3. SÁBADO DE TORMENTA MENTAL

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6 DE FEBRERO

RACHEL SILVERTON

- ¡Ya he llegado a casa! - grito quitándome el grueso abrigo de lana.

Después, me deshago de las botas, los guantes y la bufanda. Aunque me encanta esta estación del año, tanta ropa me agobia.

Mientras me dirijo a la cocina, saco mi teléfono móvil y reviso algunas notificaciones, la mayoría son e-mails de la academia de policía donde he estado estudiando los dos últimos años. Todos ellos son de mis profesores, felicitándome por haberme sacado el título de detective de policía en tan solo dos años. Pero que podía hacer, mi madre es locutora de rádio y tenía que mantenernos a mi hermana menor y a mi. Desde que hemos tenido la edad, Juliette y yo nos hemos adentrado en el mundo laboral para ayudar a mamá. Es lo menos que podíamos hacer, ella nos lo ha dado todo.

Cuando entro en la cocina, Juliette está preparando la cena. Su cabellera castaña está recogida en un moño con un montón de pelitos ondulados escapando. No sé qué está cocinando, pero huele bastante.

- ¿Ya has terminado de estudiar? - le pregunto mientras le hago cosquillas para molestarla.

Ella intenta apartarme, esquivándome mientras sigue removiendo las patatas en la sartén.

- ¡Déjame en paz Reich! - dice girándose para enfrentarme.

Se queda unos segundos mirándome directamente a los ojos y sé que se le acaba de ocurrir una idea. Con innata agilidad se gira hacia la encimera y de un paquete de harina que no sé cuando ha aparecido, agarra un puñado de su contenido y me lo lanza dejando una nubecita de color blanquecino en el aire de la cocina. Yo estornudo un par de veces, eso no me lo esperaba.

- Con que esas tenemos, ¿eh? - le digo quitándome de un manotazo los restos de harina de mi cara.

Ella me muestra una sonrisa de lado, la batalla ha empezado. Me ajusto la coleta y antes de que pueda hacer algo, ella hecha a córrer por nuestro apartamento.

- ¡Alto en el nombre de la ley! - le grito persiguiéndola.

Juliette me lanza todos los cojines que encuentra intentando detenerme en vano. Ambas estamos riéndonos sin parar.

- Oblígame agente en prácticas - me reta recalcando esas tres últimas palabras.

Yo la miro y levanto una ceja con superioridad. ¿Agente en prácticas? Que cutre. Despacio, me acerco a ella haciéndola retroceder hasta que su espalda choca con la puerta de la habitación de mamá. Juliette no para de reírse y yo me agacho acercándome más a ella. Parecemos dos niñas pequeñas.

- ¡Te he pillado pringada! - le digo haciéndole cosquillas mientras ella se retuerce en el suelo intentando apartarme.

- ¡No es justo! ¡Para, para! - se queja agarrándome los brazos con fuerza - Tú no tienes cosquillas tramposa de mierda.

 Aunque me ha insultado, sé que es una broma. Pero es cierto, yo no tengo cosquillas y eso me proporciona bastante o toda la ventaja en el juego.

-  Te jodes, para qué naces la segunda - le contesto yo entre carcajadas.

Un carraspeo.

Mamá está en la puerta de su estudio observándonos con una mirada a medio camino entre molestia y diversión. Niega varias veces con la cabez acercándose a nosotras. Está sonriendo.

- Algún día llegaréis a casa y no armaréis tanto jaleo - nos sermonea entregándole la mano a Juliette para que pueda ponerse en pie.

-  Tú lo has dicho mamá, - dice Juliette dándole un beso en la mejilla - algún día.

Te encontraré [CANTERBURY #2] [LARRY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora