CAPÍTULO 1

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(En multimedia: Amelia Ricci Santoro)

(En multimedia: Amelia Ricci Santoro)

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— ¡Por el amor de Dios!

Exclama mi madre mientras sus ojos se inundan de lágrimas, mi cabeza parece querer explotar y las palabras siguen sin poder salir de mi boca.

— Tienes un estilo de vida envidiable, cualquier persona quisiera tener lo mínimo que tú — me señala mi padre — tienes, no entiendo tu actitud y en esta ocasión no te podré defender.

Aunque la orden de mi padre fue eliminar el video de redes sociales, todo Roma no deja de hablar sobre dicho espectáculo.

— Estoy harta de ti, Amelia. — menciona mi madre — Primero te drogas con chocohongos o esa tontería y seguido de eso, cada semana te fotografían con un chico diferente.

Un video mío cometiendo cualquier acto indebido, cuesta una fortuna por los medios de comunicación. Aprendí a la mala, cuando me grabaron en un baño de una pizzería drogandome.

Intente ofrecerle el doble al chico, pero eso resultó peor porque él seguía grabando.

— ¡Habla maldita sea! — explota mi padre.

Existe una sola palabra que describe perfectamente a Frank Ricci «sensato», a él no le importa que el mundo se esté quemando mientras sus hijas y esposa estén perfectamente bien.

Frank Ricci es el único miembro de la familia que actúa con buen juicio, prudencia y sentido común.

— Amore, tranquilo — le responde Louisse mientras le toma el hombro y da suaves masajes.

En el despacho de mi padre existe una sensación palpable de incomodidad y nerviosismo. El silencio incómodo de parte mía, hace que evite las miradas de mis padres, mientras él está sentado en su silla y ella de pie a un lado.

La tensión puede sentirse como una presión invisible que afecta a mis padres.

— Debido a tu silencio, te dejaremos unos minutos sola.

No mencionó nada y las siluetas de ellos desaparecen de mi campo de visión. Las palabras simplemente no salen, no tengo pretexto o qué decir sobre a noche.

Los recuerdos de esa noche están borrosos, recuerdo beber como una demente y enojarme con mis amigas por dejarme plantada, estar en la barra hasta que alguien me invito a bailar.

No recuerdo lo que pasó esa noche, después de salir con esos pelirrojos, que por cierto son rusos.

En la mañana desperté en un hotel 5 estrellas, pedí un taxi y mi celular se había quedado sin batería. Al llegar a la mansión fui interceptada por varios periodistas y nunca imaginé este desastre.

Estoy segura que fui drogada, los recuerdos son borros y no recuerdo absolutamente nada.

Un mareo me hace recostarme en la silla y cierro los ojos, la maldita resaca esta matando conmigo sin mencionar el maldito problema que tengo con mis padres.

TRAVIESA OBSESIÓNOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz