—¿A dónde fuiste?—Cuestiono, apretando el borde su suéter para no desfallecer. Megumi siempre había pensado que no tenía nada que reclamarle a ella, debido a que ella se había tomado el tiempo de aceptarlo y cuidarlo, sentía que no tenía alguna cosa que reprocharle en lo absoluto.

—Fui a dejar el ave a los vecinos—Camino algunos pasos hasta pasar por el lado de Megumi, directo a la cocina, con Megumi siguiéndola detrás como un cachorrito—Dime algo Megumi—Se acercó hasta los estantes, tomando algunos ingredientes, empezando a cocinar algo sencillo.

—¿Que cosa?—Megumi permaneció en el marco de la cocina, con la cabeza fija en la chica que iba de un lado al otro.

—¿Bebiste de la sangre de ese animal? Tenías la boca manchada, pero quiero escuchar tu respuesta, ¿Como es que ese canario termino en nuestra casa?—Sus ojos chocaron con los negros de Megumi, con rudeza, como si estuviera estableciendo un dominio por encima de la integridad de Megumi, podía verse ruda, algo tosca para tratar con alguien que no levantaba mucho su mirada y parecía siempre estar asustado, pero había una razón lógica para sus acciones.

—No lo hice... Un perro lo estampó contra la entrada, yo solo lo entre, me mordí la lengua para no comérmelo—Susurro lo último, empezando a frotar sus dedos entre sí.

Se veía como un pequeño cachorrito, como la presa y ella el depredador, como si con sus preguntas estuviera dándole caza, pero por supuesto, sus acciones siempre veían el lado objetivo, su personalidad era fuerte por la vida que había tomado, pero siempre había intentado ser amable hasta con el ser más insignificante, sin embargo con Megumi, ella no podía bajar la guardia en lo absoluto.

—A la próxima espera a que llegue y mantenlo en una habitación alejada de la tuya, y si no es algo de suma urgencia, solo no te metas. Las cosas que pasen fuera de ese lugar y de tu universidad, no son de tu incumbencia—Limpio sus manos, pasando a su lado, dejando marcada su imponencia en la situación—Me tomaré un baño, apaga el fogón cuando el agua este por la mitad.

Megumi se quedó en su lugar, mirando al fogón fijamente, y una pequeña sonrisa se asomó.

[...]

Se metió en la tina, dejando que el agua tibia le abrazara. Dejó caer su cabeza hacia atrás, cerrando sus ojos, suspiro sintiéndose culpable consigo misma.

Ya era mayor de edad, las clases de la universidad le corrían por un lado y el trabajo por otro, al llegar debía preocuparse por un pequeño cachorro que parecía siempre estar pidiendo perdón con la mirada; pero ella sabía que era injusto, que todo en el no era más que un revoltijo de sentimientos que le hacían cambiar, podía ver cómo la persona más frágil e inofensiva del mundo, pero ella sabía bien que no era así, Megumi era alguien de cuidado.

Empezó a recordar la primera vez que lo vio consumir sangre; ella había llegado de la escuela, lo último que quería era saber que su hermano se había perdido de nuevo, pensaba en que el ya siendo mayor, debía tener la responsabilidad de cuidarse y entender que si recién llegaba a casa, debía quedarse allí y no salir.
Como cualquier persona plenamente consciente de que tenerlo por fuera era peligroso, decidió ir a buscarlo con la tarde cayendo por el llano, adentrándose en el bosque que quedaba cerca de la residencia en donde vivían. Había durado horas buscando, cuando la noche ya podía el bosque en un aspecto tenebroso, ella encontró a Megumi deleitándose con un animal. Recordaba bien la sonrisa socorrona y los ojos depredadores que se habían posado sobre ella, acompañada de una simple oración.

“Siempre intento contenerme por ti, hermana”

Salió de la tina, poniéndose su ropa interior, una bragas y sujetador negro con pequeños detalles de flores en encaje, secando su rostro con una toalla, se quedó mirando su reflejo, definitivamente ella no se parecía en nada a su madre, su expresión era de cansancio, de represión, en su interior quería algo, pero no sabía el que y no quería detenerse a preguntar las razones de su infelicidad, no le importaban. Miro la herida aún abierta de su dedo, era peligroso, solo tener ese rasguño era peligroso.

𝔼𝕣𝕠𝕥𝕚𝕔 ℙ𝕝𝕒𝕔𝕖Where stories live. Discover now