Pero el abrigo de piel era tan cálido y suave.

Aún tenía el olor característico de fábrica, un aromatizante típico parecido a talco de bebe o algo así. A Louis mayormente no le gustaban, pero combinado con el aroma fuerte de Harry era una mezcla perfecta que tenía a Louis ronroneando y acariciando su mejilla contra la tela; no ayudando en nada a despejar el sueño de su sistema. Harry no parecía notarlo, contándole al omega con notable felicidad cada pequeño detalle sobre aquella colección que para Louis no eran merecedores de mantenerlo despierto tan tempano un fin de semana. Harry si lo era, sin embargo, y Louis podría haberse quedado horas allí, incluso aunque su cuerpo pidiera volver a acurrucarse en la inmensidad de edredones y frazadas que ahora decoraban la cama del rizado.

Lo hubiera hecho si no se hubiera estado congelando.

El abrigo era de invierno. De color marrón hasta las rodillas y con algo parecido a peluche en su cuello, tela totalmente calurosa, perfecta para protegerse del frio. Y Louis no había visto su interior, pero apostaba todo a que era incluso más caluroso que su parte exterior. Por esa razón, no fue sorpresa para Louis que tan pronto como Harry se lo puso este último empezara a tener calor, prendiendo el aire acondicionado en una temperatura que permitiera usar el abrigo sin dificultad. Harry estaba perfecto, Louis sentía que había salido a la nieve solo con una camisa, no estaba muy lejos de la verdad.

Pasados unos minutos, un inevitable quejido se escapó de sus labios, ganándose una mirada preocupada por parte del rizado.

Harry toco su mejilla con el dorso de su mano, un bajo gruñido brotando de su garganta al notar su temperatura – Bebe, estas helado. – Tras dejar las bolsas en el suelo con rapidez, el rizado tomo entre sus brazos al ojiazul, quien entre quejidos lastimeros, enterró su naricita roja por el frio en la fuente de aroma del mayor, totalmente mimoso.

El menor gruño alto y claro cuando Harry lo deposito en la cama, estirando sus bracitos en dirección al mayor, en un pedido mudo porque se quedara a su lado hasta que fuera una hora más decente para despertarse. El rizado solo se limitó a dejarle un largo y cariñoso beso en la sien, arropándolo firmemente con una absurda cantidad de mantas para comenzar su camino fuera de la habitación. Louis iba a llorar.

Y aparentemente Harry noto sus ojos brillosos porque se acercó al omega con pasos apresurados.

-Tengo trabajo que hacer omega, lo siento – Louis chasqueo la lengua, visiblemente molesto. Harry acaricio su cabello castaño con dulzura – Pero prometo estar toda la tarde junto a ti, ¿Te parece bien?

Louis bufo en claro descontento. No haría un berrinche, por supuesto – no aquel día al menos – pero sabía que no iba a haber forma de que se durmiera sin el aroma del alfa. Y Louis vio el abrigo de piel, la respuesta fue realmente clara.

Louis extendió su mano, señalando el abrigo – Quiero el saco.

-No.

Y el universo se detuvo, la tierra tembló y los ángeles se escondieron. Iba a suceder una tragedia.

El ojiazul lo miro con sus grandes ojos abiertos, incrédulo. - ¿Perdón?

-No te lo daré omega, no es para que duermas con él. Ni yo ni nadie.

-¿Pero si lo es para que te pasees por la casa cuando hace veinticinco malditos grados?

Harry le enseño sus colmillos ante la brusquedad de sus palabras, Louis lo imita, pequeños colmillos saliendo de sus labios color cereza. – No te lo daré Louis, es demasiado delicado para ello.

-¿Demasiado delicado para que lo manches con tinta? Si no te lo quitas, aquella cosa no llegara siquiera al desayuno.

-¿Y si lo hará contigo babeándolo? – Louis lo mira profundamente ofendido, mejillas tornándose lentamente a un fuerte color carmín. Harry sabe que si se ríe morirá.

Harry's Little Omega [L.S]Where stories live. Discover now