capitulo 2

10.4K 1.1K 691
                                    

{Por favor, no olvides dejar tu voto y/o comentario. No cuesta nada y me ayuda a crecer como escritora en la plataforma. ¡Gracias!} 

 ¡Gracias!} 

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

KELLEN

<<¿Piensas ir así? No te ves como una persona fiable>> me hizo saber Bea, mi hermana menor, antes de salir a devolver la billetera. Después de echarme un vistazo, ordenó lo que tenía que hacer: acomodarme el pelo, cambiar mis vaqueros rasgados por unos normales y colocarme una chaqueta de mangas largas, para ocultar los tatuajes.

Por alguna razón que no comprendo, expresar arte sobre la piel suele causar desconfianza.

Levi me esperó en la planta baja, todavía quejándose. Según él, se las tuvo que ingeniar para cometer el acto y yo lo arruinaré. Hice oídos sordos a sus excusas y le dejé en claro que no cambiaría de parecer. Así, partimos rumbo a la dirección de la rarita o Dara, o como sea que se llame.

Damos con la casa y doy un paso al frente. La superficie de la entrada principal está decorada con frases religiosas, lo que me confirma que es el sitio indicado.

<<En este hogar se sirve a Dios>>

Mierda. Empiezo a considerar la idea de asesinar a Levi.

<<Dios bendiga a quien entra a este hogar, proteja al que sale y de paz a quien se queda>>.

Quiero vomitar y ya lo decidí. Lo asesinaré por obligarme a venir a un sitio como este.

El menor, permanece unos pasos detrás de mí, con la billetera que sustrajo entre las manos. Tiembla ligeramente, aunque se esfuerza por ocultar que no tiene miedo. Además, ya sé lo que hace. Espera que yo asuma la responsabilidad por él.

No lo haré. No esta vez.

Volteo, dirijo una mirada y le indico con la mano que se adelante.

—Se la devuelves, le pides disculpas y huimos —le recuerdo el plan. Aunque debo reconocer que, después de lo que leí en la puerta, tengo ganas de escapar ahora. Me espanta la clase de personas que podamos encontrar aquí. ¿Qué tal si esperan que nos pongamos de rodillas y pidamos perdón en nombre de Dios?

Imaginarlo es perturbador.

Mejor, podríamos hacernos con el dinero y utilizarlo para nuestras cosas.

Levi se adelanta, de repente, tiene un ataque de valentía.

Toca la puerta, justo cuando empezaba a considerar que es mala idea estar aquí.

Segundos después, la puerta es abierta, solo un poco y a través de un espacio angosto, veo asomar el rostro de la castaña. Su expresión se suaviza, cuando, al bajar la mirada, reconoce a Levi, que le muestra la billetera, pero se queda en silencio.

Grandioso.

Levi siempre olvida que decir en los momentos cruciales. O cuando le conviene.

—¿Ustedes?

ImpurosWhere stories live. Discover now