VI

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Salimos de la academia y cruzamos la acera para dirigirnos a la cafetería en la que iba a comer. Tom me siguió sin decir palabra y cuando entramos la dependienta me saludó con una sonrisa.

"Veo que no es la primera vez que vienes por aquí." Comentó Tom mientras nos sentábamos en una de las mesas junto a la ventana. Mi sitio favorito.

"Por cierto, ¿qué hacías tú hoy en la academia?" Pregunté tras hacerle una seña a la dependienta y él me miró enarcando una ceja.

"Estaba de paso y me acerqué a preguntar si se estaba ensayando la obra del lunes." Hizo una pequeña pausa. "El conserje me dijo que tan solo había una persona en el salón de actos y pensé, ¿Amanda? Así que entré a averiguarlo."

Noté como mis mejillas comenzaban a arder.

"Esto... ¿cuánto tiempo llevabas observando antes de intervenir?"

"Digamos que unos 15 minutos más o menos. Cuando entré pensé que darías cuenta enseguida pero no fue así, me senté en la última fila y esperé." Me miró con seriedad y yo me estaba muriendo de vergüenza. "Nunca había visto a nadie frustrarse tanto como tú por equivocarse en una frase, y ya lo de repetir las frases tumbado sobre el escenario, eso si que es nuevo." Su comentario me hizo soltar una carcajada y él se me unió en cuestión de segundos.

"Cuando me frustro hago cosas así, nadie es perfecto."  Respondí intentando sonar ofendida y haciéndole sonreír.

Melissa, la dependienta, no tardó en traerme lo de siempre. Sandwich de pechuga de pollo con queso mozzarella, lechuga y pan integral, y no podía faltar mi refresco. 

"Veo que hoy vienes acompañada." Tom me miró y luego dirigió la mirada hacia Melissa. "¿Puedo traerte algo?"

"Un café con leche por favor." Respondió él con una sonrisa y Melissa asintió.

"¿Dónde quedaron las costumbres inglesas?" Pregunté con tono de burla mientras comenzaba a comerme mi sandwich.

"Creo que no me equivoco al decir que ni yo me tomo siempre tés, ni tú desayunas siempre un desayuno inglés completo." Sin decir nada desvié la mirada y le di un sorbo a mi refresco. 

Saqué mi móvil y suspiré al ver que tenía 4 llamadas perdidas de Laura.

"Ya estaba tardando." Murmuré, y Tom me miró interrogante. "Laura se ha puesto paranoica porque no le he cogido las llamadas por tener el móvil en silencio." En ese mismo instante la pantalla de mi teléfono se iluminó y el número de mi amiga apareció en ella. "Hablando del rey de roma." Tom sonrió y yo contesté la llamada.

La voz de Laura, más estridente de lo normal por estar casi gritando, me hizo apartarme el móvil de la oreja.

"Para el carro. Tenía el móvil en silencio, y sigo viva. A demás ahora mismo no puedo hablar." Tom sonrió. "No te rías no hace gracia." Le susurré mientras Laura acababa de "regañarme" por no cogerle las llamadas. "Cielo en cuanto pueda te llamo y hablamos, te quiero, cuídate." No le di tiempo para responder y colgué. En ese momento Melissa llegó con el café de Tom.

Tom le dio las gracias con una sonrisa y Melissa se fue.

"No quiero estar cerca cuando Laura te vea." Puse los ojos en blanco y él sonrió.

"Muy gracioso." Dije con tono sarcástico.

Acabé de comerme mi sándwich y me terminé el refresco mientras Tom se acababa su café. Seguimos hablando durante un rato y cuando miré el reloj vi que ya eran las 5:00pm.

"Esto... creo que debería irme, se ha hecho tarde y tengo un perro en casa que necesita un paseo, comida y mimos." Dije medio riendo ante aquello último.

