Capítulo II: Encuentro Fatal

Start from the beginning
                                    

—Nos conocimos antes de irme, la verdad me dolió dejarla pero la espera valió la pena —él armó un peliculón en cuestiones de segundos y me sorprendió su habilidad para mentir. Porque hasta creíble era el cuento.

—¡Qué romántico! —esta de un feliz ella—, ¿Y mantuvieron una relación a distancia todo este tiempo?

¡Dios mío! Que deje de preguntar tanto.

—Si, por eso cuando llegué lo primero que hice fue localizarla  —me miró y añadió—: La extrañé muchísimo.

Estaba sudando, se notaba que esta situación ya lo estaba poniendo incómodo. Bien hecho, nadie lo mandó a invitar Andrea a comer con nosotros.

—Pues el sábado tendremos una reunión en el yate que me regaló mi papá, así que los espero allí —nos invitó y en eso le acarició con cariño el cabello a Aaron.

Un sabor amargo se me posó en la garganta.

—Lo tomaremos en cuenta —dijo Raell, tratando de sonar amable.

Miré la hora en mi celular y fingi que me estaban llamando.

—Tengo que contestar, disculpen.

Me levanté de la silla y me alejé de todos. Necesitaba respirar aire puro. Fui al tocador y me refresque la cara, luego miré mi reflejo en el espejo y mi mente lo único que me espetó fue: ¡eres tan tonta Liz! Te conformas con tan poco.

Me entraron ganas de llorar, pero no podía darme ese lujo. Si me metí en esto tenía que tener cojones para soportarlo y dar la cara, sino la decisión de dejarlo todo estaba en mis manos.

Calme mi ansiedad y decidí volver a la mesa, si Aaron y Raell querían jugar yo no iba a participar en su juego.

—Disculpen mi ausencia —dije cuando llegue y me quedé de pie—, Raell cariño ¿será que me puedes dejar en mi casa? Es que se me presentó una urgencia.

Inventé mi huida. No pensaba quedarme a ver como Andrea manoseaba Aaron las veces que se le diera la gana.

Raell se descolocó un poco pero reaccionó de inmediato.

—Claro que si, yo te llevo.

Miré seria a Aaron y pude notar su mandíbula tensa. ¿No le gustaba la idea de que me llevara Raell? Pues me vale, él se lo buscó.

—Quería conocerte más Liz, no es justo —Andrea hizo puchero y force una sonrisa.

—Será en otra ocasión —contesté casual.

Si supiera que esperaba no verla más.

Raell se levantó y luego de discutir como dos los alfas quien pagaría la cuenta, quedaron que mitad y mitad. Por fin nos alejamos y me fui sin mirar atrás.

¡Que te den Aaron!

En silencio seguí a Raell al parqueadero del restaurante y cuando presionó el control para quitar la alarma de su auto, quedé boquiabierta con el auto que alumbró. Era una camioneta del año color rojo, Tundra leí junto la placa.

Si la familia de Aaron tenía dinero, la de Raell parecía tener el doble.

Me abrió la puerta y me pareció muy amable de su parte, subí y me sentí tan extraña en un auto cómo este, todo era tan limpio y nuevo que me dio miedo hasta poner los zapatos en la alfombra y que se ensuciara.

Cuando Raell subió encendió el aire acondicionado y emprendió camino. Suspiré para mis adentros, recordar la escena de Andrea con Aaron me taladraba el pecho, hoy me di cuenta que ella tiene más poder sobre él que yo. Lo que más me dolió es que él no hizo nada por detenerla, e inventar que yo era novia de Raell sobrepasó los límites.

Arriésgate Liz. Where stories live. Discover now