien, somos amigas, eso es todo... Voy a cambiarme - tomé la bolsa del vestido y me fuí a mi habitación, hoy iría con Eric a por mi moto, estába harta de irme en bus y su troca no siempre me la iba a prestar, me bañé, arreglé y esperé a qué el imbécil de Eric se dignara a llegar, nunca llegaba a la hora que decía, ese hombre no conocía la puntualidad. Eric me llevó hasta el lago y de regreso me vine en mi motocicleta, no regresé a casa, quería pensar las cosas o mejor dicho en ella, en esa pelirroja que me robaba el aire, fuí hasta un pequeño lugar llenó de flores y césped, me recosté y solo miré al cielo, era lo que necesitaba, estar sola, pensar, pensar y volver a pensar.

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La música inundaba el lugar, la gente riendo, platicando, cada quien en su mundo, ignorando al del resto, tomé una copa y caminé hasta una pequeña plataforma donde Wilhemina hablaba con el dueño del hospital.

- Buenas noches, a las 10 pueden comenzar con su discurso, la Señorita Castillo está altanto - dije y les pasé unas hojas donde estaba escrito el dichoso discurso, me di media vuelta y caminé hasta la bara - Podrías servirme otra copa - le dije al muchacho que estaba detrás del nada pequeño mostrador, el me sonrió y se fué a hacer lo que le pedí.

- ¿Que nos pasó? - preguntó tomando asiento al lado mío.

- ¿de qué hablas?- le pregunté de vuelta y la miré, nisiquiera había notado lo hermosa que se miraba con aquel vestido negro que remarcaba las curvas de su cintura y hacía que su pelo rojo resaltará de su piel blanca, podría jurar que los ojos me brillaron.

- De tu y yo, un día dormimos juntas y al otro ni la palabras nos dirigimos - soltó de pronto, me ruborice de inmediato, no esperaba esa respuesta, pero tenía razón, ¿Que nos pasó?, Sonreí sarcásticamente.

-Nada - el mesero dejó mi copa y di un largo sorbo.

- acompáñame - susurró y miré sus ojos, aquellos ojos noche que amaba, rozó un poco mi mano y se levantó esperando que la siguiera y así lo hice, caminamos discretamente hasta un balcón donde la gente tenía prohibido el acceso, se recargó y miró la oscura noche iluminada por la luna, yo la miré a ella, por qué ella era mi luna en la noche - Te he extrañado - susurró. Suspiró y me recargó junto a ella, tomó mi mano y me giró - ¿tu no? - pegó su cuerpo al mío, colocó su mano en mi rostro y me jaló, dejó su frente pegada a la mía y soltó un suspiro, sentía su respiración mezclarse con la mía, ese olor que desprendia se me grababa cada minuto que estaba cerca de mi, incliné un poco mi cabeza y roce mi boca con la suya, el sabor a vino se hizo presente, reduje el poco espacio que nos separaba y tomé posesión de ella, moví mis labios lentamente dejándome saborear cada rincón de su boca.

Alguien como tú 💜Where stories live. Discover now