Hydra

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Wanda POV.

Me dolía todo, sentía cada músculo de mi cuerpo tenso, sentía todas las agujas que tenía insertadas en mi cuerpo, "¿Por qué de nuevo?" pensaba internamente mientras sentía cómo retiraban las agujas y me levantaban de la camilla, levanté mi vista y vi la puerta del cuarto dónde llevaba viviendo las últimas 3 semanas, abrieron la puerta y me aventaron dentro del cuarto oscuro como si fuera un juguete, cuando sentí el frío piso bajo mi cuerpo solté un gemido de dolor por la fuerza del golpe, cerraron la puerta mientras lloraba. Todo de mi dolía, físicamente no tenía fuerzas, lo único que me alegraba era saber que Pietro no estaba aquí esta vez, tenía un brazalete en la mano que anulaba mis poderes, durante todo este tiempo seguí repitiéndome como es que no pude ver llegar a esa maldita camioneta negra.

**Flashback**

Salí del estudio de fotografía más temprano, Diana Prince una de las mejores fotógrafas de la ciudad me había contratado cuando observó mi portafolio el día de mi graduación, había logrado graduarme meses antes por mi dedicación a la fotografía, el portafolio contenía fotos de diferentes cosas, desde animales, flores, paisajes, lugares hasta personas de las cuales solamente una destacaba por las diferentes fotos, Natasha era el rostro principal de aquella exposición, eran fotos tomadas en momentos de distracción, en una salía mirando la playa, momento que retraté cuando la puesta de sol estaba en su mayor esplendor, otra de las fotos fue cuando la encontré sentada en el piano mientras cantaba, sus facciones al expresar cada parte de la canción hicieron de ese momento un momento sumamente especial, así que lo retraté, mientras que en la tercera y última foto ella salía dormida, sus facciones relajadas y sus labios entre abiertos le dieron un toque de serenidad a la foto. 

Decidí meterlas al portafolio como una forma de cerrar un capítulo de mi vida, pero no lo logré, fue todo lo contrario, aparté esos recuerdos mientras caminaba hacia mi departamento, ya no vivía donde mismo, crucé el boulevard principal sin notar que una camioneta negra estaba estacionada unos metros atrás de dónde crucé, no me dio tiempo de reaccionar cuando la camioneta se interpuso en mi camino y unos hombre bajaron con el brazalete y una venda que pusieron en mi boca mientras otro me golpeó dejándome inconsciente.

**Fin del flashback**

Han pasado tres semanas desde aquello, tenía un trabajo que me permitía vivir mejor, un trabajo donde yo amaba lo que hacía, sin embargo mi corazón estaba incompleto, ni mil trabajos fotográficos, ni decenas de buenos polvos lograban llenar ese vacío. Ella siguió apareciendo en mis sueños cada noche, en cada pensamiento de mi día y hasta en estos momentos ella está presente, volver a verla, volver a sentir sus labios contra los míos es una de las razones por las cuales e logrado seguir en pie, y aún así, el recuerdo de la noche en que todo se terminó seguía jodiendo mi corazón, ver cómo ella se rendía sin siquiera haber intentado confiar en mi fue desgarrador, tenía un poco de esperanza en que ella me detuviera cuando giré sobre mis talones y me dirigí a la puerta de su departamento para salir de el. 

No lo hizo, y esta vez no sería yo quien la buscaría, pasaron 6 meses de eso y fue cuando sucedió mi graduación y mi oportunidad de empleo con Diana Prince, Diana se había convertido en mi mejor amiga, mis horas de trabajo con ella hicieron que nos conociéramos mejor y fue cuando nuestra amistad surgió, habíamos intentado tener algo más que una amistad pero no se pudo, ella aún no superaba a Steve Trevor y yo aún no superaba a Natasha, hasta la fecha sigo sin poder hacerlo.

No sé cuánto tiempo pasó desde que me habían encerrado de nuevo en el cuarto, solamente me llevaron una vez de comer, no sin antes darme la paliza que les gustaba darme antes de entregarme la bandeja de comida, realmente me asqueaba saber que mi cuerpo fue utilizado para su satisfacción varías veces, no les bastaba con las pruebas que le hacían a mi cuerpo para saber el alcance y el origen de mis poderes, si no que aparte les divertía jugar con mi integridad, varias veces tuve que pensar en Natasha para no sentir tanto dolor, no lograba quitarlo pero no me sentía tan mal después de, la puerta se abrió nuevamente ante mi y dos hombre se acercaron para tomarme por los brazos y sacarme de ahí para llevarme al laboratorio.

