Capítulo 11

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El olor a comida recién hecha le llegaba desde el descansillo de la entrada. Sin ni tan siquiera pensárselo dos veces se quitó los zapatos que hacía rato que la estaban matando y subió las escaleras de dos en dos para llegar antes. Aunque estaba derrotada por el trabajo podía hacer una parada para comer en condiciones y después se tumbaría en la cama a descansar todo lo que necesitaba hasta recuperar las horas de sueño. Debía reconocer que desde que supo lo que le había ocurrido a su hermano había estado durmiendo a ratos, cada vez que había cerrado los ojos y dormía un poco a sus sueños venían las mil situaciones que estuvo imaginando durante todo el día de cómo había vivido la reacción de su padre al secreto que estuvo ocultando Tommy. 

Entró en su apartamento y se quedo boquiabierta con la escena que tenía ante él. Todo el comedor estaba completamente a oscuras y la única iluminación que había era la de las velas que estaban colocadas estratégicamente en la mesa de comedor y en el mueble del comedor. Cody estaba en la cocina de dónde salía un olor deliciosos y su hermano estaba en la mesa rellenando las copas de vino tinto y colocando los últimos apertivos en la mesa. 

- ¿Qué celebramos?

-  Nada en absoluto, solo hemos querido tener un detalle contigo, y en cierta manera es mi modo de darte las gracias por acogerme - dijo Tommy mientras le acercaba un copa y brindaba conn ella.

- ¿Acaso no te gusta que de vez en cuando te traten como a una princesa? - le gritó Cody desde la cocina -. Además, hemos hecho un plato que te va a recordar otros tiempos. 

Tras terminar esa frase y ver las pintas de Cody, Caroline no pudo evitar una tímida carcajada. Llevaba la misma ropa con la que lo había dejado esa mañana, y un delantal color rosa chicle en el que se leía en grande la frase "BESA AL COCINERO" con unas letras con purpurina, todo eso acompañado porque llevaba la cara llena de harina. La chica se acercó dejando la copa de vino en la mesa y fue a entrar en la cocina a por un trapo para humedecerlo y limpiarle la cara, pero ambos chicos le cerraron el paso, le dijeron que era acceso solo a personal autorizado y que debía sentarse en la mesa y esperar a que le sirvieran. Ella se limitó a asentir y a obedecer. 

- Tommy - empezó a decir dirigiéndose a su hermano -, no tienes que darme las gracias por nada. Sabes que siempre que me necesites voy a estar ahí para ti. 

No le pasó desapercibido el enorme esfuerzo que su hermano tuvo que hacer para no rebentar a llorar como hizo horas antes cuando se lo confesó todo. Se mantenía ante ella con una sonrisa de felicidad en el rostro. Caroline tuvo el impulso de abrazar a su hermano y no se estuvo en ningún momento. Le rodeó con fuerza con sus brazos como si este tuviera intención de escaparse, pero al pasar unos segundos Tommy le devolvió el saludo y le plantó un sonoro beso en la mejilla. 

- Lo hacemos porque nos apetece y si alguien se lo merece eres tú. 

Cody se sentó con ellos a tomarse el vino y comerse algun aperitivo mientras terminaba de hacerse la cena en el horno. Observó como los dos hermanos se miraban con gran ternura y durante unos segundos sintió que sobraba para dejar paso a un ligero sentimiento de culpabilidad por haber besado al hermano de su mejor amiga hacía apenas unas horas. Su mirada se desvió de la copa para encontarse con los ojos de Cody y aunque pudo leer su sentimiento de culpa en ellos también había un destello de deseo en la mirada de él. Con la excusa de tener que retirar la cena del horno se escapó y se escondió durante unos segundos en la cocina aunque de poco le sirvió ya que al cabo de un par de minutos notó una presencia a su espalda. 

- ¿Por qué nos tenemos que sentir culpables? No hemos hecho nada malo - Cody se giró para encontrarse a Tommy pegado a su espalda. 

- ¿Qué haces? ¿Acaso te has vuelto loco? - intentó no levantar la voz por miedo a que Caroline les pudiese oir -. Vamos, lleva la bandeja a la mesa, sirve la comida y contrólate. 

