Capítulo 25 "Salvador"

228 26 1
                                    

Karol Sevilla

Cuándo desperté al otro día apenas le hice el desayuno a Benjamin recibí un mensaje de mi padre preguntándome cómo me sentía hoy y que cualquier dolor o algo debía decirle.

Pero me sentía mucho mejor físicamente aunque me había pasado la noche entera llorando, me desperté con mis ojos hinchados y rojos por lo cual también tapé con maquillaje mis ojeras y traté de poner mi mejor sonrisa.

—¿Cómo te sientes hoy, bonito?—Pregunté poniendo una taza de leche chocolatada frente al niño en la mesa y unas galletitas al lado.

—Estoy bien—Se encogió en hombros—, quiero ir a tomar un helado en la tarde, me aburro aquí.

Bueno, tenía razón, cualquier niño de cuatro años se aburriría una semana entera encerrado en su casa. Por lo menos solo pregunto una sola vez por sus padres, no quería responder más sobre esas preguntas.

—Bien, iremos— asentí tomando un poco de mi té

—¿Podemos decirle a Ruggero?

—Si, puedes decirle pero no se si va a querer salir— me encogí en hombros o observando a él castaño.

—¿O podemos ir a ver a mi papá?— asentí.

—Haremos esto, visitaremos a tu padre y saliendo de ahí iremos a tomar un helado y a los juegos ¿Quieres?— El asintió emocionado con una gran sonrisa.

No veía esa sonrisa desde que él había vuelto del hospital, cuando estuvo allí Ruggero le explicó que ya no vería a su mamá, que se había ido al cielo pero Benjamín claro no entendía y aveces lo olvidaba por lo que preguntaba nuevamente dónde estaba su madre y a mí se me hacía un nudo en la garganta. Sabía que poco a poco asimilaba la idea de no ver a su madre nunca más por esa razón estaba así de triste.

Ruggero solo salía de casa para visitar a Derek y si en algún momento tenía hambre.

Realmente no nos besábamos de aquella fiesta en la que le hice luego de su pelea, un mes sin él. No es como que me moleste, entendía que estaba de luto pero... yo también estaba y él no me notaba.

Una vez que terminamos de comer ayude a elegir la ropa a Benjamin y él dijo que sabía cámbiarse solo lo cuál dude ya que solo tiene cuatro años pero luego vi que si pudo con un poco de mi ayuda.

Le dije que me esperara mirando dibujos en la televisión mientras me iba a cambiar de ropa. Siempre que le ponía sus dibujos favoritos parecía olvidarse del resto del mundo.

Entré a la habitación que compartía con Ruggero y él estaba recostado boca arriba con su teléfono.

—Iremos a visitar a Derek, luego a tomar un helado, tu hermano ya está harto aquí dentro—sonreí divertida— ¿Vienes?— dije abriendo el armario buscando algo para sacarme el pijama.

—¿Qué sucedió anoche? Tienes mensajes de tu padre preguntándote cómo te sientes. — Me di vuelta rápidamente y vi mi teléfono a su lado, lo había olvidado en la habitación— No quise revisar tu celular pero no dejaba de sonar — suspire.

—Nada, solo que como anoche pelearon con mamá, él sabía que estaba muy mal con todo el asunto— dije tomando mi celular para entrar al chat y vi los mensajes de mi padre.

—¿Como supo que estabas mal? ¿No dijiste que tu mamá te llamó y te quedaste hasta que se quedó dormida?— Al parecer palidecí por que su mirada con sus cejas alzadas me comenzaron a intimidar más. Se sentó en la cama y me observó —¿Qué me ocultas?

—Nada, solo fue eso. Yo luego lo llame para preguntarle cómo estaba el, ¿vez?— le mostré la llamada que le había echo a mi padre pero enrrealidad era para que él me viera en el hospital.

Nuestro Tacto |Adaptación|Where stories live. Discover now