-café.

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Mi vida y la tuya, se unen en la memoria de lo que algún día fuimos.

Febrero 11.

—¿Quieres hacerlo otra vez?— preguntó.

—Quiero dormir, hm.

Abrazó lentamente a su pequeña silueta, cubriéndolo en su totalidad. —¿Qué te parece si vienes el Viernes y entre sábanas el Sábado dormimos hasta el Domingo?, te prometo que si te quedas no te aburres.

Suspiró derrotado y giró a verlo. Pese la tenue luz de la noche, podía apreciar su rostro.

—Esta bien.

A medida que la oscuridad desaparecía, llegaban los reconfortantes rayos solares. Ocupando con totalidad la pequeña habitación donde estaban.

Mentiría si dijera que le molestaba la brillante luz. Pero es que con cada nuevo día, se sentía más vivo que el día anterior y eso lo impulsaba a estar bien.

—Buen día, hm.— dijo apoyado desde el marco de la puerta, viéndolo.

Se giró y al verlo también, sonrió.—Buenos días.

—El desayuno ya está listo, apresúrate.— sentenció.

—Por favor, ven— estiró sus brazos hacía él —Ven conmigo.

Los sumergió en un abrazo mañanero, con su aroma a canela combinándose con el de vainilla de su amor.

—¿Hoy también me amas?— preguntó mientras acariciaba delicadamente su cabello.

—Amarte te amo todos los días, hm. 

Apoyó su cabeza en el pecho del mayor y acarició parte de él.

—Vayamos a tomar nuestro café, amor.— hizo que levante su vista.

Se acercó lo suficiente y dejó un beso en sus labios, siempre eran dulces.

Su corazón se alegró al ver la leve sonrisa que había dibujado.

—Feliz cumpleaños, Tobi.

El azabache levantó sus cejas sorprendido y sonrió también.

—Creí que te olvidaste.

El menor se levantó en dirección a la puerta, aún sonriendo.—Puedo olvidar muchas cosas, pero no esto.

En una mañana ligeramente más calurosa que la anterior, ellos se unían en una taza de café.

Porque fue el primer recuerdo juntos y el último. Porque todo lo que hicieron la noche en la que vieron las estrellas caer, fue unirse en café.

Sentado en la baranda del balcón, fumando. Mientras tarareaba partes de la canción Keep on Loving You.

Recordó que su vida se fue una tarde de Lunes.

—No es justo.— dejó caer la colilla del tabaco al mismo tiempo que una desesperada lágrima cayó también.

Y es que él no quería dormir en la noche, solo quería seguir amándolo.
Porque dormir aplicaba no estar pensándolo y eso le dolía en el corazón. Tanto que...

—¿Estás bien?.

Elevó su vista y asintió. —¿Quieres que vuelva el Viernes?.

—Quiero que te quedes aquí conmigo.

... También quiso volar, y cuando saltó para hacerlo, solo cayó en un abismo demasiado grande; Y es que sus alas nunca tuvieron la fuerza para impulsarlo.

heavenly - t/obideiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora