Dime Mamá (Tom Riddle)

25

Volvi...

El cielo estaba repleto de nubes, de aquellas nubes que te avisan de que algo pasará, tal ves solo sea un cielo nublado, que avisa que lloverá pronto, y que no tarda en esconderse aquel sol. Hasta que la lluvia termine, ese sol volverá a salir, así como la gran mayoría de nuestros problemas, que nos opacan a nosotros mismo y ese brillo que teníamos, tardara en salir, hasta que volvemos a encontrarnos, con una vaga sonrisa.

Tom solo estaba sumergido en sus pensamientos, y su mirada estaba perdida en aquel cielo nublado que lo hizo para a pensar en ciertas cosas, algunas no tan importantes, pero otras, eran las que le quitaban el sueño noche tras noche.

Así que cuando algo te atormenta, y no para de estar en tu cabeza, que mejor forma de soltarlo en una voz tan alta, que aquella persona solo para un segundo de su tiempo para mirarte y soltar un consejo, un consejo que para muchos no será suficiente, y que simplemente la voz de tu interior te dicen que ya sabes la repuesta a todo esto, que solamente  estás chocando con una pared que te impide avanzar, y esa pared, eres tú mismo.

°°°

Tom y Amelia se encontraban en la sala, sentados frente a la chimenea, En es lugar, solo se escuchaba el sonido de las hojas cuando estás eran cambiadas de páginas, hasta que nuestro querido Tom decidió romper el silencio.

- Al parecer no tardaron en encontrarnos, empezaba a preguntar cuando aparecería la cabra loca - una sonrisa era dibujada en su rostro con tal discreción que sólo se veía la comisura de sus labios levantada, apartando la mirada que tenía en la lectura, y así parar a observar a Amelia - sigo considerando que deberíamos enviarlo a un psiquiátrico.

- Tom ...

- Lo sé, Lo sé, sería difícil llevarlo por la fuerza, pero si en una de esas lo agarramos desprevenido, tal ves se pueda. - La sonrisa de Tom cada ves se volvía más grande - hay que hacerlo!

- Tom, nadie llevará a nadie a un psiquiátrico, además con que permiso saldrás tu de aquí?, recuerda que estás castigado, aún no olvido lo que has hecho - Amelia le envío una mirada amenazante a Tom, asiendo que este solo mirará a otro sitio -

- En mi humilde opinión yo jamás pensé que usar el hechizo incendió se saldría de control - Tom reprimió una risa al recordar aquel día -

- LE QUEMASTE LA COLA A ROSE! - dicho esto Tom soltó una carcajada - no te rías Tom!, por culpa de eso la pobre Rose no podía ni sentarse.

- Ella tuvo la culpa, si no me hubiera distraído con sus regaños, eso no hubiera pasado - dicho esto, Tom volvió a su lectura, queriendo evitar de nuevo el regaño de Amelia -

- Ambos sabemos lo bueno que eres aprendiendo y practicando los hechizos, asi que yo no me  trago esa mentirita de que fue solo un "accidente", Tom - Amelia arrebato el libro que sostenia tom en sus brazos - es hora de dormir, mañana tenemos un largo dia, nuevos aliados hay que conocer, como un nuevo lugar donde, para ti, mi querido tom, nuevos conocimientos tendras.

- Me gusta la idea de seguir aprendiendo en casa, aunque, los aliados suena bien, por algo acepte - Tom se levanto del sillon, para dirigisre a amalia - Buenas noches amelia.

- buenas noches tom -

•••

- Diffindo!- las patas de la derecha de la cama de Tom, se rompen por el hechizo, esto hace que Tom ruede por la cama y se rompa su mandarina, después de esta acción, el Bello durmiente es levantado por esta acción -

- Amelia!!! - Amelia después de este grito de parte de Tom, corría por su vida.

-Tom me la debías! - dijo mientras corría esquivando los hechizos de Tom - oh vamos Tom después de todo estás locuras llenan de vida la diversión de la casa.

- No me vengas con esas cosas! - dijo Tom mientras corría en círculos de atrás de Amelia, en la sala de visitas -

Amelia deja que el hechizo de Tom le de, después de todo, no tenía buena condición física.

Una carcajada se expandió por todo el cierto por parte de Tom.

- pollo!!, Eres un maldito pollo Amelia!. -

Después de esto Amelia corrió a su habitación, después de todo tenía una entrevista de trabajo para la escuela de magia que cursaría Tom.

- Ah no está tan mal, diria que tiene su encanto - dijo Amelia viendose al espejo, tratando de calmarse, y no llevar a la tumba a Tom en este momento, 1, 2, y..... - Dios!, TOM DAME EL MALDITO CONTRAHECHIZO, OH JURO QUE POR MORGANA TE COLGARE DEL MALDITO TECHO BOCA ABAJO -

Tom por un momento sintió pánico, Amelia era la única que lo ponía de este estado, después de todo no es como si fuera la primera vez que lo colgará del techo, por cuánto lo dejaría por está ves, una hora, un día, o una semana completa, de solo pensarlo se le erizo la piel.

Tom entro a la habitación de Amelia, con una sonrisa tierna, que esperaba que este arma, funcionara con Amelia.

- Solo fue una pequeña broma - la sonrisa que sostenía en ese momento Tom se le borro de inmediato, al ver la mirada matadora por parte de Amelia - oh vamos Amelia después de todo estás locuras llenan de vida la diversión de la casa.

- No utilices mis palabras en mi contra Tom! - dijo Amelia mientras giraba para ver a Tom - Además tienes que apúrate, recuerda que el tiempo no es eterno.

Dicho esto Tom empezó con el contrahechizo. Por cada movimiento que daba de su varita, Amelia quedaba más horrorizada, mientras que Tom trataba de comprimir su risa, o no señores, el no quería quedar del techo colgado.

- Que es esto?!, Es un corazón, que parece un maldito trasero, acaso soy la reina roja? -dicho esto Tom soltó una risa pequeña que apenas podía ser contenida -

-No te rías Tom, esto no es gracioso -

°°°

- Estás listo Tom? - pregunto Amelia a Tom -

- Esa pregunta me ofende, porque yo siempre estoy más que listo - dijo Tom para tomar la mano de Amelia y aparecer en la Escuela de  magia Catedelm .

Frente a ellos edificios de formas extrañas, estaban enfrente de ellos, incluso se podría de decir que estaban dentro de un escudo al rededor de los edificios que impedía que el agua que estaba al rededor de ellos, no los ahogará.

- Esto no podía ser más extraño..

- Bienvenidos a Catedelm, la escuela de magia de total libertad, en la que la magia no tiene un límite. ¿Hasta donde cree usted que puede llegar su magia?, Señor  Dumbledore. - Dijo aquel hombre dirigiéndose a Tom - Es un placer tenerla con nosotros Señora Dumbledore, pero permíteme presentarme soy Wenzel Wilmer.