ᴋᴇɴᴍᴀ ɢᴀᴛᴜɴᴏ

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𝐎𝐑𝐎 𝐘 𝐓𝐎𝐏𝐀𝐂𝐈𝐎
♡: ʸ ᵃ ᵗ ˢ ᵘ ᵐ ⁱ ʳ ᵒ _ ᶜ ʰ ᵃ ⁿ

𝐎𝐑𝐎 𝐘 𝐓𝐎𝐏𝐀𝐂𝐈𝐎♡: ʸ ᵃ ᵗ ˢ ᵘ ᵐ ⁱ ʳ ᵒ _ ᶜ ʰ ᵃ ⁿ

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Era fin de semana, específicamente sábado, específicamente las cuatro en punto. El Nekoma tenia un práctica, en la prefectura Miyagi. No se específicamente contra que preparatorias jugarán, pero supongo que dos o tres.

Una vez en frente del autobús y que estuviésemos todos, nos acomodamos.

— emmm, Yashiro ¿quisieras sentarte conmigo? – pregunto Kenma.

— claro... – respondí algo ¿nerviosa?

Nos sentamos en uno de los últimos asientos, yo al lado de la ventana. Me dispuse sacar mi psp, Kenma hizo lo mismo.

— ¿por qué nivel vas? – pregunto Kenma, al ver que jugaba al mismo juego que el.

— 80 ¿y tu? – respondí sin desviar la vista de mi video juego.

— 81 – respondió – la técnica para poder superar el nivel es fácil...tienes que esperar que termine de atacar, luego ataca con toda tu fuerza.

— ooh, ya entiendo.

Intente la técnica de Kenma, definitivamente funciono. Sonreí, borre mi sonrisa de inmediato, desvíe mi vista a la ventana.

— Yashiro... – dirigí mi vista a Kenma – ¿te...gusta el rock? – pregunto viendo mi sudadera de Queen.

Asentí. De verdad me gustaba demasiado. Observe mejor la sudadera, de un color rojo vivo, de talla grande. También llevaba unos leggings negros, que me llegaban un poco más arriba de la rodilla. Y claro, mis bellas y preciadas vans negras.

Continúe viendo la ventana, dándome sueño. Sentí mis ojos pesados, de verdad los viajes me daban sueños, además, no dormí bien. Mi torso se dejo caer a un lado, mi cabeza choco con el hombro de Kenma. Al instante me volví a enderezar.

— lo siento – me disculpe, sentí mis mejillas arder.

— no...es una molestia...puedes dormir tranquila en mi hombro – dijo el, su mejillas estaban teñidas de un leve rosado.

En fin, apoye mi cabeza en su hombro. Se sentía cálido. Cerré mis ojos, me dormí a los segundos.

.

.

.

Sentí un leve empujón.

—  Yashiro...– susurró Kenma en mí oído.

Abrí mis ojos lentamente, endereze mi torso para sentarme mejor. Dirigí mí vista a Kenma, sin comprender nada. El tenía un sonrisa en su rostro, una sonrisa relajada.

𝐎𝐑𝐎 𝐘 𝐓𝐎𝐏𝐀𝐂𝐈𝐎 - 𝐊𝐞𝐧𝐦𝐚 𝐊𝐨𝐳𝐮𝐦𝐞Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu