capítulo 12 pt2

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Matthew

En la tienda, junto con los demás líderes, mis padres no volvieron a dirigirme la palabra (o siquiera una mirada). Contrario de Braham, cuyo odio es casi palpable. Y con Ema participando del evento, Nath quedó como mi única compañía. La cual, si bien no me desprecia como los anteriores mencionados, ha mantenido una distancia prudente. En sí agradezco su presencia, es un silencioso consuelo a la vez que una tortura eso de verlo tan preocupado por Mel, que encima hasta el momento ha capturado la atención de varios por su peculiar manera de sobrellevar el entrenamiento. Todos los comentarios, ya fueran positivos o negativos, me daban igual porque solo puedo pensar en los brazos vendados y con muñequeras de la chica.

De verdad la lastimamos.

Bien conocido era el desagrado de Mel por esas dichosas prendas entre los miembros de nuestra manada, y a pesar de que todavía no poseo un control total del link de la misma, puesto que mi padre sigue siendo el actual líder, pude escuchar las decenas de preguntas de los lobos aquí presentes que por fuera actúan como si nada, mientras por dentro se preocupan por su luna. Siento orgullo porque todos ellos a pesar de la incertidumbre continúan centrados. Sobre todo ella, que rápido descartó cualquier sospecha diciendo que fue un error mientras entrenaba con su madre para apaciguar al resto.

—Jugó bien esa carta.

Y justo a tiempo, he de agregar. El calentamiento inició, y por el rostro del beta mayor deduje su lucha interna entre querer llevar a todos al límite o cuidar de su cachorra. Lo entiendo, mi instinto protector sufre al deber suprimirse siendo que su mayor anhelo es detener todo el evento y llevarla a nuestra habitación para tratar sus heridas, alejarla de miradas y rogarle de rodillas que nos perdone.

Matt.

De nuevo Max intentó entablar una conversación y otra vez cerré el link ignorándolo. No estoy preparado para escucharle. Él arruinó todo por su falta de control y ahora nuestros seres queridos y yo pagamos el precio. Y lo peor es que veníamos relativamente bien.

Hablamos con ella, nos enfrentamos a Nath juntos, supe que su actual pareja es de hecho un buen chico que la quiere y la diosa sabe que nuestra relación lentamente mejoraba. Si, quizás solo como amistad, ¡pero era un comienzo! Uno al cual ya no tengo acceso. No soy tan estúpido como para creer que actuar como si nada solucionaría todo. Me despido de la idea de seguir pasando el tiempo juntos, de invitarla a bailar, de entrenar o ayudarnos en los momentos difíciles.

Tal como siempre debió ser.

Una parte de mí se quiebra ante la idea de que alguna de las idioteces que dije anoche podrían hacerse realidad a causa mía. Tal vez no la merezco. Quizás junto al omega sea feliz. O con el humano ¡O con el maldito alfa que causó todo esto! Me siento patético porque hace menos de veinticuatro horas me propuse ser paciente, actuar correctamente y dejar que el tiempo pase para que, dentro de cien o doscientos años, o el tiempo que tardase, ella me amara.

¿Y ahora? Toca descartar esa jugada sinsentido.

Sus padres me odian, y con motivo. Si uno de mis cachorros pasara por algo similar mataría al responsable.
Jamás conseguiré el perdón o la bendición de los señores Olsa. Son buenos padres que se preocupan por su hija en cada momento. Que no dudaron en sobrecargarse de labores para tener tiempo de ir a verla y que no callaron ni agacharon la cabeza ante mí por ser el próximo alfa sabiendo que de querer arrebatarles la vida o exiliarlos nada me frenaría. Y, aun así, ahí está él, preocupado por su pequeña cachorra que sobresale entre la multitud al usar solo un brazo para lidiar con sus compañeros.

Los cumplidos, que deberían hacerme sentir orgulloso, dolían más que la plata. Sus movimientos tan ágiles y precisos tapan cualquier rastro de dolor. Ella no intenta presumir. Y aún si es fuerte, aún si cuenta con la ventaja de luna, Mel sigue herida. Su brazo no sanó por completo de los Roger y mi ataque de celos agravó su condición. Y hablando de celos, me molesta que Oldiver no quite sus ojos de ella, y mucho más que cada tanto sus miradas choquen. ¿Qué es esa atracción entre ambos? No tengo derecho a meterme, mas esa rara química que comparte me hiela la sangre. Su armonía al bailar, sus gestos y miradas, ¡incluso el físico! Como dos gotas de aguas tan similares a la vez que contrarias. No soy paranoico, varios lo notaron y hasta han hecho insinuaciones sobre si es que el gran y temido alfa por fin encontró a su mate. Mi instinto quiere gritar que es mentira, que Melany es mía y que por lo menos ese puesto nadie me lo quitará jamás.

Rechazos  [DISPONIBLE EN FÍSICO]Where stories live. Discover now