Nos quedamos unos minutos más tumbados en la cama.

– ¿Te apatece cenar algo ? –

Negué.

– vamos a dormir entonces –

Fui a ponerme algo más cómodo y a quitarme el maquillaje.

Cuando me metí en la cama pensé que dormiría sola, pero Asher se puso a mi lado.

Apagó la luz y juntó su frente con la mía, sentía su respiración muy cerca.

Notaba como poco a poco nos juntamos más y más hasta rozar nuestros labios, esto era un círculo vicioso.

Sus manos viajaron a mis caderas y la piel se me erizo, no estaba acostumbrada a esto.

– supongo que... – susurró.

Sabía a lo que se refería.

– ¿Que soy virgen? – dije sin verguenza.

Soltó una pequeña risa y asintió.

– si, acertaste –

Al decir eso me besó de nuevo.

– no digo que sea el indicado, pero el momento tampoco, si tú lo crees así – dijo.

– lo creo así, me cuesta analizar esto pues imagínate eso... –

– entiendo – dicho eso me dió un beso en la frente.

Estos momentos no los cambiaba por nada, eran para mí tan especiales...

[...]

Amanecí junto a Asher, el seguía dormido mientras pasaba su brazo por encima de mi abdomen.

Sentía que tenía mucha sed, era una sensación horrorosa en la boca.

Me intenté levantar pero él se quejó.

– ¿A donde vas ? – susurró con voz de dormido.

– a por agua –

A eso fui, al volver el estaba de espaldas mientras buscaba su ropa.

– ¿Que te apatece desayunar? – pregunté.

Estaba contenta y no sabía el por qué.

– dejalo – respondido serio.

¿Es enserio?

El pasó por delante de mí sin mirarme.

– ¿Te pasa algo conmigo? – fui detrás de él.

Estos comportamientos me parecían de niño, era bipolar o por lo menos a la hora de despertar, era como que se arrepentía de hacer lo que hizo esta noche.

– cuando fuiste a por agua recibí un mensaje, de Frederic –

– ¿Y? –

– está noche te tienes que marchar –

¿¡Que?! No quería hacerlo, no lo iba a hacer.

Negué varias veces. El no me miraba.

– no volveré – susurre – n-no quiero –

Mis ojos se aguaron y fui a encerrarme en el baño dando un Portazo.

Me senté en el suelo de este a llorar por la impotencia.

No quería volver a esa vida de nuevo, a esos maltratos por mi supuesta familia, volver a verlos...eso no era vida.

Contra más limpiaba las lágrimas más salían, era inevitable.

– Alissa – llamó el detrás de la puerta.

No quise responder.

– por favor – pidió.

– ¡Eso es lo que llevo toda mi vida diciendo, por favor! – grité – ¡Creí en ti por este poco tiempo, pero las personas malas nunca cambian! –

El no respondió, simplemente escuché como salía de casa haciendo bastante ruido.

No entiendo cómo pueden fastidiar aquel momento en el que estábamos en paz, sin preocupaciones. La vida siempre fue así, una de cal y otra de arena...

Narra Asher.

Ella iba a volver, debía de volver, ella no es nada mío por mucho que pase...

No quieres hacerlo

¡Si joder! Nada me ata a ella ¿Por qué debo de preocuparme o lamentarme?

Nunca me dolió nada, nada me hizo pensar tanto...solo por mi hermana hago que mi cabeza esté en cada rincón del mundo si haría falta.

Ella no es cualquier persona

– ¡Callate! – grité mientras caminaba nervioso hacia el lago.

Estaba agobiado, está sensación la noté como un déjá vu, esos tiempos en el que me dedicaba a lo que mi padre hacía, una vida cruel, insana, llena de odio, seriedad, preocupaciones... Ahora no lo quería y la sensación me comía por dentro. Mi cabeza andaba por donde estaba ella, donde estaba mi hermana, donde mi nuevo negocio...no podía permitirme dejar caer.

Yo soy fuerte.

Narra Alissa.

Realmente no podía hacer nada.

Esperé en el salón a que algo nuevo suceda...como siempre, a la espera de algo que quizás sea bueno.

Alguien tocó la puerta fuertemente y me asustó, Asher tenía llaves, el no podría ser.

– ¡Alissa! ¿¡Estás ahí?! –

¿Quién diablos era? Esa voz se me hacía familiar.

– ¡Abre, corre! ¡Soy Andrea! –

Mi cuerpo me llevó a hacerlo.

Con solo verla se lanzó a abrazarme.

– ¡Tenemos que irnos! – volvió a gritar y la miré confundida – se que está noche volverás a tu casa, por eso vine hasta aquí, para sacarte de ese infierno antes de tiempo –

– A-Andre...no puedo hacerlo, me encontrarán – dije nerviosa.

– no, no, no lo harán, estás bajo protección, iremos a la policía – intentaba convencerme.

– ¿A donde diablos voy si no tengo nada? –

– por eso no debes de preocuparte, corre antes de que sea demasiado tarde –

No lo pensé más y eso hice, salimos de aquel barrio como una bala.

MI GUARDIÁNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora