23

9K 1K 141
                                    

Levi

Miralos, hablando como si fueran mejores amigos de la vida. Riendo y sonriendo. Tsk. Patético.

Apreté mi mandíbula con fuerza y pasé una mano por mi rostro, quitando, o mejor dicho, tratando de quitar la frustración que llevo encima por ver a esos dos. Lo cual, hace que me frustre el doble ¿por qué estoy así? Sé que dije que iba a darme la oportunidad pero, ¡no así! No quería esto. No quiero esto.
Erwin parece despedirse y toma la dirección contraria a mi a la vez que se aleja de ella. Respiré y me calmé, al ver que caminaba hacia mi.

—¿Que fue... que fue eso? —habló por fin.

—¿Eso qué? —pregunté seco.

No dije nada más. Solo me limité a observarla con recelo y di media vuelta, alejándome de ella. ¡Aah! Parezco un maldito adolescente enamorado, no, peor aún. Ni los soldados enamorados se comportan así. Que asco doy. ¿Como puedo estar celoso?

• • •

Me encontraba ahora, en uno de los pasillos algo angostos de este lugar, con unas gruesas antorchas colgadas en la pared, alumbrando con las llamas algo del lugar. Bebí de la taza mientras mis antebrazos estaban recargados en el marco de la ventana y el frío viento congelaba mi rostro. Mi té, por suerte, me ayudaba a conseguir una buena temperatura corporal interna. Estaba en equilibrio, por así decirlo.

—¿Que fue eso? —mi rostro giró como si fuera un instinto al oír su voz.

—¿Huh?

—Tú mirada, Levi. La de hace unas horas, cuando estaba hablando con Erwin. Sentí tus ojos clavados en mi nuca como estacas y no me confundí al voltear y verte. Así que, ¿qué fue eso? —volvió a repetir la misma pregunta.

—¿A que te refieres?

—Tú mirada.

—Es mi cara de siempre.

—No, no lo es —repuso y se acercó—. Reconozco una mirada de celos cuando la veo. ¿Acaso tú...? —su voz fue colgando de un hilo a la vez que sus dedos tocaban mi antebrazos con delicadeza. Mis ojos se encontraron con los suyos, los cuales me miraban con intriga pero ilusión. — ¿sientes algo por mí?

Hice una mueca.

—No digas estupides, por dios santo. Ve a dormir, ya es tarde y andas diciendo disparates.

—¿Lo haces, cierto? Estabas celoso de Erwin..., ¿no?

—No.

—Levi Ackerman, tu mirada podría asesinar y serías el mejor del mundo sin dudar si fuera posible. Tú mirada era de celos.

—¡Que no!

—¡Vamos, dime, ¿lo estabas?!

—¡Ya deja de fastidiarme! ¡sí, lo estaba! —respondí al fin. Sentí una carga menos, aunque no quería decirlo mi interior lo soltó como si fuera necesario hacerlo ahora.

Hubo unos momentos de silencio.

—Entonces... eso significa que tú si sientes algo por mí, ¿cierto?

No respondí. Ella al notar que no iba a responder se acercó aún más y me hizo girar por completo mi cuerpo hacia ella. Tragué saliva.
Su rostro se acercaba cada vez más, sentí su cálida pero suave respiración en mis labios. Y luego, su aliento chocar contra mis labios.

<<¡¿me va a besar, otra vez?!>>

Cerré mis ojos, esperando el momento.

Pero nunca llegó.

Al contrario, ella se alejó y dejé de sentir todo de ella cerca mío.

—No voy a besarte, Levi. Nunca más —explicó—. Voy a esperar que tú me beses. Cuando tú lo hagas, cuando tú realmente quieras besarme entenderé que me quieres. Entenderé que quieres estar conmigo y lo más importante, correspondes mis sentimientos. Hasta ese entonces, no volveré a tocar tus labios.

Ella extendió su mano hacia mi rostro y la pasó por los cabellos que caían de mi frente, acomodándolos y luego hizo el trayecto hasta parar en mi mejilla izquierda.

—No te tardes, por favor —pidió dulce y se fue.

Mis ojos no se separaban de ella, de su figura alejándose hasta que cruzó el pasillo y desapareció.

•••
¿
¡Hola y adiós!

Vas a caer por mí || Levi Y Tú Where stories live. Discover now