capítulo 24

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Melany

A medida que acortábamos la distancia, el olor a sangre y humo tomaban protagonismo hasta el punto en que ya no pude resistir y me tiré de Apolo para salir corriendo y dejar atrás a los machos que se detuvieron por mi repentino actuar. Tomé la misma ruta que utilicé para salir y no supe qué pensar ante la falta de pisadas o muestras de movimiento en el túnel. Sigue tal cual me fui, y no sé si no llegaron a evacuar a las personas, o es que controlaron la situación, o fue una masacre.

Corrí y dentro de la mansión me encontré con una imagen que destruyó mi corazón. Aparentemente se resguardaron aquí, todos los civiles mi miraron cual fantasma. Había niños llorando, soldados sangrando y heridos dispersados por todo el suelo del gran salón mientras que el equipo médico se movilizaba entre gritos luchando por salvar vidas. Ni siquiera sabía si afuera estaban a salvo, pero mis seres queridos no se ven entre los presentes, ni tampoco una gran cantidad de guerreros que sentí aun afuera. Crucé de largo hasta la entrada débilmente custodiada y arremetí al exterior preparada para matar al enemigo. Pero no quedaba nadie. Entendí horrorizada que la gente se mantenía bajo techo no porque el peligro continuara, sino para evitarles ver en qué estado dejaron a nuestro amado hogar. Todo destruido, lleno cenizas y con cadáveres regados en cada esquina que con sangre teñían las calles. Jamás participé de una batalla, y ahora entiendo las palabras de mi padre al decir que la peor parte viene después. Cuando la adrenalina se va y lo único que te rodea es muerte y desesperación. Y a pesar de ello, del shock que la escena te presenta, tienes que seguir moviéndote. Hay que limpiar todo, enterrar a los caídos y agruparse porque nada te asegura que terminó.

Por ello no volteé la mirada a pesar del sentimiento de ira que me generaba ver a cada uno de los enemigos asesinados, ni la impotencia al reconocer a los guerreros cuyas vidas entregaron. Da igual que sea la luna ahora, yo ya los conocía. Me vieron mientras crecía y entrenaba. Tenían familias, hogares, metas por cumplir. La batalla cesó gracias a sus sacrificios. Salimos victoriosos y sin nada que celebrar. No con el costo que tuvo que pagarse.

—Melany...

Escuchar su voz a mis espaldas me congeló. Tengo miedo de voltear, de ver su estado.

—Nath...

A su vez hay que enfrentarlo, y si era así disfrutar de los últimos momentos a su lado. Giré mi cuerpo en su dirección temblando y apenas lo vi de pie sin ninguna herida de gravedad salté a sus brazos. El jadeo de dolor de su boca me hizo retroceder. Se lo notaba tan agotado, cubierto de rasguños de pies a cabeza y con algunos cortes y mordidas superficiales en los brazos.

—Tienes que venir.

Sin explicación tiró de mi brazo y tan estupefacta como estaba me dejé llevar sin cuestionar. Caminamos en silencio y con prisa durante varios minutos yendo como destino final al calabozo custodiado por dos centinelas.

—Los Roger atacaron.

—Lo sé, lo sentí...

Él me miró y se frenó en seco por mi respuesta. Realmente no tenía noción alguna de si los invasores fueron de otra manada, pero teniendo en cuenta los últimos accidentes, sin duda los Roger encabezaban la lista de sospechosos. Igual creo que lo que le aflige es caer en cuenta que a pesar de la distancia me llegó la advertencia y el entender que ahora soy la nueva luna. Conozco quienes viven o mueren, mas no lo ocurrido en mi ausencia.

—Se han organizado. No tenemos idea de cuál era el objetivo —como leyéndome la mente, prosiguió—. Matt despertó luego de que los alfas cayeran... Dejó que Max tomara el control por completo y gracias a ellos vencimos, pero... —suspiró— El dolor por la pérdida de sus padres terminó de agotar su energía, fue llevado a la mansión. Su situación es complicada, mucha presión y estrés hizo que su cuerpo por fin cediera.

Rechazos  [DISPONIBLE EN FÍSICO]Where stories live. Discover now