Happy Birthday

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      Se presentó para dar sus datos, y que se le permitiera entrar a los camerinos. Aquello también le ilusionaba porque desde hace mucho tiempo no tenía uno de esos y, a diferencia de los anteriores, no corría el riesgo de que su jefe entrara y lo violara en cualquier momento. Su jefe... había pasado tanto tiempo, lo sentía realmente lejano. Sin embargo, seguía teniendo pesadillas con él casi cada noche.

     Le gustaba pensar en el día en que había desaparecido. Fue en su cumpleaños, cuando el regalo que él pretendía darle era más sexo forzado.  Tal vez también le compraría rosas o algo así, pero tenía por seguro que volvería a cogérselo sin preguntar, logrando que saliera sangre, que gritara de dolor. Era extraño pensar en esto ya que, la forma en que lo hacía Valentino era la misma de Alastor; ambos eran salvajes y duros con su cuerpecito. La diferencia radicaba en que con Alastor quería todo, y al principio había tenido que insistir para ser dominado de tal forma. Valentino lo hacía sin permiso alguno, sin importarle si él tenía energía o solo necesitaba descansar. Con Valentino gritaba de dolor, con Alastor de placer. Y ambos sabían las emociones que le causaban.

    Volviendo al tema, porque los pensamientos de Angel tendían a desviarse de esa forma cuando estaba solo, en aquel momento ya había comenzado su relación con el demonio de la radio, hace unos cuántos meses. Era su cumpleaños y aún así tenía que ir a su asqueroso trabajo en el estudio. No esperaba con despertar, alistarse para  su angustiosa jornada, llegar al lugar y encontrar a una multitud impenetrable. Después de preguntar a un par de personas, se dio cuenta del suceso: en la enorme puerta del estudio, se hallaba un cuerpo triturado, demolido, casi hecho puré y completamente irreconocible. Y el dueño de los estudios pornográficos no aparecía por ningún sitio.

    ¿De verdad sería Valentino a quien asesinaron? No. No podía serlo, porque era demasiado bueno para ser verdad. Ningún demonio poco significante como él se salvaría de un contrato con un overlord por azares de la vida. Mordía sus labios, se agitaba entre lo que parecía ser un creciente ataque de pánico, combinado con felicidad. No podía... ¿Realmente era libre? Dudó si debía irse o no. Si su jefe estaba vivo, el día siguiente sería terrible por no haber acudido al trabajo, pero si en realidad era él...

     Decidió que valdría la pena, porque de todos modos terminaría castigándolo sin motivo apenas lo viera. Corrió, lejos de aquel lugar maldito. No podía sentirse mejor en ningún otro momento de su existencia, pues después de tanto dolor era dueño de su vida de nuevo. Llegó al Hotel Hazbin, donde llevaba un tiempo alojándose. Entró en su habitación, se prepararía para irse de parranda con Cherri todo el día. Pero su cerdito no era el único que estaba allí, sino que vio un par de ojos rojos en la oscuridad.

-¡Al! ¡Casi me matas del susto!

-Angel...

Caminó hacia él, y habiéndose acercado lo suficiente le dio un beso profundo, húmedo y apasionado.

-No vas a creer lo que sucedió, fresita...

     Alastor rió sin alejarse de su rostro, mirando sus ojos. Parecía hacerlo con todo el amor posible en el mundo.

-Me alegra que te gustara el regalo.

     Los ojos de Angel parecían ahora un par de esferas de navidad, redondos y abiertos.

-Tendrás problemas con Lucifer por matar a otro overlord- y sin embargo solo se lanzó sobre él, abrazándolo, llorando de alegría. El ciervo acercó una mano a su espalda, acariciando lentamente.

-Puedo arreglarlo, bebé... eso no es tan importante como tú.

Spider Mommy (pausada)Where stories live. Discover now