Prólogo

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─ ¡Bienvenidos a esta espléndida noche! Les aseguro que los boletos vendidos no fueron en vano

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─ ¡Bienvenidos a esta espléndida noche! Les aseguro que los boletos vendidos no fueron en vano. Ahora abran los ojos damas y caballeros, aunque la vista es engañosa y los cuentos de hadas son de dudar. ¡Hoy! Las leyendas se vuelven verdad, lo inimaginable se vuelve mágico y la fantasía es un manjar. ¡Observen a la maravilla del mundo! ¡El tritón de las profundas aguas saladas! ─ Las telas rojas con bordes dorados fueron abiertas de un tirón y las despampanantes linternas de cristales mágicos iluminaron el enrome estanque de agua salada.

─ Señor, ¿Y si no canta? ─ Sopló uno de los encargados con mucha ira.

─ Ahora su sola presencia me basta, pero igual pagará el acto rebelde ─ se escondieron tras el telón.

Los murmullos del público fueron silenciados por la misteriosa música entonada con flautas y arpas, un sonido tan mítico y relajante, era como estar en los mares azules y con tus oídos sumergidos en el agua pero a lo lejos escuchando la melodía.

El suave baile entre los músicos con violines era otra cosa exquisita, acompañados con los movimientos ágiles de los bailarines, era hipnotizante con sus ropajes elegantes y de fina tela – seguramente seda – blanca con detalles llamativos azules.

Solo faltaba la estrella en el escenario, el protagonista, el encanto mágico del cual hablaron que no aparecía en ningún momento. Por lo tanto, caras de molestia y otras con ganas de irse por lo que parecía una farsa se visualizaron en los asientos del circo.

Sin embargo, sus ojos se agrandaron por la sorpresa al divisar un pequeño tritón de cola particularmente llamativa con escamas verdes y brillantes, blanca piel pigmentada con puntitos escarchados entre azules y verdes. Un cabello revoltoso que se balanceaba por los movimientos asustados del pequeño y que descubrían sus extrañas orejas puntiagudas, hebras de color oscuro en su raíz y en puntas del mismo color que sus ojos.

¡Oh, esos ojos! Estaban más que seguros que las esmeraldas eran burladas por esos iris, eran tan brillantes que en cada pestañeo era volver a deleitarse con el doble de dulzura junto a sus regordetas mejillas. Es más, miles de estrellas sentirán envidia de verle.

No era un mero tritón lo que vinieron buscar con curiosidad, era una maravilla de las profundidades.

Beso De Sirena |KatsuDeku|Where stories live. Discover now