"Eso es lo que yo llamo un perro con suerte." Añadió él. "No me has dejado invitarte a comer, al menos permíteme que te lleve a casa." Dudé por unos instantes, pero finalmente acepté.

Más tarde Tom ya estaba aparcando frente a mi portal. 

"Ya estamos." Dijo apagando el motor.

"¿Quieres subir? Tengo té y un Golden Retriever muy cariñoso al que le encantaría conocerte." 

"Voy a decir que sí por el perro." Respondió haciéndome reír mientras apagaba el motor y ambos salimos del coche.

"Claro, el perro." Comenté riendo y él se encogió de hombros con una sonrisa. Abrí la puerta del portal y subimos al primer piso. Nada más abrir la puerta de mi piso Tucker corrió hacia mí para darme la bienvenida. "¡Pero bueno! Cuánta emoción." Dije rascándole detras las orejas y ddejando pasar a Tom. - Tom, éste es Tucker.

"Hola, campeón." Se agachó para saludarle y Tuck se acercó a olisquearle.

Tom me acompañó a darle el paseo y a jugar un poco a lanzar la peolta en el parque. Una hora más tarde estábamos de vuelta en mi piso.

"Ahora sí, me cambio y te preparo tu té." Informé mientras me quitaba la chaqueta y la dejaba en el respaldo del sofá.

Entré al dormitorio y me puse unos pantalones de chándal y una sudadera. En cuanto acabé de cambiarme Tom llamó a la puerta.

"Pasa." Tom asomó la cabeza por la puerta haciéndome sonreír. Se apoyó en el marco de la puerta y recorrió la pequeña estancia con la mirada, parándose en la estantería que se encontraba a un lado de la misma. Se acercó a ella, pasó los dedos por los lomos los libros y una sonrisa se dibujó en su cara.

"Vaya..." Ssusurró.

"¿Te gusta?" Pregunté acercándome a él.

Cogió "Coriolanus" y se giró para mirarme.

"Sí." Asintió mostrándome el ejemplar. "El año que viene."

"Lo sé." Respondí con una sonrisa.

"Cuando dijiste que te gustaba Shakespeare no pensaba que te referías a tanto." Dijo señalando mi colección y ambos reímos. 

"Dije que me gustaba tanto o incluso más que a ti. ¿Tomamos ya ese té?" Asintió y ambos salimos de la habitación, Tom con el libro aún en la mano.

Preparé dos tés y estuvimos sentados en el sofá hablando durante horas, cuando quisimos darnos cuenta ya eran las dos de la madrugada.

"Creo que debería irme, se ha hecho muy tarde." Dijo levantándose. "Gracias, no me importaría repetir esto alguna vez."

"Ya sabes donde puedes encontrarme." Cogió el libro de la mesita y me lo entregó, pero se lo devolví. "Quédatelo, te lo regalo. Así cuando prepares tu personaje te acordarás de mí." Dije esto último con tono burlón y él rió.

"Gracias." 

Le acompañé a la puerta y él se agachó para despedirse de Tucker.

"Ha sido un placer conocerte, chico." Tuck ladró en respuesta y me entró la risa.

"Por lo que veo creo que ya le caes mejor que yo." Tuck ladró de nuevo y se volvió al sofá. "Gracias a ti. Conduce con cuidado, ¿vale?"

"Descuida. Descansa y suerte el lunes." Me dio un beso en la mejilla y se fue.

"Gracias..." Dije en un susurro momentos después de que Tom se fuera. Cerré la puerta y después de recoger un poco me fui al dormitorio. 

Me metí en la cama y me quedé mirando al estante donde antes se encontraba el libro de Shakespeare que le acababa de regalar a mi ídolo. No sabría decir en qué momento me quedé dormida, solo sé que aquella noche soñé con un apuesto Coriolanus de ojos azules y cabello cobrizo.



[EN PROCESO DE EDICIÓN] Where's Your Romeo, Juliet? {Tom Hiddleston} #1Where stories live. Discover now