capítulo #1

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El autobús se tardó más de lo debido, por lo que el chico rodó los ojos sosteniendo un obsequio en sus manos. Tenía un ramo pequeño de flores y una caja de dulces los cuales eran los favoritos de su mejor amiga. Espero paciente antes de que un auto convertible color rojo se estacionaria frente a él, con lisa de conductora– ¡Adivina quién tiene...!– no terminó la frase al ver los obsequios que el menor tenía en sus manos, sonrió de lado sabiendo que ella era la dueña.– ¿Para mí?...– hablo en un fingido tono timido y jungkook con una sonrisa rodo los ojos para adentrarse al auto como el copiloto. El asintió entregándole las flores y la caja de dulces haciendo una pequeña reverencia

–ahora eres oficialmente mayor que yo, cariño– río por lo dicho haciendo que ella lo imitará antes de colocar el auto a andar– tus padres se dotaron por tu obsequio este año.

–¡Tengo dieciocho, "cariño"– jungkook se estremeció al escucharlo de la boca de ella, eso era mínimamente diferente en tono. El la miro cómplice antes de colocar música para el camino.

Fue cuando una de sus canciones favoritas empezó a sonar llenando el aire que chocaba en sus caras de aquella excéntrica canción que ninguno de los dos entendía. Bueno... Lisa mejor que jungkook.

Llegaron a su destino, y bajaron del coche viendo la fachada de la escuela. Ella bajo con sus obsequios en mano de la forma más orgullosa posible, provocando que el riera. Se acercó para ayudarla dándole un abrazo, se había olvidado de felicitarla.

feliz cumpleaños, lisa de mi corazón... – hablo jungkook en un casi perfecto tailandés. El abrazo no duró mucho pero si lo suficiente para que el olor del perfume de ella se impregnara en sus fosas nasales cosa que adoraba.

– algún día mejorarás en la pronunciación– río rendida, se tomaron de la mano para adentrarse a la institución donde ambos se debían separar. Porque ella estaba en la sección A del instituto correspondiente a las chicas y él en el lado B que le correspondía a los chicos.

Aveces le entristecía a ambos no poder bromear entre clases, pero siempre tendrían los días libres y los recreos en el instituto.

Se solian escribir entre clases o verse en los castigos, su relación era simple. Nada compleja, eran el uno para el otro, lástima que ninguno se de cuenta aún.

Jungkook estaba algo exhausto, sus padres lo habían obligado a levantarse temprano porque debía estar más que listo para encontrarse con su mejor amiga.

Mientras caminaba a su clase una idea demasiado tentadora se cruzó en su mente. La llevaría a cavo como el buen niño sumiso a sus pensamientos.

Cambio su destino, esta vez se dirigió a la biblioteca, tomo un par de libros de los estantes en la sección de romance y se dirigió a una de las salas privadas, cerro con seguro la puerta y se sentó en el suelo apoyando su cuerpo en la pared.

¿Como alguien podía encontrar comodidad en el suelo de la biblioteca?

Si tenía suerte, ningún maestro lo molestaría y podria pasar una muy buena mañana a solas, para compensar las horas de falta de sueño. Abrió el primer libro, pero era demasiado cliché para su gusto, una princesa encerrada en un castillo y un príncipe de un reino vecino la ayuda y ambos terminan enamorados. Buena trama, situación aburrida, mucho para sus espectativas.

Ojeo el segundo, una reina de hielo tosca y aburrida que debe de reprimir sus poderes, consigue su propia libertad pero su hermana era muy tonta y... ¡Aburrido!

Ninguno parecía gustarle, ¿Como podía leer algo para dormir si todo era aburrido?

Tomo el tercero, y lo ojeo con mas cuidado, este si le gusto. Ciertamente habían poderes incluidos, pero la historia trataba de un metahumano y un híbrido de demonio. Ambos buscaban escapar de lo que los rodeaban y consiguieron su seguridad en el otro. El tenía inseguridades, después de la muerte de sus padres se volvió infeliz, pero lo disfrazaba con una falsa sonrisa. Ella nunca fue feliz, abusos, y problemas.

Pero la felicidad de ambos estaba en el otro.

Inconsientemente sonrió al leer esa parte, y el rostro de su mejor amiga vino a su mente. Ella, feliz, sonriente.

Para nadie era un secreto que ella había sufrido muchas veces en silencio, cuando su primer novio la dejo, cuando su segundo novio le fue infiel, cuando su tercer novio la humilló, cuando su cuarto novio intento aprovecharse de ella. Pero jungkook estuvo ahí para ella en todo momento.

Para nadie tampoco era un secreto que todos los amigos de jungkook de infancia se alejaron al verlo postrado en una silla de ruedas, o que cuando empezó a usar muletas la pubertad hizo de las suyas para enamorar a cualquier chica que al saber su condición huían, las veces en las que el lloraba recordando a su madre o las veces en las que solo aparecía en la puerta de la casa de los tailandeses llorando cuando se encontraba borracho. Si, jungkook era de esos chicos que se podía triste cuando estaba ebrio.  Pero lisa estaba para el, siempre.

El pecho de  jungkook era el lugar feliz de lisa. Los brazos de lisa eran el lugar seguro de jungkook.

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