Escrito estaba, sí: se rompe en vano
Una vez y otra la fatal cadena,
Y mi vigor por recobrar me afano.
Escrito estaba: el cielo me condena
A tornar siempre al cautiverio rudo,
Y yo obediente acudo,
Restaurando eslabones
Que cada vez más rígidos me oprimen;
Pues el yugo fatal no me redimen
De mi altivez postreras convulsiones.¡Heme aquí! ¡Tuya soy! ¡Dispón, destino,
De tu víctima dócil! Yo me entrego
Cual hoja seca al raudo torbellino
Que la arrebata ciego.
¡Tuya soy! ¡Heme aquí! ¡Todo lo puedes!
Tu capricho es mi ley: sacia tu saña...
Pero sabe, ¡oh cruel!, que no me engaña
La sonrisa falaz que hoy me concedes.ºGertrudis Gómez de Avellanedaº
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La dinastía Elvish
FantasyEl amor lleva a la locura y eso Nefertari, reina de Macrew, lo sabe muy bien. Con el afán de salvar a su hijo, Alexandret, de una maldición que lleva siglos en su familia, Nefertari lanza un conjuro contra Winter, la chica que dicen que será la ruin...