—No puedo creer que vivirás en Londres— Dijo mi padre y reí.

—Si, bueno yo tampoco. Jamás fui así que espero que sea genial.

La cena transcurrió tranquila y hablamos de muchas cosas hasta que cuando nos estábamos yendo Joshua me dijo que me quedara un rato. Así que ahí estábamos, dos chicos debajo de un techo de un restaurante en la acera, muriendo de frío.

—Hay algo que debes saber— Me dijo Joshua mirándome de reojo mientras yo si lo observaba bien

—¿Qué?

—No es nada malo, yo... siempre actué así por celos, tú eres mi hermanita y aunque seas un año mayor que yo siempre te protegeré— sonreí de lado— solo que Ruggero no me cayó bien al principio cuando fueron novios por que toda la escuela hablaba cosas sobre él y temía en dónde te estabas metiendo, también, de chicos con Ruggero teníamos unas reglas tontas pero una de ellas era que nada de enamorarse de los familiares del otro. Ambos la acordamos a esa regla por que a mi me gustaba una prima suya entonces dijimos eso. Por eso dije eso aquella vez, lo de la promesa por que luego de unos años quise andar con la chica y Ruggero no me lo permitió aún estando sin hablarnos. Y cuándo murió su padre, cuándo él se alejó yo siempre traté de volver con él para que esté mejor pero nunca lograba nada más que me gritara, casi un año luego lo fui a buscar a su casa y su madre me dijo que estaba en casa de un niño llamado Ethan así que fui con mi bicicleta y lo encontré luchando. Era mi amigo Ruggero, golpeando salvajemente a otro chico más grande que el, había muchos niños, hasta de quince años y esos fueron los que se acercaron a aclamar a Ruggero cuándo ganó y dejó lleno de sangre al niño en el suelo. Parecía que nadie notaba la presencia de aquel niño, nadie notaba que no respirara. Corrí entre medio de las personas llamando la atención y me fije si tenía pulso y era demasiado débil, entonces como mamá y papá nos enseñaron, le hice RCP hasta que volvió a respirar con normalidad. Entonces Ruggero se acercó y se veía tan arrepentido pero yo estaba tan enojado que nisiquiera quería escucharlo hablar así que me fui.

Observe cada gesto de mi hermano al contarme esa historia y entendí que había quedado traumatizado. Una cosa es ver peleas de gente grande, preparadas físicas y mentalmente, pero dos niños matándose los unos con el otro era diferente.

—Entonces siempre tuve miedo de que él te llegara a golpear así— me observó y mis ojos se llenaron de lágrimas al igual que los suyos—, si él pudo hacérselo a un niño podría hacértelo a ti y me enferma el solo echo de pensar que te irás a otro país dónde no conoces a nadie, a vivir con un boxeador — mis lágrimas cayeron y súper que era momento de hablar.

—Rugero no es una persona violenta ni conmigo, ni con sus amigos, jamás me golpeo, nunca me levanto la mano y creo que solo una vez gritó y logró asustarme pero lo puse en su lugar. No tienes por qué preocuparte por mi, él no es como los demás boxeadores.—

—¿Y como es eso que golpeó a tres chicos afuera de un club?— estaba por contestar pero la realidad era que no sabía por qué había golpeado a esos chicos, no le había preguntado.— Eso pensé— murmuró.

—No, no lo sé. Pero Ruggero ahora lo pagará, se que algo le hicieron pero aún así ahora Ruggero va a ir a juicio por esos chicos. Solo créeme, jamás dejaría que Ruggero me golpeara y si alguna vez lo hace no esperare a la segunda, me iré de ahí, lo prometo— El asintió y de la nada me abrazo fuerte a lo que yo correspondí su abrazo. Ahora entendía su preocupación y todas sus reacciones respecto a mi relación con Ruggero aunque aún así cuando mi corazón se rompió él estuvo allí a mi lado mientras lloraba.

***

—Hola— Sonreí sacando las llaves de mi bolso mientras caminaba por el camino de en medio a mi casa. Ruggero sorpresivamente estaba allí sentado en la puerta. Él me sonrió mientras se paraba y una vez cerca suyo me tomó de la cintura para luego plantarme un gran beso el cuál seguí de inmediato.

—Quise venir luego de tu cena aunque te tardaste un poco— río separándose de mi.

