C a p í t u l o 23

493 59 22
                                    

ー¿Por qué hiciste eso? ーpreguntó Sebastián.

Allan remojó una toalla, la exprimió y la colocó en la frente del chico. Pero no dijo nada.

ーAllan...

Sebastián acarició la mejilla del castaño y éste se levantó.

ー¿Por qué traicionaste a Cry?

ーNo sé.

Cuando se dio la vuelta para irse, Allan fue detenido por la mano de Sebastián, quien le agarró la muñeca con un poco de fuerza.

ーÉramos sus amigos. ¿Qué te hizo hacer eso? Sabes que él no se lo merece.

ー¿Y dejarte ahí por siempre? Con el gobierno de un país enemigo, haciendo cosas que no quieres hacer... ーhizo una pausaー. No lo entenderías.

ーEntonces ayúdame a entender.

Ambos se quedaron en silencio por un momento.

ーA veces siento que te debo todo. La vida, incluso. He sido muy... malo. Creo que jamás te di las gracias por lo que hiciste por mí. Y aun así siempre estuviste conmigo. Cuando te rechacé pensé que ahí acababa nuestra relación. Pero seguiste conmigo como si nada. Y pensé "qué irritante". Pero eras el único, aparte de Germán, que seguía conmigo. Y ahora me doy cuenta... Ya no tengo familia, no tengo pareja... Tú eres lo único que me queda. Eres lo único que no puedo perder...

Allan se sentó nuevamente en la silla al lado de la camilla, cubrió su rostro con sus manos, pero se negaba a llorar.

ーSé que no debí hacerle eso a Cry. Fue un error enorme. Me arrepiento de hacerlo pero estoy seguro que me arrepentiria más si te hubiera dejado ahí... Son decisiones difíciles. No se toman en un segundo.

Sebastián acarició el cabello de Allan. Sentía una paz interior cuando estaba con él y su dolor desaparecía.

Nunca lo había visto llorar. Allan reprimía sus emociones como si fueran un pecado. Por muy raro que pudiera sonar, deseaba verlo llorar. Creía que una amistad, incluso un noviazgo, era ver la parte más vulnerable del otro. No para reírse, no para ignorar. La intimidad no era tener relaciones, era mostrar su lado más sensible sin miedo a ser juzgado.

ーGracias, Allan.

ーYo debería darte las gracias...

ーPero no lo veas como una obligación.

ーNo lo veo como una obligación... Sólo creo que ya es hora de madurar y agradecerte por lo que has hecho por mí. Incluso aunque eres menor que yo.

ー¿Por qué no lo habías hecho antes?

ーHmm... Me molestaba que la gente se metiera en mis problemas. Me molestaba que vieras mi situación... No sé. Estoy cansado... Quiero olvidarme de todo.

ーDe acuerdo.

***

2 SEMANAS DESPUÉS

ーEstamos muy gastados. No hay dinero para más armas. No hay soldados. Y ningún país intervendrá en esto. Si logramos derrotar al gobierno, incluso a Iván, ganaremos. Te hemos dejado descansar bastante. Así que atacarémos la zona este y oeste mientras tú vas al centro a... Bueno. Lo sabes de sobra. Y también sabes que quiero que esta batalla sea la última. O lo matas o te mata. Tú eliges, ¿entiendes Cry?

ーSí...

Mi voz podía sonar indiferente, incluso mi rostro podía estar serio, pero las lágrimas no mentían.

Me llevaron en un coche a la zona centro y me dejaron como perro callejero en la ciudad. Fácilmente podía correr y esconderme. O podría hacer nada y esperar mi muerte. Pero sabía muy bien que Iván me encontraría de una u otra forma. No estaba listo para mirarle a la cara. No estaba listo para la despedida.

Y después de una hora escondido a la espera de Iván, llegó en una camioneta conducida por Juan.

Mierda, Juan.

El coche se alejó cuando Iván se bajó. En ese momento sentí náuseas, un nudo en la garganta y cadenas invisibles que no me permitían moverme. Porque... Dios. Era Iván.

ーSí te puedo ver puñetas.

Iván comenzó a acercarse a donde me encontraba y con un rápido movimiento de mano sacó una navaja y me lo lanzó. Solo lastimó levemente mi mejilla, pero qué puto miedo me daba estar cerca de él. ¿Y no era raro? Mi primera vez sintiendo miedo por él...

ー¿Por qué te escondes mierda? ¿De tanto abrir las piernas ya no puedes caminar?

Salí de mi escondite con navaja en mano. Claramente su rostro estaba enojado, y la vibra que me daba me hacía querer escapar. Pero era obvio que el gobierno no me dejaría hacer eso.

ー¿Estás satisfecho con lo que me hiciste o no tienes llena...?

ー¡El mundo ahora es un caos por la rivalidad entre los hombres! Por favor, no seamos como ellos.

ーTodo esto comenzó por tu gente y un líder. No me sorprendería que tú fueras igual.

ー¡No lo soy! ¿No me has visto? Sólo quiero que volvamos a ser como antes. Es lo único que pido...

ーNo me creas tan débil para que caiga en tu chantaje. Me enamoré de tu yo de antes, no del de ahora. Y no seguiré mirando al pasado para cometer los mismos errores.

ー¿Errores? Pero...

ー¡Tú mataste todo lo que amaba! ¡Pero eso se acabó! No volverás a sentir lástima. Si por mí sufres, yo me encargaré de terminar con tu dolor. Te lo prometo.

ーIván...

Olvídate del chico. Concéntrate en tu misión.

Hubo un silencio de un minuto. Solo nos veíamos a los ojos. No necesitábamos de palabras para saber lo que el otro quería decir. Tampoco necesitábamos de movimientos para expresar nuestras emociones. Sus ojos cafés me decían lo que su boca no...

ー¡Mierda! ーgrité cuando Iván sacó mi anillo y lo lanzó a mi rostro. Seguro un moreton aparecería en mi ojo en cuestión de minutos.

Después de eso, Iván se abalanzó contra mí y en repetidas ocasiones intentó enterrarme la navaja en mi cuerpo. Yo hacía lo imposible para alejarlo, y a veces, sin ser consciente de ello, también intentaba matarlo.

Estaba llorando. Ambos estábamos llorando. No sabía la razón de Iván. Pero la mía era el miedo a morir de esta manera. Y la frustración de que nada hubiera salido como quise. Y el dolor de que Iván solo pensara en acabar conmigo... La maldita tristeza...

「 Mi rival favorito 」♡ミ(ᴘɪᴘᴇᴘᴜɴᴋ x ᴄʀʏ) Where stories live. Discover now