Capítulo 15

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- ¿Te apetece un café? 

Se sentía extrañamente tranquilo y en paz consigo mismo. Después de haber besado a Tommy un sentimiento de culpa por su mejor amiga invadió sus pensamientos, pero ahora que la tenía enfrente era como si nada hubiera pasado las ganas de contárselo pugnaban por salir, pues con ella nunca había tenido secretos, pero el hecho de que se tratara de su hermano pequeño le creaba un pequeño conflicto de intereses.

- Está más tranquilo, he estado hablando con él y ha vuelto a llorar bastante de la propia impotencia, le preocupa lo que tu padre le pueda estar haciendo a vuestra madre. 

- Ella es fuerte, además, creo que conozco a mi padre y estando solo con ella no le hará nada. Si le hace daño solo es para hacer que Tommy se sienta culpable. 

- Quiere ir a plantarle cara. 

- ¿Te lo ha dicho? 

- Más bien me lo ha gritado. 

Ambos se quedaron en silencio sopesando los pros y los contras de que Tommy llevara a cabo ese acto. El simple hecho de que volviera a pisar la casa familiar suponía una pesadilla para él y enfrentarse al motivo por el que todo aquello había empezado, pero a la vez los tres aunque ninguno de ellos tuviera el valor de verbalizarlo tenían un poco de miedo y de inseguridad por lo que la madre de los chicos pudiese estar viviendo. 

Si tanto Caroline como Cody tenían algo claro es que no iban a dejarle enfrentartse a eso a él solo y así se lo hicieron saber las pocas veces, desde que estaba viviendo con su hermana y lo había verbalizado. 

Ambos esperaban que en algún momento saliera de su habitación todo bravucón y con ganas de comerse el mundo y dijera de forma decisiva y férrea que iba a casa de su padre quisieran ellos o no, pero no paso en ningun momento. No dejaron de mirar a la puerta de la habitación pero ésta no se abrió para nada. 

Cody hizo el amago de levantarse pero Caroline le frenó en seco. 

- Dale su tiempo, si no es fácil para nosotras imagínate para él - le dijo con una sonrisa compasiva en su rostro. 

- Me gustaría poder hacer más por él pero siento que estoy atado de pies y manos. 

Como si hubiese estado escuchando detrás de la puerta al terminar Cody esa frase, el hermano de su mejor amiga apareció en el comedor con la mejor de sus sonrisas simulando que no habia estado llorando todo ese tiempo, encerrado en su cuarto. 

Tanto su hermana como él se lo quedaron mirando, esperando alguna respuesta por su parte que diese alguna señal o que tomase la iniciativa. En lugar de eso fue a la cocina y se llenó una taza hasta arriba con café y se sentó en la mesa del comedor. Metió la mano dentro del bolsillo de su pantalón y sacó su teléfono. De forma instintiva Caroline se levantó y se sentó a su lado y permaneciendo en el más absoluto silencio posó su mano sobre la de su hermano. Cody, por su parte, no tenía claro que hacer en aquellos momentos. Comprendía que era un espacio íntimo y debía respetárselo, pero por otra parte, Tommy era la persona por la que sentía algo más que una amistad y quería estar con él, mostrándole su apoyo. 

Los tres permanecieron en silencio en lo que a Cody le parecieron horas y cada vez estaba más incómodo. Se levantó del sofá como impulsado por un resorte y fue a la mesa y se sentó cara a cara delante de los dos hermanos. 

- Llámala. 

- ¿Qué?

- Que llames a tu madre y le digas que vamos para allá. Estarás más tranquilo en el momento que la tengas contigo. 

- Pero...

- Ahora mismo - le interrumpió Cody - tu cabeza está imaginando todas las situaciones posibles que ella puede estar viviendo, y cada una seguro que es más catastrófica que la anterior. Mientras que si la tienes contigo tendrás la tranquilidad de que ella está a salvo. 