—Si, Joshua se quedó conmigo hablando un rato así que me retrasé— Dije poniendo las llaves en la puerta y entré con el detrás mío.

—¿De que hablaron?—Preguntó.

—Siéntate y te cuento, es algo largo— dije dejando mi bolso en una mesita al lado de mi puerta. —Me iré a cambiar— Hablé.

—Te acompaño y mientras me cuentas— Me encogí en hombros y subí las escaleras para ir a mi habitación.

—Bueno, Joshua me contó sobre la vez que eran niños y tú golpeaste a uno hasta casi matarlo.— Susurre lo último mientras me sacaba mis zapatos mirando a Ruggero quién estaba sentado en la cama y me observó algo asustado.— Me contó que quedó algo traumado sobre eso y tenía miedo que alguna vez tu me golpearas—
Hablaba tan bajo por miedo a su reacción, no sabía si se enojaría con mi hermano o se iría, no lo sé. Pero su rostro estaba perdido en algún lugar de la habitación. Me saque el vestido quedando en ropa interior y él ahí me observó pero a mi rostro.

—Yo... jamás te golpearía— mi corazón se partió en mil pedazos cuando vi en su rostro tanto dolor. Tal vez piensa que yo creo que él es capaz de hacerlo. — Tú eres la persona más importante que tuve en mi vida y...— se levantó de la cama y camino a mi— jamás te haría daño y si algún día lo hago sería el primero en dejarte por que no me permitiría hacer eso nuevamente y me odiaría el resto de mi vida — Sus manos grandes tomaron mis mejillas y sonreí sin mostrar mis dientes.

—Lo se, yo lo sé. Se que jamás serías capaz...—Puse mis manos sobre las suyas y las llevé a mis caderas y luego mis manos a sus hombros.

—Lamentó que hayas tenido que escuchar esa historia mía de niño, fue cuando recién comenzaba a pelear y estaba muy enojado con mi vida y me desquité, obvio no medí las consecuencias— susurro lo último acercándome más a su cuerpo y raramente me puse nerviosa al sentir nuestros cuerpos juntos y él lo notó —¿Todo bien?

—Si, solo que no estábamos así hace tiempo y me puse nerviosa— Nuestros ojos se conectaron nuevamente y vi sus pupilas dilatarse haciendo que extrañamente me sienta más cómoda con el
—Yo... se que no me incumbe por que no estábamos juntos pero ¿Has estado con alguien más luego de mi?— Preguntó y baje mis brazos separándome de él para seguir colocándome la ropa.

—Me costó casi un año que un hombre pueda tocarme, raramente sentía que si no eras tú, no debía tocarme lo cuál era enfermizo para mi y mi yo feminista— Dije colocándome mis shorts y él me observó de brazos cruzados

—Yo no eh estado con nadie, te lo juro.— Me observó.

—Esta bien, no tengo nada que reclamar—Sonreí de lado y puse mis manos en mis cintura — Oh, eh estado con una chica— Los ojos de Ruggero casi se salen de órbita haciendo que suelte una carcajada.

—¿Es broma?— Negué sonriendo.

—Solo nos besamos un par de veces pero fue una buena experiencia— Asiento totalmente satisfecha recordando a aquella morena.

—Debo sacarte de mi mente besando a otra mujer — Dijo Ruggero riendo mientras se acercaba a mi.

—Si, creo— Reí y al segundo tenía nuestros labios juntos.

—Quiero recordarnos besándonos entre nosotros— Sonreí en medio del beso mientras sus manos viajaban por mi cuerpo.

—Te extrañe muchísimo— susurre y lo observé de cerca.

—También yo— volvió a capturar mis labios e inevitablemente volví a reír por algo.

—¿En serio estuviste cuatro años sin nada?—Reí y él me observó serio.

—¿Acaso no se nota?— ambos miramos abajo y volví a reír.

—Si.

Y entonces por primera vez en cuatro años llegue al orgasmo, sin mentir. Había tenido relaciones pero ningún chico había sabido tocarme de esa forma como él lo hacía y fue realmente genial, él lo era y me sentía tan agusta con él en todo momento.

Hola! ¿Cómo están? Espero que bien y si no espero que les pude sacar una sonrisa con este capítulo. Si te ha gustado puedes votar y comentar. Leo todos los comentarios así que no piensen que no tengo en mente sus opiniones.

Los amo.

Mia💕

Nuestro Tacto |Adaptación|Where stories live. Discover now