-Hola de nuevo, Wanda.- Dijo un tipo de cabeza roja parecido a un cráneo.-Hace años que no sabía de ti, al parecer te has divertido con el experimento fallido de la Habitación Roja.- Dijo y sonrió malévolamente, puse cara de no saber a quién se refería porque realmente no sé a quién se refería.-¿Ha si que no te contó nada eh?- Preguntó en tono divertido.-La querida agente Romanoff, no pudo contra ella misma.- Se rió.-Dale mis saludos cuando la veas en el infierno, Maximoff.- Iba a responder cuando una corriente eléctrica hizo que todo mi cuerpo se contrajera del dolor, no pude gritar debido al aparato que me pusieron para apretar los dientes y no gritara, una segunda ola de electricidad recorrió mi cuerpo y de nuevo apreté los dientes.

Sentí como el brazalete se rompía, no sé en que momento pasó pero en la tercera ola de energía eléctrica un campo de fuerza me rodeó, mis poderes actuaron por si solos, caí desmayada de la camilla, realmente no tenía fuerzas para nada, oí una explosión en una de las paredes del laboratorio, observé cómo varios agentes con chalecos de S.H.I.E.L.D entraban para después dar paso a varias personas en trajes especiales, una de las personas se acercó a mí y de inmediato reconocí ese hermoso cabello rojizo.

-Wanda, por favor reacciona.- Escuché aquella voz que había querido escuchar durante todos estos meses, levanté mi mano como pude y rocé su mejilla para después cerrar totalmente mis ojos; sentía demasiado cansancio, en mi mente se reproducía una y otra vez la noche en que Natasha y yo nos besamos por primera vez.

Estábamos regresando de un restaurante de sushi que se encontraba en el centro de Miami, Nat me acompañaba a mi departamento mientras platicábamos de todo y de nada a la vez, habían pasado dos meses desde nuestro encuentro en el café, las cosas iban tranquilas, todo tomaba forma a su tiempo. Al llegar la invité a pasar, puse una película y le ofrecí una cerveza, ella nunca la había probado así que me animé a ofrecerle una.

-Para alguien con un paladar fino para el alcohol, al parecer no te desagradó.- Dije con una sonrisa, ella soltó una pequeña carcajada.

-Realmente está buena, no le vuelvo a decir que no a una Corona.- Leyó en la etiqueta de la cerveza, yo me reí un poco por la pronunciación en español que le dio.

-Cuando quieras es lo que encontrarás aquí, cervezas, vino y jugos de frutas.- Terminé de decir y ambas reímos mientras comíamos palomas y veíamos la película, todo estaba tranquilo, ella agarró mi mano y le dio un ligero apretón mientras se acercaba un poco más, nuestros hombros quedaron uno contra otro, mis nervios aumentaron, sentí como mi respiración se pausó cuando ella posó su mano en mi mejilla izquierda haciendo que volteara en su dirección.

-Nat, no lo hagas si no quieres aún.- Dije en un susurro.

-Es lo que quiero Wanda.- Dijo ella para unir nuestros labios por primera vez, acerqué mis manos a su cuello y ella agarró mi cintura haciendo que quedara a horcajadas sobre ella, el beso comenzó tranquiló, hasta que se convirtió en un beso más necesitado, nos separamos cuando el oxígeno empezó a faltar, Natasha terminó el beso mordiendo un poco mi labio inferior, por inercia sonreí mientras ella acomodaba un mechón de cabello detrás de mi oreja.

-Eres preciosa, Wanda.- Dijo para darme un casto beso después, yo sólo la abracé aspirando su aroma, me volvía loca.

Abrí mis ojos lentamente acostumbrándome a la claridad de la habitación, oí que alguien hablaba mientras sostenía una de mis manos, reconocería esa voz en todos lados.

-No te des por vencida, por favor, te necesito Wanda, necesito despertarme contigo cada mañana, necesito llevarte el desayuno a la cama, necesito envejecer a tu lado, por favor, no te des por vencida.- Dijo con la voz apagada, di un apretón a su mano mientras mi corazón latía a mil por hora haciendo que las máquinas a las que estaba conectada sonasen, ella se levantó rápidamente y le habló al doctor, traté de hablar pero al intentarlo mi garganta dolía.

-No te fuerces, preciosa.- Dijo dándole un beso a mi mano, a su lado me sentía segura, no había duda que mi corazón le pertenecía, pero ahora yo tenía miedo por ella, por ambas.

SAY YOU WON'T LET GOWhere stories live. Discover now