- Siento ser la pesimista - se introdujo Caroline en la conversación con un leve temblor en la voz - pero dónde pensáis que podría alojarse. Yo solo tengo dos habitaciones y me niego a dar a mi madre el sofá para dormir. 

- Puede quedarse conmigo - no dudó ni un segundo al pronunciar esas palabras. Al levantar la vista y ver el brillo que tenía en la mirada Tommy comprendió que estaba haciendo lo correcto -,  no me supone ningun problema el tenerla temporalmente mientras le buscamos un sitio en el que pueda quedarse. 

- ¿Y si está él? - la ilusión que había tenido hacia apenas unos segundos se desvanció por completo dando paso al temor más absoluto. 

- No vamos a dejar que vayas solo, estaremos con vosotros en todo momento. 

- Y si se atreve hacerte algo no voy a permitir que os ponga la mano encima. 

Tommy se levantó y fue a su habitación de nuevo mientras que los dos amigos permanecieron en la mesa del comedor, en silencio. 

- Jamás te hubiese imaginado como un caballero de brillante armadura. 

- Que yo sepa ni tu hermano ni tú sois damiselas en apuros y os podéis proteger solos. 

- Ya sabes a lo que me refiero - y tras esas palabras Caroline se le quedó mirando con un deje interrogativo en los ojos. 

Cody se la quedó mirando intentando desvelar si ella se olía o había intuido algo de lo que unas horas antes pasó entre ellos. Le escudriñó con la mirada buscando algun gesto o algo que lo desvelara. Es posible que fueran imaginaciones suyas aunque tambien cabía la posibilidad de que realmente su amiga supiera algo. Si era así, ¿por qué no decía nada? ¿Acaso estaba esperando a que ellos se lo contaran? No sabía si decir algo o permanecer callado. 

- Como no me ilumines un poco, me da a mi que voy más perdido que una sardina en el desierto. 

Prefirió evadir cualquier responsabilidad en esos momentos ya que para él era una arma de doble filo. Caroline le miró durante unos segundos sin abandonar para nada aquella expresión en su mirada manteniéndosela durante unos segundos cómo si le estuviera retando para pasados unos segundos que a él le parecieron horas levantarse de golpe y encerrarse en su habitación. 

Cody se quedó solo en el comedor. Se fue al recibidor dónde había dejado la chaqueta y puso su lista de reproducción de música y con los auriculares de recostó sobre el sofá y se permitió un tiempo para cerrar los ojos y descansar un poco.

No sabría especificar ni concretar durante cuanto tiempo estuvo durmiendo en su sofá pero el sonido de su teléfono y ver el número de Tommy en la pantalla le hizo levantarse de un brinco. No contestó a la llamada, ni siquiera se molestó en pensar cual podría ser el motivo de la llamada. Simplemente, como impulsado por una fuerza interna casi visceral, se volvió a encontrar de nuevo dentro de su coche, con el motor en marcha y conduciendo a casa de su amiga. 

Al llegar al apartamento de Caroline la puerta se abrió incluso antes de que él llegase a llamar al timbre. Tommy estaba delante suyo y podía reconocer sin ningun pudor que desde que lo conocía nunca lo había visto tan adorable como lo estaba viendo en aquel momento. Todo su ser clamaba con fuerza por lanzarse a sus brazos y besarlo con toda la pasión que había estado reprimiendo durante las últimas horas. Esa idea se desvaneció de su imaginación en el mismo momento cuando al final de la sala, apoyada sobre la encimera de la cocina, con los brazos cruzados y con cara de indignación Caroline le miraba de forma acusatoria. No había lugar a dudas, lo sabía y lo iban a someter a juicio. Por primera vez en su vida, tuvo miedo de su mejor amigo. Tomó aire profundamente, se armó de valor y cruzó el quicio de la puerta esperando e imaginando el peor de los escenarios posibles.


Quien quieras excepto él Where stories live. Discover now