Final

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Andrea

Ya habían pasado unos meses desde que había venido a este lugar, la nieve es ciertamente infinita y a veces agradable. Podría haber muerto de soledad o aburrimiento pero conmigo siempre estaba la hermana de Cal. Ella era una Diosa castaña de ojos pequeños, bonita figura y mucho más alta que yo. Desde que me cambie de vuelta con Daniel todo ha ido como se supone debía ir. Michael y Luke vendrán pronto a visitarme en conjunto con Calum, que no ha dejado de llamarme ningún día desde que nos separamos. Los chicos terminaron la escuela e increíblemente todos lograron graduarse sin percance alguno. Ashton, bueno no se de él desde hace tiempo, pero escuché de la hermana de Cal que él había renunciado y vivía ahora en otro país con Mérida, al menos eso salió bien.

Me levanté como todas las mañanas, saludé a Rico, mi nuevo amigo, nos habíamos conocido en el nevado bosque ya días atrás y desde el momento nuestros caminos se cruzaron, él no había parado de seguirme de un lado a otro, me encantaba su pelo blanco y sus ojos azules, era sin duda una buena compañía para los días difíciles. Rico movía la cola sin cesar, esperando por comida por supuesto, ya era hora de su suplemento camino. Sus ladridos despertaron a la castaña, que dormía en una habitación contigua a la mía. Se levantó con lagañas en los ojos y de mal humor como siempre. Ella no es una persona de mañanas, lo aseguro. Ella había cambiado mucho en estos meses, creo que la soledad y mi compañía le habían hecho ver el mundo de una manera diferente. Cuando la conocí era como una chiquilla caprichosa y llorona, sin embargo aceptó usar sus influencias de niña de papá para logar traerme a este lugar…en un avión privado debo recalcar. Ja! Mi primer vuelo fue en un jet privado. Jamás me cansaré de restregárselo a Daniel en la cara.

Al principio era solo yo, en esta pequeña casa que solía pertenecer a la madre de Cal, pero un día de la nada la princesa castaña se presentó en la puerta, con lágrimas en los ojos, buscando refugio y contando como sus “amigos” no eran realmente sus amigos, y gasté semanas escuchándola hablar del malote de su padre y de sus ex amistades superficiales. Nos habíamos hecho bastante cercanas y ahora pasamos los días así, yo esperando a que Cal pueda venir a vivir conmigo y ella esperando recuperarse de su crisis de vida.

La mañana pasó de lo más normal sólo que el sol brillaba más fuerte por alguna razón. Yo estaba esperando la llamada de Cal que diariamente y sin falta ocurría entre las dos y cuatro de la tarde. Estaba muy ansiosa, hacia dos días que no escuchaba su voz y esperaba volver a hablar con el pronto, era la primera vez que pasaba tanto tiempo sin saber de él, estaba preocupada. A eso de las tres y media el teléfono sonó. Era de parte de la policía local de Fort Yukon, anunciándome que debía recoger a alguien a la estación.

Conducía de vuelta a casa, estaba un poco feliz pero decepcionada, cuando recibí la llamada el policía no me había dado nombres, pero para que la policía de este pueblo te llame directamente a tu casa, debía de ser algo importante, aquí nunca sucedía nada interesante, aparte de nieve y más nieve.

-          ¡Todavía no puedo creerlo chicos! ¿Enserio Lucas Robert Hemmings? ¿En serio? – dije por enésima vez, dándole lata a los chicos.

-          Vamos, porque te pones así… no es la gran cosa… acaso que nunca te han arrestado por sexo en público? – dijo Luke con una risilla burlona, mirando a Michael que se sostenía las boca con las dos manos para no dejar ver sus dientes. Les hacía gracia a los malditos la situación.

-          NO! No nunca me ha pasado, no soy tan estúpida, ósea a quien se lo ocurre tener sexo en medio de la nieve? JUSTO A UNOS METROS DE UNA ESTACION!? A QUIEN?! A QUIEN?!

-          Uh uh uh yo se! Yo respondo! – dijo Michael alzando la mano, imitando a un niño de diez años, lo fulmine con la mirada, no entendía el sarcasmo el estúpido.

Los chicos y yo  íbamos conversando durante el trayecto, después de calmarme y reírnos de lo que había sucedido, comencé a contarles una que otra cosa de la vida entre la nieve y con todo el corazón les dije que me alegraba de verlos. Ellos comenzaron a contarme sus planes y me dijeron que después de vacaciones se irían a estudiar música en la misma universidad y que estaban emocionados por la vida que les aguarda en el campus y el nuevo año que comienzan juntos. Les pregunté por Cal, pero ellos solo daban excusas lamentables de porque no pudo venir, tratando de encubrirlo. Me decepcionaba, pero no podía hacer más, colocarme a llorar porque Cal no vino haría sentir mal a los chicos y esa no era la idea del rollo, además él me había prometido venirse a vivir conmigo después de la graduación, así como Luke y Michael y Daniel y Ollie, lo habían hecho. Tenía que ser fuerte y aguardar a que cumpliera su promesa, no me dejaría abandonada en la nieve ¿O sí?... Sacudí esos pensamientos de mi mente y seguí conduciendo hasta que pude visualizar desde lo lejos a mi pequeño Rico moviendo la cola.

Llegamos a la casa, Michael me mostraba en el teléfono fotos de Oliver y mi hermano Daniel, estaban teniendo unas maravillosas vacaciones en la playa, el calor se podía sentir atravesó de la pantalla del celular y me entro un sentimiento de envidia inexplicable, quería ir a la playa! No era justo que el sí y yo no, coloqué cara de puchero mientras Michael reía.

Entramos a la sala y la castaña nos saludó y abrazo fuertemente a Luke, ellos se conocían de antes y les daba gusto poderse volver a ver. Luke a su vez le presentó al nuevo a amor de su vida Michael. Era una escena agradable, todos hablando y compartiendo mientras tomaban chocolate caliente. Después de un rato me dirigí a mi habitación, necesitaba buscar algunas mantas para los chicos, abrí la puerta e inmediatamente lágrimas calientes comenzaron a rodar por mis ojos. Ahí sentado en mi cama estaba el moreno más perfecto de la vida, sin zapatos, con los pantalones abajo y con mi diario entre sus manos, leyendo cada página como si fuese un libro sagrado. Calum, mi dulce y hermoso Calum, cuanto te extrañe, me quedé petrificada viéndolo, analizando cada milímetro de su perfecto cuerpo, sus tatuajes, sus brazos, su cabello desordenado y sus manos grandes y fuertes. Cuando se dio cuenta de mi presencia, sonrió, se levantó de su posición y me abrazó. Fue el abrazo más cálido que alguna vez me hayan dado, estaba cubierto de seguridad y amor. Cal me había extrañado al igual que yo a él, y en ese momento el mundo se detuvo, nos besamos como si no existiera un mañana, uniendo nuestras lenguas en un compás que se hacía más fuerte a medida que el reloj corría, y cuando menos lo supe ya nos encontrábamos en la cama, desnudos y tocándonos de las maneras más indecentes que existen, mientras él me susurraba miles de palabras expresando sus ansías de verme, tocarme, besarme, pasar una eternidad junto a su lado y sobretodo, amarme.

Caminando en DanielWhere stories live. Discover now