HOGAR, SEGURO HOGAR

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{JACK}


Seguimos a Maya por todo el lugar. Nash va muy cerca de ella. Rachel se mantiene alejada, tensa. Yo voy por detrás, al lado de mi prima, y de Alex y Roxanne, que todavía no habían visto el lugar, solo la pequeña cárcel en la que las encerraron.

Nos muestran los dormitorios, hay varios callejones, protegidos por verjas, para dormir. No son camas normales, son sacos de dormir, pero nos basta. Eso es mejor que nada. Hay un dormitorio para las chicas, otro para los chicos y otro, una sala mucho más pequeña, para Elliot y sus padres. No me hace gracia separarme de mi prima, aunque solo sea para dormir, no quiero perderla de vista.

- ¿Y todo esto estaba aquí?- pregunta Nash, escéptico.

- No, antes solo había herramientas de limpieza para el agua y maquinaria que no nos servía de nada. Todo lo cogimos de arriba- Maya señala el techo-. Cuando empezó esta epidemia, justo con las primeras noticias, intentamos reunir al mayor número de personas para buscar un sitio seguro y nada es mejor que aquí debajo. Llegamos por los pelos.

- Sí, claro. Los zombis que nos perseguían hace poco no eran peligrosos, ¿no?- pregunta Rachel alzando las cejas.

- ¿Lo llamáis zombis?- se ríe Maya.

- Sí, zombis, de toda la vida- le responde Rachel.

- Aquí le decimos caminantes. Es un nombre más apropiado.

- No creo. Las cosas hay que llamarlas por su nombre y no son otra cosa que zombis, los mismos que los de las historias de terror, los mismos que los de las series y las pelis, ya sea de una forma u otra- dice Rachel, pero Maya no le da más vueltas.

- De todas maneras, aquí, bajo tierra, también hay algún que otro caminante. Son los trabajadores de este lugar, los que se encargaban de limpiar el agua y esas cosas. Y también gente que intentaron esconderse bajo tierra pero que acabaron siendo mordidos o bien algunos caminantes que se colaron con los humanos que intentamos huir hacia abajo.

- ¿Cuántos erais al principio?- pregunta Nash, curioso.

- Muchos. Cientos de personas. El día de ayer fue todo era un caos, no teníamos un orden y ya ves, quedamos solo siete persona, y con vosotros, doce. Al final encontramos este lugar y descubrimos que era totalmente seguro. Solo hay dos callejones que conducen a una salida y ambos tienen verjas. Los demás callejones son túneles sin salida alrededor de la sala central que van a parar a una pequeña sala como a estos dormitorios. No sabemos si a lo largo de los demás túneles fuera de este recinto seguro habrá más supervivientes. No nos hemos arriesgado a comprobarlo aún.

Asentimos y sigue enseñándonos el resto del lugar, pero apenas presto atención al sitio. Estoy obnubilado por la belleza de la chica. Ese color de pelo deslumbrante, esos ojos verdes que me sitúan en medio del campo, en medio de la naturaleza, y que me inspiran libertad. Es perfecta. Demasiado perfecta para mí, e intento no quedarme embobado mirándola. Ahora entiendo por qué reaccionaba así mi prima cuando miraba a Nash. A mí me está pasando lo mismo. Pero niego con la cabeza. Mierda, debería centrarme en lo que está pasando y no pasar justamente ahora por situaciones de adolescentes, pero cuando el mundo se está viniendo abajo y no tienes a nada en lo que aferrarte, cualquier cosa, por mínima que sea, funciona para intentar hacer olvidar todo lo malo que está ocurriendo. Maldición, quiero llorar. Tengo muchas ganas de llorar.

Llegamos a una sala, la sala donde guardan todas las armas. Allí están Larry y Paul haciendo inventario de lo que tienen y ordenando las cosas.

- Hola- nos saluda Larry cuando nos ve-. Una pregunta. ¿Lleváis algún arma encima?

Yo niego con la cabeza. Rachel y Nash me imitan. Tenemos cada uno un cuchillo, que cogimos de aquella casa lúgubre que parecía encantada, pero no pienso decirle que lo tengo, por si me lo quieren quitar. Sin embargo, Alex y Roxanne les enseñan su cuchillo, parece que confían en ellos después de todo.

- Muy bien. Quedároslo. Solo quería estar al tanto para daros un arma si no teníais- les dice a Alex y Roxanne y luego nos mira a nosotros, nos da un cuchillo a cada uno-. Tomad.

- Entonces dadnos a nosotros otro, ellos ya tienen uno- se chiva Alex.

-Chivata- le susurra Rachel, mirándola mal de reojo.

Larry nos mira con ojos entrecerrados y aparta los cuchillos.

- No me gustan los mentirosos. Podéis confiad en nosotros. ¿Qué tenemos que hacer para que lo hagáis?

- Nada, no puedes hacer nada- le digo-. Necesitamos descubrir si estaremos bien en este lugar por nosotros mismos.

Maya nos muestra el resto del lugar. Vemos una sala vacía, con cosas que no valen para nada; la sala más cercana a la salida, que tiene cajas de alimentos y agua, según Maya; una sala para curar a los enfermos y poco más. Paul es médico, o al menos estaba empezando la carrera, y se encarga de cuidar a los enfermos.

Cuando entramos en la sala, Paul está allí, ya había acabado de hacer lo que estuviera haciendo en la sala de armas, y citó a Rachel cuando acabamos de visitar el lugar, para intentar curarle la pierna herida.

Una vez que terminamos de ver todo el lugar, que por lo pronto parece muy seguro, Maya se despide de nosotros y se vuelve a su dormitorio, el dormitorio de las chicas, a descansar un rato, dice que está cansada.

En el lugar central vemos a Elliot con sus padres. Los saludamos y nos presentamos. Se llaman Walter y Emily. Son más jóvenes que Larry, tendrán unos treinta y tantos años.

Alex, Roxanne, Nash y yo nos dejamos caer en el suelo y nos apoyamos en la pared después de deshacernos de las mochilas y dejarla a nuestro lado. Es sorprendente lo mucho que confío ahora en Nash, cuando antes no podía ni verlo. Tal vez la desconfianza que le tengo a la gente de este lugar ha hecho que desconfíe menos de Nash, una especie de equilibrio en la balanza. Pero aún estoy alerta, pendiente de cualquier traición o cualquier ataque.

Esperamos allí a Rachel, que va a que Paul le revise la pierna. La acompañaríamos, pero quería ir sola. En cualquier caso, si tarda más de diez minutos iré a echar un vistazo y sino voy yo, irá Nash.
A no sé que ya no le importe mi prima y se haya olvidado de que le debe la vida porque hay una chica viva, humana, mucho más guapa que ella...

Apocalipsis Zeta - Parte 1: En busca de un lugar seguroNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