¡¡EL PERGAMINO DEL TIEMPO!!

Enfrentamiento final.

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EN EL FUTURO...

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Una persona arrojaba kunais a un árbol, como si fuera un enemigo y no como si estuviera entrenando realmente. Estaba enojado y cansado a la vez. Pero no dejaba de lanzar dando a casi todo el árbol.

— ¿Qué te hizo el pobre árbol?— Una voz a su izquierda, que observaba desde hace un tiempo, sin que el otro se diera cuenta. Le preguntaba acerca del árbol. 

— Nada, solo entrenó. — siguiendo en lanzar ahora shuriken.

— Mmm... por como lo llevas, puedo percibir tu enojó a ese árbol. — dijo despreocupado cruzando los brazos dirigiendo su vista al menor. 

— No estoy enojado. — Alzando su vista y vio con seriedad los ojos de su progenitor. Lo ignoro y siguió con lo suyo. 

— Si lo estás. — esperando una reacción, pero no seguía lanzando sus armas ninjas. — Muy bien suficiente. — deteniéndolo antes de que lanzará uno más.

—Porque... — espeto de mala gana. 

—¿Me dirás sobre tu enojó? — preguntó cauteloso el mayor, porque bien conocía el temperamento volátil del menor. 

— Te dije, que no estoy enojado. — ignorándolo la mirada de este.

— Lo estás. ¿Qué sucede Obito, algo te aflige?— cuestionó arqueando una ceja al pequeño.

— No nada oto-san, solo estoy entrenando. — sin observarlo, ya sabía que su padre podía leer como un libro abierto.

—Mmm.... Porque siento que es por It... — lo interrumpió antes de terminar.

— ¡No es por ese idiota! — menciono enojado, al escuchar que su enojo era por ese tonto Uchiha. Primero se tiraba de un puente.

—.... Digamos que te creo, ¿Entonces porque tu enojó? — sabía que su pequeño hijo, terminaría por decirle la verdad, si seguía con ese interrogatorio. Entonces no sé detuvo.

— Nada en particular. — aseguro con seriedad. 

— Ahh bien querido hijo. — bufo inconforme, como si nada y saco su típico libro de su bolso ninja para empezar a leerlo.

— ¿Dejarás de preguntarme? — preguntó extrañado por el cambio de su padre.

— No es lo que querías. Solo sigue entrenando e ignora mi presencia. — sin dejar de ver el libro.

El menor lo vio de reojo, pero siguió lanzando kunais como si nada. Realmente sentía el ambiente pesado, aun con el gran silencio que los rodeaba a los dos. Si, él se iba a frustrar, algo dentro de Obito le dijo que se fuera del lugar, pero no allí esta a quieto, estático con los pies pegados al suelo.  

Se termino desesperando no era habitual en su padre quedarse tan callado. No pudo contenerse más y sus sentimientos fluyeron solos. 

— Tsk.. es él, ¡¡Como se atrevió a faltar a su palabra!! — casi grito, ahora sí teniendo toda la atención de su padre sobre su persona.

— Entonces es por él... ¿Porqué lo dices? — queriendo saber más, sobre el tema.

— ¡¡Es un TONTO, que se queda dormido y llega tarde a los entrenamientos que teníamos que hacer y ¡NO sólo eso! También desaparece, dejando a toda la aldea en crisis!! — dijo a todo pulmón liberándose de un peso de encima.