♠SIETE♠

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Cuando por fin abrí los ojos ya la habitación estaba inundada de luz y el sudor comenzaba a pasar la factura

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Cuando por fin abrí los ojos ya la habitación estaba inundada de luz y el sudor comenzaba a pasar la factura. Me sentía sudada y tenía el cabello enredado en el cuello. Sentí la mano de Ángel en mi abdomen y su brazo bajo mi cuello.

¡Dios! ¡Que calor hacia ahí!

Me levanté y fui al baño para asearme un poco, me dio pena meterme a la regadera, así que solo me lavé el rostro y los dientes con uno de los cepillos nuevos que había en el mueble de blancos.

No llevaba maquillaje, así que no tuve que arreglar ningún desastre con el rímel. Solo me cepillé el cabello y revisé mis marcas.

¡Con una chingada! Se notaban más.

El día anterior los chupetones eran rojos y hoy se veían morados. Al menos la playera me tapaba todo y no tenía que pasar la vergüenza de explicarle que me fui a cogerme a unos desconocidos después de haberle dicho que no quería ser su novia.

Por donde lo viera, se escuchaba muy feo.

Cuando salí del baño, Ángel ya no estaba en la cama, así que me asomé por el balcón y ¡Putísima y la hicieron virgen! Ese balcón no tenía fin. El acantilado daba directamente al mar abierto.

Sentí escalofríos.

De pronto la puerta se abrió de golpe y lo vi ahí, despeinado y preocupado.

— ¡No te fuiste! — Dijo mientas corría hacia mí, envolviéndome en sus brazos.

— Estaba en el baño. —

— Pensé que te habías ido. —

— Te dije que me quedaría. —

— Tienes hambre. —

— Mucha. —

Él se metió al baño y yo aproveché para espiarlo mientras se duchaba. Me encantaba su cuerpo y su carita de niño. Él se avergonzó cuando se dio cuenta de que yo estaba parada en la puerta y me tendió la mano. Estuve a punto de aceptar pero recordé mis pinches marcas y solo negué con una sonrisa, me acerqué, le di un casto besito en los labios y salí a esperarlo en el balcón.

No me cansaba de esa vista.

Estuvimos juntos todo el domingo.

Fuimos a desayunar a la playa, luego a jugar hokey de mesa, comimos uno tacos de cochinita en la plaza y después me llevó al malecón a ver el atardecer.

Ya había olvidado lo precioso que es ese espectáculo, desde cualquier parte en que lo hubiera presenciado. Ver la luz del sol muriendo detrás del horizonte con sus agónicos tonos naranjas esparciendo pequeñas luces sobre el manto marítimo hasta que la oscuridad se cierne sobre su luz y le gana la batalla.

Me parecía un espectáculo mortecino y triste. Literalmente una batalla entre la luz y la oscuridad y solo por eso, ya era hermoso.

Ángel pasó su brazo sobre mis hombros y me atrajo a su cuerpo.

TE DESEO A TI (CENSURADA)Where stories live. Discover now