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Dylan acomodó su corbata frente al espejo de cuerpo completo que estaba pegado al armario, tenía el cabello corto, castaño oscuro cuidadosamente peinado, maquillaje ligero y los labios humectados, su traje completamente blanco lo hacía ver cómo un...

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Dylan acomodó su corbata frente al espejo de cuerpo completo que estaba pegado al armario, tenía el cabello corto, castaño oscuro cuidadosamente peinado, maquillaje ligero y los labios humectados, su traje completamente blanco lo hacía ver cómo un ángel para los ojos de Thomas.

Se acercó desde atrás y rodeó su cintura, acto seguido le dio un beso en el cuello haciendo a Dylan reír—. Estás perfecto, siento celos de que te vean.

—Tú eres un exagerado— le dijo golpeándole las costillas con su codo—. Vamos que se nos hace tarde y desde aquí puedo escuchar a los invitados empezar la fiesta de nuestro aniversario sin nosotros.

El mayor tomó su mano y lo hizo caminar con él, Dylan tenía una actitud explosiva, siempre era el alma de la fiesta, alzó los brazos a sus amigos con una gran sonrisa para saludarlos.

—Diez, no puedo creer que hayan pasado diez años— le dijo Kaya emocionada—. Pero, ¿cuando piensas darme sobrinos?

—Yo también quiero saber cuándo podremos ver pequeños Dyls por aquí corriendo— Ki reía a su lado.

Dylan se agachó de hombros—. Chicos saben que Thomas aún no quiere hijos— les dijo mirando a la pequeña Wendy, la hija de Kaya correr de un lado a otro—. Necesita tiempo.

—Dylan— Kaya miró a Thomas conviviendo al otro lado del jardín con sus amigos y compañeros del trabajo—. Ya no eres un jovencito, hay edades para esto y aunque sigues viéndote espectacular el cuerpo no espera otro años.

—Lo se, pero cada vez que hablo sobre eso no terminamos bien— Dylan también miró a Thomas—. ¿Crees que no quiero hijos? Los quiero, pero no sin el consentimiento de Tommy y él quiere esperar.

—Ya esperaron diez años— aseguró Ki.

—Chicos, es mi aniversario de bodas, mejor hablemos de otra cosa.

El ambiente era amigable, Dylan conocía a todos los invitados, platicaba con ellos y recibía regalos con una sonrisa encantadora. Fue hasta Thomas para llamarlo a bailar quien aceptó con mucho gusto, ambos se movieron a un ritmo lento y suave por la música, como si volaran o así lo creía Dylan.

Una de las meseras se acercó a ellos y los interrumpió.

—Lo buscan, mi señor— Thomas soltó a su esposo y miró a la joven, ella sonrió—. Al señor Dylan— le dijo a ambos.

—¿A mi? Debe ser la revista, prometí que nos dejaríamos fotografiar por Vogue.

—Apresúrate, quiero seguir bailando contigo— le pidió Thomas dejando un pequeño beso en sus labios.

Dylan lo besó de regreso y asintió—. Yo también.

Fue rápido hasta la sala de su residencia, dentro aún de escuchaba la música del jardín y algunos murmullos. Miró al hombre sentado en uno de los sillones, un hombre que desde lejos se veía de bajos recursos, con la ropa con manchas y desgarres.

Él no conocía a nadie así, ese tipo de personas no estaban en su círculo social, vio a un niño sentado en sus piernas que jugaba animadamente con un avión de papel.

Se acercó lento hasta ellos—. ¿Usted es..?

El hombre se puso de pie de inmediato con el niño en brazos.

—No es mi nombre el que importa— le dijo, Dylan frunció el entrecejo—. No he venido aquí con intención de lastimarlo, pero él se ha negado a darle su apellido por miedo de que usted se entere, así que no me quedó de otras más que decírselo por mi mismo, entonces Thomas no tendrá ningún pretexto para no darle su apellido a mi hijo.

—Tu hijo— Dylan señaló al niño con su dedo, su mano estaba temblorosa a pesar de saber que estaba siendo grosero al hacer ese gesto—. ¿Y de..?

—Sí, mi hijo y de Thomas Sangster.

TRAICIÓN  적응! ー dylmas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora