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imaginas: estás casada con levi, y él de verdad te ama muchísimo, pero la mayor parte del tiempo piensas que eres una carga por tu parkinson.

nota: modern au.

...

Levi Ackerman se estacionó en su garage y miró con desgana el volante. Soltó un suspiro de cansancio y se pasó la mano por el rostro, negando ligeramente con la cabeza. Estaba tan estresado por asuntos de trabajo y únicamente quería entrar a su hogar y pasar el tiempo con su mujer mientras ella le repartía caricias en el rostro y cabello para poder relajarse.

—(n), ya llegué. —Dijo, quitándose el saco y dejándolo en el perchero, abriéndose paso por su casa.

—Bienvenido, cariño. —Salió de la cocina para recibirlo. Dejó un beso en sus labios y le sonrió de forma tierna.

Levi, que no dejó pasar por alto las manos de la mujer escondidas detrás de su espalda, frunció el ceño levemente y preguntó por la razón de aquello.

—No es nada. —musitó un poco nerviosa. —No te preocupes. —besó su mejilla, dispuesta a volver con lo que hacía anteriormente, pero el azabache tomó su brazo y jaló éste al frente, dejando a la vista la mano cubierta de vanditas.

La (c/c) miró al piso, triste, dejando de esconder su otra mano pues ya no tenía caso hacerlo. Por otro lado, Levi mantenía ese gesto serio que siempre tenía en su rostro.

No dijo ni una sola palabra, simplemente se acercó a ella y terminó abrazándola, escuchando como su mujer comenzaba a sollozar.

—Y-yo... Yo qu-quería preparar la cena ésta vez. —balbuceó, escondiendo su rostro en el hombro de él, mojando éste con sus lágrimas. —Lo si-siento. —susurró, ahogando un jadeo en su boca.

Ella se sentía tan miserable, una completa carga para él. Se preguntaba constantemente la razón de por qué Levi simplemente no la abandonaba, por qué no hacía sus maletas y se iba para siempre. No tenía sentido desgastar su vida sólo para estar con alguien enfermo.

—Debiste pedir comida, no preparla... —Colocó sus manos sobre los hombros de ella y la apartó ligeramente para verla a los ojos. —Sabes que no puedes hacerlo, (n).

—Quería intentarlo. —tragó saliva. —Hacer algo por ti como tu lo haces por mi. —Se encogió de hombros, evitando la mirada de Levi. —Intenté ignorar el hecho de que tengo Parkinson, pero los temblores son muy... Son muy frecuentes. —Mencionó, observando la manera en la que sus dedos temblaban.

El azabache dirigió su mirada por cortos segundos a los dedos de la mujer y luego suspiró, llevando sus manos a las mejillas de ella para quitarle las lágrimas con sus dedos pulgares. Entonces, para hacerla sentir un poco mejor, le regaló una muy pequeña sonrisa que (n) logró notar.

—Yo terminaré de preparar la cena, tú puedes hacerme compañía. —Entrelazó su mano izquierda con la de ella y la llevó consigo a la cocina.

Estando allí miró el esfuerzo que la (c/c) había puesto en todo. Sí, la cocina era un completo desastre, pero justo ahora no le importaba en lo absoluto. Sus ganas de limpiar no salieron a la luz, lo que le pareció extraño a (n).

—¿Qué era lo que preparabas? —Cuestionó, alejándose de ella para tomar su delantal y colocarselo.

—Arroz y pollo. —señaló la olla en donde el arroz se estaba cocinando y luego el sartén en donde el pollo estaba casi listo. —Por eso hay granos de arroz en el suelo y heridas en mis dedos, mis temblores causaron todo esto. —resopló, tomando asiento en el taburete cerca del mesón de mármol. —Será mejor que prepares otra olla con arroz, quizás esa no sepa bien.

𝘭𝘦𝘷𝘪 𝘢𝘤𝘬𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯 , 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora