6. Unos cuantos tumbos en el camino.

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Nolan estaba en el palco principal, bebiendo de su copa de vino mientras miraba el baile que se gestaba abajo

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Nolan estaba en el palco principal, bebiendo de su copa de vino mientras miraba el baile que se gestaba abajo. En realidad ni siquiera le gustaba el vino, sin embargo, sentía que tenía que ocuparse en algo para encajar en esa celebración, incluso aunque fuera algo tan banal como tomar. La gente no paraba de sonreír, bailar, soltar carcajadas y tomar, y todo le parecía tan falso a Nolan que era como ver una obra de teatro. Como si él fuera el público en ese falso y exagerado espectáculo.

Bueno, no todo era falso. Se dio cuenta de que había pequeños destellos de realidad y honestidad como Thomas Daft tomando unos cuantos panqueques de la mesa de banquetes, los Luan con sus miradas ávidas de poder y, por supuesto, su hermana, la cual seguía bailando frenéticamente al ritmo de la música. Nolan sonrió al ver a su hermana tan feliz; sus movimientos carecían de ritmo y gracia, pero a ella no le importaba nada mientras se movía sin parar por toda la pista de baile, girando como un reilete en un día ventoso. Nolan se alegró de verla divirtiéndose y eso bastó para que se soltara un poco: comenzó a mover su pie al ritmo de la música.

Tarareó la canción y se llevó la copa a los labios mientras esperaba que el tiempo pasara más rápido, ansiando que esa celebración concluyera. No porque no le gustaran las fiestas, en realidad le encantaban, sin embargo, el DS Double D se le hacía absurdo. La demostración de poderes era entretenida de ver, lo admitía, pero era ridículo que en base a eso eligieran a las casas que pertenecerían al consejo, y, sobretodo, le molestaba que hicieran creer a la gente que tenía una oportunidad cuando en realidad el concejo se había mantenido con las mismas familias de representantes por las ultimas diez décadas.

Dejó su copa vacía en una mesa cercana y se levantó para ir a buscar algo un poco más fuerte que le permitiera sobrellevar la velada. Estaba a mitad de las escaleras cuando observó a su madre ingresar al salón de baile con ese aire de altivez que la caracterizaba. Se había ido a preparar para la demostración de poderes y ya traía un vestido y peinado diferente.

Inmediatamente la cabeza de Nolan se aclaró. Terminó de bajar las escaleras del palco algo tambaleante, y antes de que Lara viera a Lee bailando entre la masa heterogénea de personas, se colocó frente a su madre para llamar su atención.

—¿Qué te he dicho de correr en eventos así? —le reprochó en cuanto lo tuvo enfrente—. Ya no eres un niño, Nolan, debes comportarte.

—Lo sé, lo siento —se disculpó mientras mantenía una buena distancia para que su madre no oliera el alcohol—. Es que quería decirte algo muy importante.

—Ah ¿si? —replicó con repentino interés porque Lara Jamerson no se interesaba por nada que le ocurriera a sus hijos a menos que ese algo la beneficiara o le afectara—. ¿Qué?

«Piensa rápido. Piensa», se presionó Nolan mientras ideaba una mentira. Lamentablemente, su capacidad para mentir no era mucha y menos cuando una bruma espesa cubría su mente gracias al alcohol. Maldijo aquellas copas que se tomó.

La dinastía ElvishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora