Once.

2.4K 335 170
                                    


Miraba a cada lado, perdí la cuenta de cuantos minutos llevaba haciendo aquello mientras mis brazos estaban alrededor de la cintura de Gretel, se supone que nos estábamos despidiendo hasta que a ella se le ocurrió balancearse sobre mi en un abrazo.

─ Gretel, ¿cuánto tiempo vas a seguir abrazándome? ─ Pregunté apoyando mi mentón en su cabeza.

─ Hasta que uno de los dos comience a sudar ─ Respondió como si nada y dejo salir una risita cuando deje salir un suspiro ─ Estoy bromeando.

Antes de que dejara de abrazarme había movido su cabeza de un lado a otro de una forma un poco rápida sobre mi pecho a lo cual le observe extrañado y pude ver como se avergonzaba por su acción.

─ Perdón es que tu perfume huele muy bien ─ Comentó volviendo a reír.

Solo reí y lo deje pasar.

─ Bien, nos vemos ─ Le dije esbozando una sonrisa mientras me subía a la motocicleta.

─ Espera ─ Sentí como su mano tiraba un poco de mi chaqueta.

─ ¿Qué pasa?

─ Olvide preguntarte pero ¿tú asistirás a la fiesta de Jean? ─ Pregunto ─ Es mañana.

Es cierto, días anteriores se ha estado hablando de la fiesta y como no, si él no paraba de mencionarlo y recordárselo a los demás parecía un disco rayado repitiendo lo mismo a cada segundo.

Sinceramente no tenía ánimos de ir. De solo recordar lo que paso en la última fiesta donde termine hasta el tope de ebrio además de estar un poco drogado y debido a eso caí dormido en un arbusto de una casa totalmente desconocida.

─ No iré ─ Respondí ─ Pero si tu vas, voy contigo.

Ella negó levemente.

─ Tampoco iré porque los sábados son cuando estoy de niñera.

Fruncí el ceño al escuchar lo último.

─ ¿Tienes trabajo como niñera? ─ Pregunté y no pude evitar sonar curioso.

─ Algo así, cuido de mis dos sobrinas ─ Respondió con una sonrisa que duro poco porque dejo salir un suspiro ─ Aunque a veces es muy agotador.

Era entendible de solo imaginarla con sus dos sobrinas, yendo a un lado a otro, vigilarles que no hagan algo malo o que rompan algún objeto, evitar accidentes y tratando de controlar su hiperactividad se notaba que era un total cansancio.

─ ¿No quiere que te ayude?

Mierda, ¿qué acabo de decir?

─ ¿De verdad me ayudarías? ─ Su alegría hizo que mi corazón se ablandara.

─ No veo porque no ─ Respondí sonriendo.

¿Qué estás haciendo Jaeger? tu odias a los niños, no jodas.

─ ¡Muchas gracias! ─ Exclamó emocionada y pasaba sus brazos alrededor de mis hombros para depositar varios besos sobre mis mejillas.

STARRY EYES | Eren Jaeger.जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें