Hope y Grecia son una visión casi idéntica de mi madre. Ambas tienen el cabello castaño, que cae en ondas suaves hasta la mitad de la espalda.

Sus rostros son facciones delicadas con ojos tono avellana, de complexión esbelta y tonificada.

Poseen el cuerpo característico de bailarinas de ballet, por ello mi madre las inscribió desde niñas. Sus brazos y piernas son largos y elegantes, perfectos para las extensiones y movimientos fluidos que ejecutan con tanta precisión.

Hope y Grecia comparten una piel clara y tersa, ambas resaltas por el rubor natural de sus mejillas. Sus facciones son suaves y armoniosas, con pómulos altos y una mandíbula delicadamente esculpida.

A sus 18 años de vida, puedo diferenciarlas perfectamente.

— Hijas, porque tan calladas. — nos nombra mi padre y nadie dice nada más que Grecia.

Ella quita la mirada del plato vacío y me sorprende su enojo que frunzo las cejas.

— Por culpa de esta "adolescente" que no puede controlarse.

Un silencio incómodo se forma de pronto y empiezo q reírme. Es increíble que por faltar a la escuela de Ballet tenga ese odio hacia mi.

— Amelia, guarda silencio y tú Grecia mide tu comportamiento. — el regaño de mi padre provoca más mi risa.

Es increíble como quieren aparentar una familia feliz y Perfecta, cuando estamos lejos de serlo.

— Pueden decirme el motivo de esta cena — cuestiono — tengo un compromiso y la verdad no quisiera quedarme tanto tiempo aquí.

Observó a mis padres que lucen enojados y tristes, Hope ni siquiera me mira, Grecia está furiosa y Jullie está sorprendida por mi repentino cambio.

— Como te atreves a hablarnos así, después de la pendejada de ayer.

Frank Ricci es un hombre de presencia imponente y carácter indomable. Su figura alta y musculosa refleja años de trabajo físico, tiene el cabello oscuro, corto y algo despeinado, y sus ojos, de un intenso color avellanada.

Su mandíbula cuadrada está tensa, y los músculos de su cuello y hombros se marcan visiblemente cuando su enojo se intensifica.

Frank es conocido por su carácter fuerte.

— ¡Estoy harto de tu maldito comportamiento!

No teme expresar su descontento y lo hace con una voz profunda y resonante que no admite réplica.

— Tu serás la única que arruinará su vida, ya sea de una sobredosis o expuesta a que te violen. — exclama y al escuchar lo siguiente me congelo en la silla — aunque parece que en la segunda no puedo decir mucho, ya te sucedió.

Sus palabras, a menudo cortantes y directas, pueden resultar intimidantes, incluso para aquellos que lo conocen bien. La firmeza en su tono y la determinación en su mirada dejan claro que no tolera la mediocridad ni las excusas.

Los presentes me miran con tristeza, lo cual me genera un asco terrible. Jullie trata de agarrar mi mano pero me levanto bruscamente que mi padre imita mi movimiento.

TRAVIESA OBSESIÓNWhere stories live. Discover now