Capitulo 3

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-Daphne-
Salió otra chica de la habitación de Sofía, tenía el pelo liso y negro, al igual que sus ojos, eran extremadamente e oscuros.

De primeras previa más alta que yo, peor llevaba unos tacones negros así que sin ellos sería más o menos de mi altura.

Llevaba un vestido negro corto ajustado con muchísimo escote, unos pendientes y un collar de perlas e iba maquillada.

-Chicas esta es mi hermana Zoe.

-Princesa de Francia, encantada. Siguió ella.

-Yo soy de aquí, de Italia, a y me llamo Ginny.

Zoe miro de arriba a abajo a Ginny con una cara un tanto extrañada.

-Viene de Virginia, peor por favor no me llamen así. Dijo riéndose.

-Emm vale, ¿y tú eres?

-Daphne Monroe, princesa de Inglaterra, encantada.

-Conque de Inglaterra, debí suponerlo, ese acento. Lo dijo como con superioridad, como si mi acento fuese horroroso o algo por el estilo.

No le dije nada, peor si teníamos que hablar de acentos, los franceses tampoco sonaban muy naturales en cualquier idioma que no fuese el francés la verdad.

-Bueno vamos, se tarda en llegar al bosque y no quiero llegar tarde. Dijo Zoe.

Salimos por la puesta principal, y luego atravesamos los jardines hasta otra puerta, no era por la que yo había entrado con el coche esa mañana, luego caminamos por un camino en el bosque hasta que llegamos a un claro.

Había varias personas allí al rededor d runa hoguera, uno era de mi edad, lo sabía porque le había visto esta mañana.

El chico en si tenía un aspecto adorable, tenía el pelo rizado, rubio muy oscuro, y llevaba unas gafas negras, iba con un jersey y unos pantalones.

No se le veía muy incluido, estaba en un tronco sentado el solo.

Cuando quise mirar a mi alrededor, estaban todos mirándonos, y GinnySofia y yo estábamos ahí paradas detrás de Zoe.

-Chicos esta es mi hermana Sofía y esas son sus amigas. Se giró hacia nosotras. Haced lo que queráis, si queréis bebida hay en la nevera. Y después se esto se fue a sentarse en un tronco.

-¿Bueno y  que hacemos ahora? Pregunto Ginny, cómo dirigiéndose a Sofía.

-No se, yo aquí conozco a tanta gente como vosotras.

Entonces intervine yo.

-El chico que está sentado allí es d e nuestra edad, le vi esta mañana, no parece estar muy entretenido, ¿y si vamos a hablar con el? Dije yo.

Nos acercamos al chico.

-Hola, te he visto esta mañana en la visita, ¿vas a nuestro curso no?

-¿Que? A, si. Dijo en un tono bajo de voz.

-Fantástico, más amigos. Exclamó Ginny. Yo soy Ginny, ¡A! Y esta no se me olvida, hija de los reyes de Italia. Dijo en un tono rimbombante, pero, obviamente de forma sarcástica.

El chico hecho una risa.

-Yo soy Eduard Acosta infante español, pero llamarme Ed por favor.

-Bueno, Ed, yo soy Daphne Monroe princesa de Inglaterra.

-Encantado ¿Y tú quien eres? Se dirigió a Sofía.

-Yo me llamo Sofía Labelle, infanta de Francia soy, em digo, que soy infanta de Francia. Dijo entre tímida y nerviosa.

-Encantado Sofía tienes unos ojos preciosos. Dijo con una sonrisa encantadora. Vosotras también no os vayáis a ofender. Y después de esto todos reímos.

Nos sentamos en el tronco con el. Sofía a un lado y al otro Ginny y al lado de esta yo.

Estuvimos un buen rato hablando de que esperábamos para esta nueva vida, que opinábamos sobre no poder formarnos en nada que no fuese esto, algunos otros temas sociales y monárquicos, sobre nosotros y nuestros gustos y Ginny se la paso haciendo nos reír diciendo tonterías.

No es que las hiciera a posta, bueno a veces si, pero la gracia de lo que decía decía es que le salía natural, ella era así, espontánea, graciosa y alocada, me había caído muy bien la verdad.

Por un instante mire hacia nuestro al rededor, para ver que pasaba afuera de nuestra burbuja de risas y conversaciones estúpidas.

Cada uno estaba a lo suyo, la hermana de Sofía estaba sentada en una esquina con un chico alto e intimida te de pelo castaño, supongo que sería su novio o algo así.

También estaba por ahí la chica que nos hizo la visita esta mañana, la del pelo platino y ojos azules, estaba con una rubia muy delgada hablando tranquilamente en un banco.

De repente mis ojos se cruzaron con unos brillantes al otro lado del claro donde estábamos haciendo la hoguera, no se podía distinguir el color del los ojos desde aquí.

Había un chico, tenía el pelo blanco plata, como la chica de la visita de esta mañana, era alto y delgado, y desde esta distancia se podía apreciar que llevaba unos vaqueros negros con unas zapatillas y una sudadera de imagine dragons.

En apenas unos segundos en chico desapareció entre los árboles tras de él, y por algún extraño motivo me levanté de donde estábamos y fue tras el, dando antes la esclusa de que iba a por algo de beber.

Cruze el claro, con algunas miradas que otras encima, normal, yo allí era una completa extraña.

Antes de adentrarme entre los arboles me giré para ver que nadie de mi grupo me estuviera mirando, obviamente pro ahí no estaban las bebidas.

Cuando vi que seguían a lo suyo en sus conversaciones me metí al bosque.

Camine unos cuantos metros hasta que me encontré con un acantilado, la verdad es que era precioso, se veía todo el bosque que había hasta la escuela, y a lo mejor se veía esta y su jardín.

Mire también al cielo y se veían todas las estrellas, allí la única luz que había era la de ella y la luna, peor como había luna llena se veía perfectamente, la verdad es que acababa de decidir que es lo que pintaría para enviarle a mi padre, no había visto nada tan bonito hasta ese momento.

De repente oí unos pasos de tras de mi.

-¿Me estabas siguiendo? Dijo una voz profunda, aunque su tono daba a entender que pretendía reírse de mi postura en esa situación.

Así que me giré bruscamente sobre mis talones y le vi, era el chico del pelo blanco, el de los ojos brillantes, pero no eras brillantes, eran azules, un azul blanquecino, como el cielo cuando hay nubes, como el hielo, ese paisaje ya no era lo más hermoso que había visto hasta ese momento, ya no, ahora quería pintar sus ojos.

Una corona de espinasWhere stories live. Discover now