Experimento fallido

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Parado frente a la mesa de trabajo con su mapache acompañándolo, Varian mezclaba químicos y hacía experimentos cómo un loco, otra vez.

Ya llevaba así más de 4 días seguidos, estaba obsesionado con esa poción curativa desde que Ruddinger enfermó. Se propuso hacer algo para ayudar en estos casos, probablemente porque en el reino no había nada que ayudara eficientemente con las heridas o enfermedades... Y también cómo escusa para no estar mucho tiempo cerca de Cassandra, se ponía tan nervioso que era incapaz de hacer una oración coherente.

-Bien, aquí vamos -se animó a si mismo antes de combinar los líquidos.

Tenía que ser super cuidadoso, pues el resultado podría ser impredecible si no ponía las cantidades correctas. El toc-toc de alguien tocando la puerta lo desconcentró suficiente cómo para añadir más de lo debido. Afortunadamente para él y su amigo, no mostró cambios, no hubo reacciones y lo más importante, no explotó.

Después de un suspiro aliviado, gritó un "pase" a quién quiera que estuviera afuera de la habitación mientras levantaba el líquido creado y lo examinaba de cerca. La puerta se abrió dejando ver una figura femenina de cabello negro brillante, ojos avellana grisáceo y piel pálida, con una mirada fiera, pero al mismo tiempo amable.

-Hey, nerd-. Llamó la recién llegada, con una voz profunda no muy propia de una dama, pero una que Varian reconoció al instante.

-¡Cassie!- Exclamó medio feliz, medio nervioso, aunque no lo admitiera ante nadie, ni siquiera ante sí mismo, todavía sentía algo por ella- ¿Qué te trae por aquí?

Cassandra había venido de visita por unas cuantas semanas, a veces pasaba por el laboratorio a saludar. La mayoría del tiempo la pasaba con la princesa Rapunzel y el principe Eugene,o cómo ella decía "Real Farsante",poniéndose al día con ellos, ayudándolos o simplemente pasando el rato.

-No has salido de tu laboratorio en días. -regañó, molesta y preocupada a partes iguales-. No has hablado con casi nadie y creo poder afirmar que no dormiste ni una sola vez en todo este tiempo.

-En eso te equivocas, me quedé dormido unas cuantas veces mientras hacía cálculos.

Si, decir eso no fué muy inteligente de su parte, lo supo en cuánto vió la mirada de molestia de Cassandra, esa mirada que parece juzgar tú alma.

-Solo, ven a almorzar ¿Sí? No te mueras de hambre. -susurró intentando no perder la paciencia antes de salir y decir desde afuera-. ¡Y hay manzanas para Ruddinger!

Con solo escuchar esto el mapache salió corriendo en dirección a la puerta, haciendo tropezar a su dueño en el camino, finalmente alcanzando la entrada a los pasillos, corriendo para llegar a las manzanas lo más rápido posible. Varian cayó derramando la mezcla sobre él, muy desafortunado la verdad.

-¡Ruddinger! -gritó mientras se sentaba, ese mapache solo parecía reaccionar a la comida.

Intentó levantarse, solo para volver a caer, se sentía extraño, cómo si su cuerpo dejara de responderle correctamente, entonces sintió algo a su lado y volteó para ver... ¿Una cola peluda? ¿De su tamaño? Ningún animal del que tenía conocimiento poseía una cola así de grande. Hizo otro intento para levantarse, obviamente no lo logró y se llevó un gran susto cuándo bajo la mirada a sus manos, o mejor dicho, lo que solía ser sus manos. Ahora sus extremidades estaban cubierta de pelaje negro y su forma era similar a la de un gato.

Alto ¿Un gato?

Observó alarmado que el resto de lo que solía ser su cuerpo ahora era más flexible, pequeño y peludo, era exactamente igual al de un gato negro común y corriente, solo que él no era un gato común y corriente ¡Ni siquiera era un gato para empezar!

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