capitulo 14

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—Espera —lo detengo. La excitación es tan fuerte que me aterroriza.

Kellen eleva la mirada, todavía frente a mi parte más íntima. Su boca está tan cerca y ese simple detalle me genera un pequeño espasmo de placer.

—¿Qué pasa, Bambi? ¿Te avergüenza que te vea? —dice con naturalidad, jugando con el elástico de mi prenda interior. Es una verdadera tortura.

Mi cuerpo está hecho fuego. Mis mejillas arden. Siento el color rojo en ellas, aunque no pueda verlas.

—Sí —respondo con sinceridad—. Eres el primero.

—No pasa nada. Te va a gustar —asegura y deja un beso por encima de la tela. Si aquello me sacude, no imagino que pasará cuando el contacto sea directo.

Confío en él. Aparto la mirada y relajo las piernas a los lados.

Sin embargo, el rubio no alcanza a hacer nada. Los golpes en la puerta distorsionan el clima y entro en estado de alarma.

—Kellen... Te buscan —escuchamos a Levi, que golpea detrás.

El rubio maldice en un susurro casi imperceptible.

—Diles que no estoy —expresa, decidido a seguir con lo que estábamos haciendo.

—¿Seguro? Es la asistente social —entonces, su postura cambia. Se pone tenso—. Pero si es lo que quieres...

—No, no —eleva la voz—. Ahora mismo bajo.

Lo observo alejarse de manera automática y la sensación de su cuerpo dejando el mío es angustiante. Me dejó a medias. Justo cuando estaba por suceder la mejor parte.

De verdad deseaba saber cómo se sentiría su boca ahí abajo.

Él se coloca la camiseta y yo, empiezo a juntar las prendas que quedaron distribuidas sobre distintas partes del suelo. Me pongo la blusa, el pantalón, las zapatillas y recojo nuevamente el cabello en un moño. Mientras tanto, presencio los movimientos rápidos y veloces de Kellen: se cómoda la ropa, se peina e incluso se echa perfume. El aroma se cuela por mis fosas nasales y se impregna completamente en mí.

—Lo siento, Bambi. Tendrás que esperar —dice, momento antes de largarse de la habitación.

—Esperé por veinte años. Puedo hacerlo un poco más —respondo, provocándole una pequeña sonrisa.

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KELLEN

Ni siquiera en mis mejores sueños imaginé que Dara se aparecería en mi habitación y se quitaría la ropa frente a mis narices. Es como una especie de fantasía que no sabía que tenía, hasta que ocurrió. Fue jodidamente caliente y sexy, dudo que lo haya intentado. Le surgió con naturalidad, como una habilidad que no es capaz de controlar. La tiene y fluye en los momentos así, volviéndome loco.

Haciendo que pierda la cabeza.

Ir paso a paso tiene su encanto, pero debo admitir que por un instante tuve el impulso de dejarla desnuda sobre la cama y entrar en ella. Averiguar lo caliente y apretado que se siente estar en su interior.

Sin embargo, la excitación cae rápido al escuchar la voz de Levi junto a la palabra <<asistente social>>. No estaba listo para esto. No lo esperaba ni de cerca. Tengo que apresurarme y alistarme para causar una buena impresión.

A medida que desciendo las escaleras, diviso a una mujer de mediana edad parada en el interior, frente a la entrada. Tiene carpetas y papeles entre las manos, a un costado lleva colgando una cartera. Además, observa la casa sin perder detalle. Lo que provoca que vuelva a maldecir por dentro, porque el lugar, en general, se encuentra desordenado.

ImpurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora