♡--Nuestras miradas cruzaron.
Mis orbes de topacio y sus
orbes de oro están echos para
estar uno al lado del otro.
Pero....
¿por que me da una sensación
nostálgica?
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Un niño corría alegremente hacia el árbol, sus brazos estaban extendidos y en su mano derecha traía su nueva consola portátil. Su sonrisa en aquel momento era lo más hermoso que existía.
— ¡Yatsumiro! – grito alegremente al ver a su mejor amiga cerca de aquel árbol.
— ¡Kodzuken!
Yashiro se empezó a dirigir hacia Kozume, al igual que el también tenía sus brazos extendidos. Una vez se encontraron se abrazaron fuertemente, con abrazo lleno de felicidad. Luego de que se separaran, Kodzuken le mostró su nueva consola a la niña.
— ¿es...una consola portátil? – preguntó la niña, sus pequeños ojos brillaban – ¿p-podemos...jugar al pokemon?
El niño asintió varias veces emocionadamente. Ambos se sentaron uno al lado del otro, empezando a jugar a aquel juegovideojuego. Estaban extremadamente felices.
Aunque su felicidad no duró mucho, unos niños llegaron con el fin de molestar.
— ¡miren chicos! El rarito de Kenma está con otra rarita – dijo burlón el niño que siempre molestaba al pequeño Kenma.
Los otros dos niños se rieron, solo para seguir a su líder.
— oh, miren, un niño normal sin nada interesante en su vida, que esta acompañado por copias de ese niño – dijo Yashiro con sarcasmo – no lo se, prefiero ser única antes que una simple copia ¿no es así, Kodzuken?
La pelinegra miró a Kodzuken, el estaba temblando, tratando de esconderse detras de la niña. Yashiro lo vio con pena, también sentía un gran enojo hacia los niños.
— ¿¡Qué dijiste!? – preguntó el niño enfadado, los otros niños estaban por golpear a la niña.
— ¿Kodzuken, estos niños te molestan? – preguntó ignorado a los demás, el pequeño niño asustado asintió.
La niña se levantó de su lugar, empezó a dirigirse a los niños.
— déjenlo en paz ¿entendido? – dijo molesta, tratando de contener sus ganas de golpearlos.
— tu no eres nadie para decirme que hacer.
— tu no eres nadie para estar molestando a los demás.
El niño sin nada que decir, le dio un puñetazo en la cara, Yashiro calló al suelo.