Tommy obedeció a regañadientes y tomó la copa entre sus manos para bebérsela de un solo sorbo. Sonrió a Caroline para intentar que ella no se percatase de nade ya que siempre había sido muy intuitiva. Pero tenía claro que no se arrepentía de nada, es más, ahora que se había lanzado y le había besado no se iba a cortar y más teniendo en cuenta que tenían pendiente una cita para ellos. 

Caroline sonrió de oreja a oreja al ver su plato favorito sobre la mesa y sentada entre su hermano y su mejor amigo no podía pedir nada más. Cody empezó a servir y propuso un brindis por ella. A pesar de que iba hablando con ella y mantenía una conversación fluida con ella, cada cierto tiempo se le iba la mirada hacia Tommy. Las primeras veces él si que le había seguido en el juego de miradas pero había llegado un punto en que él estaba concentrado su plato. 

¿Por qué le había dicho semejante tontería en la cocina? Estaba convencido de haber dado la sensación de arrepentirse de haberse dejado besar por Tommy cuando eso no era para nada cierto. Desde el mismo momento en que le fue a buscar a la estación de autobuses en su fuero interno se habían despertado unos sentimientos que hacía mucho tiempo que no experimentaba. Cada momento, aunque habían sido pocos, lo aprovechó al máximo. Su momento culminante fue en la fiesta de cumpleaños. En el mismo instante en que Caroline le dijo que iba a ir con él había reorganizado todo. A él no se le había escapado que Tommy no le quitaba ojo. A pesar de que había sentido cierta verguenza y temor al rechazo al haber tenido la osadía de proponérselo, la fiesta de cumpleaños fue la muestra de que ambos tenían un interés mutuo el uno por el otro. 

Mientras introducia un trozo de comida en su boca Cody recordaba la manera cómo durante toda la cena Tommy lo había estado buscándole con la mirada, y él de forma despistada había cruzado algunas miradas con él e incluso intentó quedarse a solas, cosa poco probable ya que en aquellos momentos había sido el anfitrión y todo el mundo estuvo reclamando su atención, todo el mundo excepto él. 

- Vosotros habéis hecho la cena, que menos que yo recoja la mesa y limpie las cosas. 

- De eso nada, nosotros nos encargamos de todo, tú eres nuestra invitada y necesitas descansar - Tommy dijo esas palabras con cierta sorna y mirando a Cody quien sin querer entrar en ese juego asintió con la cabeza. 

No fue necesario que se lo dijesen dos veces, Caroline se recluyó en su cuarto y nada màs entrar se quitó la ropa de la calle y tras colocarse el pijama se tumbó sobre la cama con los ojos cerrados. 

Tommy no perdió oportunidad para entrar en la cocina y rodear con sus brazos la cintura de Cody para intentar besarle de nuevo. Éste se mostró un poco sorprendido y luchó un poco por escaparse, pero al darse la vuelta y comprobar que ella no estaba cerca se dejó llevar por sus instintos primarios más básicos y besar con fueza y pasión los labios del joven. Abandonó su cuerpo por completo a sus deseos y las manos de Cody sujetaron con fuerza la cadera de Tommy. Su amante se dejaba llevar por las sensaciones que el simple contacto de sus manos le producía y disfrutaba con ello. Viendo que no oponía resistencia Cody siguió subiendo sus manos por dentro de la camiseta de Tommy tocando su tersa piel y notando como había crecido y se había hecho un hombre. Él por su parte no se pudo contener y tampoco hizo ningun esfuerzo al bajar por la espalda de Cody acariciándola y coger con la palma de sus manos con fuerza sus nalgas. 

Ambos estaban completamente absortos, abandonados al placer y a sus instintos más básicos hasta el punto de que no se dieron cuenta de que el agua había empezado a desbordar por fuera de la cocina. Se separaron en el preciso instante en que Caroline salía de su habitación y se plantaba en la puerta de la cocina. 

- Pero, ¿dónde demonios tenéis la cabeza? Madre mia, la que me habéis armado. 

Tommy cogió la fregona del armario de la cocina y se puso a recoger con Cody el agua. Ambos tenían una sonrisa traviesa que escapó a la atención de su amiga y hermana. 

- Ha faltado poco. 

- Sabes que nos estamos metiendon en un lío de narices - susurró Cody. 

- Lo sé, pero no quiero parar

- Ni yo tampoco. 


Quien quieras excepto él Where stories live. Discover now